Poemas que integran la antología Un Sol caliente como una braza

 1

 

Si la materia es todo lo que existe

como la carne en los cuerpos

el tiempo es entonces a la vez el universo

Por eso el infinito se explica solo

sin el auxilio de palabras 

Así algunos afirman

que el alma no existe

¿Y esa herrumbre en el cerebro?

¿Ese óxido del alma?

¿Ese caminar sin brújula del hombre?

¿Ese parlotear sin sentido?

No hay respuestas

Todo es vacío

en el reino de la nada.


2

 

Ciego he de verte con las manos

Para que se esparza libre 

la luz en nuestros cuerpos

Los ciegos somos raros

Deambulando sin ver

tenemos las imágenes

a nuestro paso

y la sed de amar 

en la memoria de los dedos.


3

 

Insuflemos aire a las palabras

de boca a letra

Y que después de armar gran alboroto

sepan cuándo son los extravíos

y los delirios del hombre

Ayer, por ejemplo

pensé en la palabra grito

¡juro que la pensé tan solo!

Y todos voltearon a verme

Como jueces se me acercaron

y pusieron un camisón de fuerza

Les dije que escuché a otros cretinos 

no a ustedes, caballeros 

llenándose la boca

con las palabras revolución e izquierda

-yo como extraviado-

No saben ellos

o más bien se hacen tontos

que gritar revolución no es hacerla 

ni decir soy de izquierda es serlo

Las palabras son nobles 

hasta dóciles y humildes

pero nunca tontas

Mientras tanto

allá va la utopía 

a la que condenado a vida

trato en vano de acercarme


4

 

No volverán esos días

Ninguno vuelve

Así como el agua del río

no remonta

¿Y por qué habrían de volver

aparte de la dicha 

y el placer que prodigaron?

Llegaron y se fueron

como van llegando los días nuevos 

impasibles e indiferentes

Y siempre con las mismas

o mejores oportunidades 

para el placer y la alegría


5

 

Miro hoyos en las cuencas

donde estaban ojos

Espacios ahora

ya sin ventanas ni puertas

Allá los lejanos hoyos 

de las catacumbas espaciales

Acá los ojos de agua, secos

en los que se esconden

la serpiente y el gusano

El hoyo donde escondemos la cabeza

para no ver lo que sucede

Hoyo donde duermes

Donde despiertas

Donde la carne clama 

por efímeros placeres

El hoyo vacío de conocimiento 

El hueco de quien cree saber más 

Y al paso de los años

luego de tanto afán

te espera el hoyo final

Y no hay a quién mandar 

para que acuda por nosotros


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