Alejandro Ocampo: Pintor de la naturaleza tropical

Alejandro Ocampo, pintor de la naturaleza tropical

 

Cuando miras la naturaleza de Tabasco, con esos verdes que atrapas con la mirada y los valoras porque sabes que es la vida plena de la tierra, productora de oxígeno, frutas, sombra, casa de pájaros y muchas cosas más, es como si estuvieras mirando en vivo la obra plástica de Alejandro Ocampo, uno de los artistas tabasqueños más destacado.  Y precisamente destaca por plasmar en acuarela y acrílico -entre otras cosas- la flora y fauna de esta bella tierra del trópico

Alejandro Ocampo Alcalde, nació en Villahermosa, Tabasco, el 12 de noviembre de 1953. Y es egresado de la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado "La Esmeralda", fecundo semillero de artistas plásticos desde su fundación en 1963.

Desde pequeño su padre lo llevó a vivir a Palenque, Chiapas (a 144 km de Villahermosa) y allí se desempeñó como infante guía de turistas, quienes describen el legado arqueológico, a la vez que ayudan a cargar la mochila de los visitantes nacionales y extranjeros. Y en esa actividad aprendió mucho. Primero inició como artesano labrando piedras y pirograbado y posteriormente se fue a la ciudad de México, donde estudió Leyes dos años, carrera que no era lo suyo, para finalmente escribir su destino en la ya comentada escuela "La Esmeralda", donde, por siete años, estudió la carrera que le dio teoría y práctica, elementos para desarrollar su posterior trabajo esencialmente pictórico.

Es hijo del señor Alejandro Ocampo+ -artesano y albañil- y doña Amelia Alcalde. Está casado con Maribel Cornelio, maestra de danza en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Y es padre de Priscila, socióloga, y de Alejandro, egresado en Administración. 

En la ciudad de México formó parte de un grupo de amigos (entre ellos Miguel Luna, Joaquín Cabrera, Óscar Argáez y Andrés Manuel López Obrador) que visitaban al poeta de América, Carlos Pellicer Cámara, quien, conociendo sus iniciales afanes, los motivó e impulsó a dedicarse a trabajos de su agrado. En el caso de él, a la pintura. 

Sobre su obra escribió Vicente Gómez Montero, uno de los narradores más importantes de Tabasco: “Atisbar la obra de Ocampo es atreverse a iniciar un recorrido por la flora tabasqueña; cuando ésta creemos haberla recorrido una y mil veces, son distintas sus tonalidades, aparentes medios de la negrura, sibaritación del verde, apoteosis del blanco”.

Alejandro ha expuesto obra en Albuquerque, Nuevo México (EEUU), en Monterrey y en otras ciudades del país, aunque confiesa que no le llama la atención exponer en otras partes, aunque respeta a quienes sí lo hacen. Es muralista, donde plasma parte de la historia de Tabasco y uno de sus proyectos en marcha es pintar las piezas que se encuentran en el parque Museo La Venta. 

Cada obra de Ocampo es un ejemplo de lo que hace: platanales, guayacanes, garzas, tigres (no olvidar el tigre). Uno de sus cuadros más emblemáticos es sobre lo que se come en Tabasco. Allí queda el registro, como documento gráfico, para que las nuevas generaciones “no olviden” sobre lo que antes se comía en las casas, "cuando no había abarrotes ni supermercados". 

La obra de Alejandro Ocampo va quedando como referente de la riqueza natural que aún tenemos, a pesar de los tantos embates depredadores contra la naturaleza. 

Donde vivas, lector, en la entidad o fuera de ella, no dejes que la nostalgia por el infierno verde te desasosiegue y adquiere un cuadro de él, y lleva parte de la naturaleza tabasqueña a tu casa. Por cierto, este próximo 25 de mayo a las 6 de la tarde se inaugura la exposición “Tabasco en la obra de Alejandro Ocampo”, en el Centro Cultural ISSET, en Sáenz 122, centro histórico de Villahermosa. Estamos todos invitados a acompañarlo.

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