--Imagin-em-osfuturo-

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A los veinticinco años me di cuenta que al leer los letreros veía una imagen del mismo sobrepuesta. Tenía problemas de visión y no me había dado cuenta. Fui a una óptica. Me hicieron el examen de identificar a distancia algunas letras cada vez más chiquitas. Me recetaron lentes. Me quedaron mal. Y luego fui con un oftalmólogo, especialista. El Doctor Guillermo Morelos. Me auscultó. Batalló para encontrar mi graduación. "Tienes astigmatismo e hipermiopía", me dijo. Me dio la receta. Y fui a la óptica a ordenar mis lentes. Y listo: ya veía muy bien. Hasta demás, me burlaban mis amigas y amigos.
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Luego a eso de los cuarenta dejé de usar lentes. Veía muy bien, "hasta demás", decían mis amigas. Y mis amigos pensaban que me había operado para verme mejor. Y no. Un caso entre millones. Quizá lo que me habían bien diagnosticado era por problemas de desnutrición. Luego ya eso resuelto, poco a poco se alinearon las partes del ojo. Hasta que por cansancio, ahora en los sesenta, vuelvo a utilizar lentes. Los uso para ver de cerca. Para leer, por ejemplo. Para ver de lejos no los necesito, así que puedo manejar bien de noche, aunque por precaución, para distancia largas no lo hago.
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Hace como veinte años tuve una capacitación sobre planeación. Y escuché por primera ves dos conceptos clave en la formación de todos. A veces me pregunto, ¿porque tan tarde? Las palabras son Misión y visión. Lo que me toca hacer, en la primera. Y a donde quiero estar en el futuro, la segunda. Lo anterior, porque muchos andan o andamos sin rumbo. Sin saber que existimos. Sin saber por qué estamos aquí en la vida. Y hacia dónde nos dirigimos. ¿Le suenan raros estos temas?

4La palabra visión, en la acepción de ver el futuro, es un concepto muy importante para todos. ¿Cómo me quiero ver dentro de unos años? Y la respuesta que demos nos va a poner, al frente, el rumbo que habremos de seguir. Y a procurarnos los medios para alcanzar ese lugar al que deseamos, queremos, anhelamos llegar, se crea así dentro de uno mismo uno fuerza que nos impulsa.
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Viene lo anterior por todo lo que escuchamos. No solo en los dimes y diretes de las embajadoras, sino en todas partes: alumnos que se quejan de sus maestros. Estos que se quejan de sus alumnos. Los gobernantes de los gobernados. Los gobernados de los gobernantes. Los hijos de los padres, los padres de los hijos. Y la quejadera es enorme, amplia, e interminable.
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Por eso imaginemos que todos tenemos una visión de futuro. Tanto en lo individual como de manera colectiva. Y dediquemos nuestro esfuerzo en el día a día en ello. No es fácil, tampoco difícil. Pero sí es impostergable para darle un rumbo mejor a nuestro propio destino y al destino colectivo.
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Yo, que trabajé en educación por años, pienso en los maestros y maestras principalmente de secundaria y preparatoria (También los de primaria, aunque se nota menso), con muchachos y muchachas, que sin ser su culpa, porque así los hemos formado en familia y sociedad, andan sin rumbo, sin saber para qué asisten a la escuela, qué significa el conocimiento, qué es la vida, la existencia humana, el formar parte de una familia, de un colectivo escolar, de una sociedad. Y se les dificulta. Entonces, aunque no sea nuestro tema del día, debemos de empeñarnos por explicar lo que significa "visión" de futuro y ayudarles a construirla.
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Lo de "misión" es otra cosa, no menos importante. Escucho a varios maestros y maestras quejarse y con razón, sobre el barullo en los grupos, los y las chicas que lloran, hacen bulling, se dañan, se saltan la reja y más. Lamentablemente muchos padres están ausentes, y muchas madres trabajan, o no tienen la manera de dialogar con ellos y ellas. Y la escuela resiente las consecuencias de este tipo de disfuncionalidades. Podemos quejarnos toda nuestra vida laboral, con riesgo de enfermarnos. O hacer algo.
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Yo preferí siempre hacer algo. Ahora bien, imaginemos a conductores de auto, por carreteras del país, de un lado a otro, sin ruta prefijada, sin saber a dónde van, por horas, por días, por meses, hasta que se daña el carro. Ahora traslademos ese ejemplo en la vida real. Es catastrófico para nuestra sociedad. Por eso es necesario reflexionar. Y claro, en lo pequeño, en mí, en los que me rodean. Y si trabajo, entonces pensar en reflexionar en el grupo, de compañeros y con los alumnos si somos maestros.
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Se escuchan quejas. Sí, como desahogo está bien. Luego reflexionar sobre cuál es la visión que tengo y tenemos sobre el futuro. En el caso de la visión colectiva, no la debe elaborar el líder o presentarla a los demás. Eso de nada sirve. Sino construir la visión entre todos. Me gusta la imagen del que maneja, y enfoca su atención al parabrisas no al retrovisor. Aunque asimismo de ves en cuando espejeé para saber de dónde viene. pero el futuro lo representa lo que está más allá del parabrisas. Ese es el reto. Imaginemos.


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