No cambio sábado

No cambio las imágenes que poseemos en tesoro. Por eso el sábado no lo cambio por nada. Ni por el mejor de los domingos, ni por otros por ahora de fama entre semana. El sábado es especial. Entre el grumo del calor. Y las prisas del correr, el tráfico. Y el reloj se alenta o apresura, según la rapidez que necesito. Traigo estampitas de la luna. Y notas de una canción. Postales de mi lugar. Cartas.  Zanates de la tarde del crepúsculo. Un camión. Un adiós. Mil besos. La nube. Lluvia. Esa canción de ver llover. Tu uniforme.  Una boina roja. Un kepys. El tiramisú. la guitarra que salva. Una risa nerviosa. Las manos a conjurar los segundos. No cambio el andén por el camino de piedra. Ni tampoco el oro desliz por la fragilidad de tu voz. Ya ves, yo sigo aquí, recordando en domingo el ayer. Vamos a contar y a contar. En esta única vez que es la vida. Una oportunidad, que se nos presenta en dos. Sábado al fin, sábado vendrá otra vez.

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