Dentro de cien años

 1. Transcribo parte del mensaje: "Extraños vivirán en nuestras casas y poseerán todo lo que tenemos hoy. Ellos ni siquiera sabrán que alguna vez existimos. Solo seremos parte de una historia en la memoria de las generaciones, pero a la postre, nuestros nombres y formas serán olvidados. Qué  vano es vivir en función de conseguirlo todo, de comprarlo todo. Gastemos la vida realizando buenas acciones antes de que sea demasiado tarde". 

2. En fin que en algo hay que ocuparse cada día. En fin que la vida se escapa a cada instante. Y tiempo perdemos en andar refunfuñando, en envidiar lo que el otro tiene, en querer que las cosas sean a nuestro modo, cuando otros se aferran a lo mismo. Y así andamos en el transcurso de nuestros días. Como chocando contra paredes de lamentos. Y coincidiendo que mejor en otra vida. Y pregonar que la verdad única es la nuestra. Y sin duda tratamos de imponerla a garrote limpio.

3. Lo anterior, porque miraba un dibujo y leía unas palabras explicativas al dibujo. Como si este no fuera suficientemente claro. Pero están muy bien los dos mensajes, para que la idea quede clara. Si hemos de irnos, aún amando con emoción la vida; si hemos de irnos, aún que los enconos nos hagan que perdamos tiempo que debiéramos dedicarle a otras cosas, como las que nos hagan crecer en esta maravilla que es la vida.

4. El mensaje en cuestión es que en el dibujo pasa un hombre frente a las muchas tumbas de un cementerio. Se nota bien la paz de los sepulcros. Y el sol resplandece como si cualquier cosa. Y los árboles se miran bellos. Y el mensaje dice que en 100 años (2123) nosotros ya no estaremos, y ni estarán acaso tampoco quienes nos conocen. Nadie hablará más de nosotros, ni para bien o para mal. Y la vida nuestra habrá sido solo un sueño, como bien lo apuntaba Calderón de la Barca en una de sus obras precisamente con ese nombre: "La vida es un sueño".

5. Eso es filosofía de vida. Y no con eso quiero decir que seamos indiferentes ante los sufrimientos de los otros. Al contrario: hagamos lo que está bien por ellos. Pero fijemos bien dónde ponemos la mirada, para que nuestra bala de las ideas no falle, porque si no entonces andamos como tontos disparando palabras contra todos, sin darnos cuenta que nuestras opiniones son tan solo eso, y no verdades absolutas, que solo los iluminados tienen. Y en congruencia los actos no nos lleven a ser público en el circo, ni borrego en los corrales, ni aplaudidores de todo lo que brilla, para decirlo de esta manera.

6. "¿Y cómo se siente luego de acudir religiosamente por 60 años  al Muro de los lamentos en Jerusalén, y pedir por la paz y convivencia pacífica de judíos, cristianos y musulmanes?", preguntole a un anciano barbudo ciudadano de Israel, imagen de un rabino, una periodista de la CNN. Y este contestó: "Me siento como si le estuviera hablando a una piedra". Y mi pensamiento, que no es bodega, como mi pecho, automáticamente me dictó: "Paredes sordas, lamentos ciegos, pensamientos cojos, dioses insensibles, seres humanos a imagen y semejanza". 

7. Hay un cuento de León Tolstoi que alerta sobre el afán de tener más tierra, de no conformarnos con lo suficiente, y se llama "Lo que el hombre necesita de tierra". Lo resumiré muy brevemente. Una pareja siervos de un latifundista sueña con tener propiedad de tierra. Trabajadores que son, ahorran y logran emanciparse y tienen un pequeño cacho de tierra. Pero luego compran otro terreno más. Y les dicen que en otro pueblo venden tierra muy barata, y venden la que tienen y compran en otro pueblo y ya tienen el doble. 

8. Así dos o tres veces más. Y en la parte final, por cantidad irrisoria le venden el perímetro de lo que logre caminar desde que sale el sol, hasta antes de que se oculte. Entonces se prepara. Y ese día inicia al aclarar el día y camina y camina vigilando el sol, y ve un laguito y lo rodea, y ve una amplia y bella arboleda y la rodea para que quede incluida. Solo que de pronto se da cuenta que al sol le quedan pocos minutos para ocultarse y empieza a caminar más rápido, y luego a correr, desesperado. Y logra llegar a metros antes donde lo esperan y segundos antes de que el sol se meta, solo que cae y le da un infarto. Sus trabajadores lo entierran. Y el hombre entonces solo necesitaba un rectángulo de dos metros cuadrados. ¿Para qué el tanto afán?

9. No es crítica al que tanto tanto tiene, quizá por herencia, ni al que aspira a tener un terreno, dos hectáreas mínimo, para tener su milpa, su casa de campo y sus animalitos. Por supuesto que no, solo que hay quienes confunden la misión en la vida de tener y no se conforman con poco, aunque el ser quede destrozado entre ambiciones, prisas, tribunales por herencia, o enfrentamientos directos a machetazos, u odios por quienes quedaron fuera de la herencia hacia sus propios hermanos. Y los pleitos quedan por generaciones. En fin que esto no se soluciona, solo como elemento para la reflexión.

10. Hay contrastes. Y formamos parte de ellos. Hay quienes sus pláticas están llenas de lamentos. Y con quiera que platican sus temas son únicos, sobre mala fe contra ellos, de mala suerte, de intrigas, de amenazas. Ya ni digamos que los temas vienen siendo lo caro que está la canasta básica, el equipo campeón de liga, sobre el mejor gol de la temporada, el juego sin hit ni carrera de un equipo de Estados Unidos, y no terminan. Hay canciones y artistas de moda, ropa de moda, el nuevo Iphone, la nueva computadora, el nuevo auto, etc. Y así se pasan la vida. hasta que les llegan los días finales. Por eso se afirma y asegura que quien tiene el hábito de leer vive muchas vidas, durante muchas épocas, y quien no lee solo vive la propia, aunque trata de meterse en la vida de los demás.

11. Por eso tomemos café (o té, o agua simple). No hace daño si se toma uno diario o cada tercer día. O digamos uno por semana. Toma café, muchacha. Que algo tiene de antiguo y de presente, algo de poético. Es ayudarse para detenernos entre tantas prisas. Es hacer de lado las preocupaciones. Y elucubrar un mundo con palabras. Es darle la vuelta a lo gris y ver la maravilla del colorido. Es tomar el camino de lo no trillado. Toma café y mirarás un mundo diferente.

12. Dentro de cien años, en 2123, que todo tiempo llega, y no hay fecha que no se cumpla, no estaremos. Otras generaciones mirarán de frente el futuro, y harán balance de lo que les hemos dejado, si más o menos paz, si más o menos amor, si hemos construido un mundo mejor, si lo dejamos mejor, si se los dejamos peor. Y a nosotros, los de las generaciones pasadas, eso tampoco ha de importarnos ya, siendo polvo integrado a la tierra, que a fin de cuentas el estar de paso por la vida es nuestro destino irremediable. Por lo demás efímera, vida, fugaz e intransferible.

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