Señas de identidad*

1

En la lluvia allí ando. Me concentro en las nubes y me dejo caer, como juego, en terrenos secos y plantas que me necesitan. Asimismo quito el polvo de las casas y juego a hacer ruido en las láminas de zinc. Cuando remojo las car de cartón es para que el pensamiento se avive de que hay que esforzarse por estar en mejores condiciones. No se mueve una hoja sin mi concurso.

2

En el calor allí ando. Te miro cuando reniegas. Cuando te molestas por andar sudando. Y miro tus memes de que estarías mejor en el infierno, y no reflexionas que el infierno es el que estás haciendo tú mismo, en tu libre albedrío con tus furias desatadas, con tu odio irracional, con tus guerras contra tí mismo, con tu indiferencia a los problemas colectivos, con la deforestación de los oligárquicos madereros que les da para mendrugos de pan. Pan de miserables y avaros.

3

No hay revolución sin mi consentimiento. No hay risa sin mi beneplácito. No hay canto de pájaro sin mi gusto. Ni diccionario sin mi sabiduría. Habito la mente del hombre. Pero no le reclamo. Le muestro -sí- el camino de lo justo, el de la paz y el de la justicia. Le he puesto alas de la imaginación para soñar su paraíso. El resultado ya es sabido y muy visto. Un día la tierra volverá a ser la del origen: sin maldad, sin piedad, sin conceptos de utopía, ley. origen, destino. Sin hombre.

4

Soy París, Londres, favelas y guethos. Soy las verdes praderas y el árido desierto. Soy la hojita nueva de la planta y el pájaro que picotea la fruta madura. Soy la caída del sorgo de camiones en la carretera para alimento de las aves. Soy ese dron que haces pasear en las alturas para imaginar la belleza de mirar desde las alturas. Soy el café que tomas y que extrañas. Soy el guiño encuentro de miradas.

5

Soy el poema con o sin poesía. ¿Qué diferencia puede haber entre uno y otro? Lo que importa es que te reencuentres sin buscarme. ¿Has visto a las hormigas en su trasiego? ¿A las termitas en sus vastas ciudades? ¿A las mariposas en el vals que bailan en el aire y al posarse en la flor? Soy el estruendo de la bomba atómica. Soy la destrucción y el caos. El verso y la oración. Soy la plegaria que libera a la madre en la muerte de su hijo. Soy la hija que te busca. El padre abandonado. La anciana que vela a su hijo con vida y en estado vegetal. Soy el que pide y el que da. Soy el guardián del templo. El presbítero que orina detrás de la iglesia, y es el mismo que visita enfermos y da la vida por su feligresía en las dictaduras y en las dictablandas.

6

Soy ese que te guiña y no haces caso. Soy ese pez que merodea el anzuelo con carnada. Soy ese pescado para tu hambre y me multiplico. Soy ese botón de flor que se abre. Soy la continuidad en el roce de manos y besos. En el acto de comunión de la carne en pareja. Soy la salud y la enfermedad. Soy el grito agudo y desesperado del cerdo en la matanza. Soy la carne tributada en el martirio, la carne putrefacta del juez prevaricador, y la carne limpia del juez de justicia. Soy mentira y verdad entrelazadas como dos caras de monedas falsas.

7

Muchos dudan de mi existencia. Y estoy allí, en la duda. Muchos fanáticos creen en mí, y se dan golpes de pecho, y me injurian dentro de sus habitaciones. Soy asimismo la certeza. Soy el ángel que se aparece en la carretera para darte unos litros de gasolina o cambiar tu llanta. Soy el que te retrasó cinco minutos en tu salida y te evitó un accidente mortal. Soy esa explosión que te quemó las pestañas y el cabello y hace renacer nueva piel. ¿Y quien soy cuando el suicidado? Soy la soga y el hombre tribulado que decide poner fin a su ciclo. Soy alfa y omega. 

8

Ara el hombre la tierra, siembra y cosecha. En todo ese proceso allí ando, inmaterial, explícito. Sonrío al ver el pájaro que come de esas semillas. Soy el eslabón perdido de la ciencia. Soy la conciencia en el rito y la tradición. Soy hombre y mujer. Soy otra versión de esa dicotomía diferenciada. Soy el abrazo y el beso. Soy el refrán que cabalga entre los tiempos. ¿Has ido al circo útimamente? Soy el payaso, el domador, la acróbata. Soy el mago y el conejo. Soy el niño o niña que te vende las palomitas en el intermedio y la boletera.

9

No duermo ni suspiro. Río -sí- y me rasco la cabeza. Todo esto es metáfora. Porque amo al que lo intenta y se equivoca. Y vuelve a intentarlo.  Y amo a la naturaleza toda. Sería extenso nombrar sus particularidades en lo micro y en lo macro. Soy las esferas celestes en la inmensidad del universo. Soy sin necesidad de ser. Si golpeas a una rana o a un perro me golpeas a mí. Si enjaulas un pájaro, es a mí a quien enjaulas. Si abandonas a un viejo es a mí a quien abandonas. No soy nadie sin ti, y soy todo a pesar de ti. ¿Escuchas la música? Es a mí a quien escuchas.

10

Si me buscas atribulado en los templos y las iglesias, me encuentras allí. Antes de entrar despójate de dogmas y de autoflagelos. Mira al que pide limosnas. Mira a la madre abandonada. Al enfermo terminal. Y entra. Puedes estar en silencio siempre y cuando los hayas mirado. Puedes orar y pedir o agradecer. Porque ya estoy en tu corazón y en tu mente. En tu mano si das. En tu rostro si sonríes. Y si no, también. Y no soy Dios, soy solo la idea de Dios. No me alabes. ni me dignifiques. O hazlo si te place. Pero sobre todo dignifícate tú mismo y a tu colectivo. 

*Texto soñado.







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