De dónde son los cantantes 2

HC De dónde son los cantantes 2

1

Ociosa es la pregunta de qué le sirve la música al ser humano.  Como preguntar de que sirve la luna. De qué el aire. En lo humano va implícita la música, y con ello el ritmo, la armonía, los sonidos.  Cuando se habla de la historia de la humanidad, sin duda las artes en general forman parte sustancial y esencial de ella. La historia no puede enseñarse y menos circunscribirse únicamente a guerras fraticidas, destrucción y muertes. El arte salva al individuo, salva a los pueblos. Todavía recordamos las imágenes de la película El pianista, en donde el músico, rodeado de bombardeos destructivos, ya en ruinas del edificio donde habita, sigue tocando el piano. O la del Titanic, donde la orquesta sigue tocando a pesar de que el trasatlántico “ininundable” se va hundiendo.

 

2

Yo estaba en edad de escuela primaria. En algunos sábados habían bodas o quinceañeras cerca de nuestra casa. Y quienes ambientaban con música eran grupos regionales conocidos. Me gustaba acercarme y pasarme las horas cerca del grupo musical y me encantaba oírlos y verlos interpretar canciones conocidas. Me tocó ver a Juan Villarreal y Los Cachorros; Ramón Ayala y sus Bravos del Norte; Los Heroicos; Los Montañeses del Álamo; Renacimiento. Y por supuesto tenía amigos que sus hermanos mayores tenían grupos musicales, y yo llegaba a escucharlos en sus ensayos, también cerca de la casa. 

Los 10 y 15 de mayo íbamos a dejar serenata a nuestras madres y maestros. Así toda la noche. Yo tocaba la mandolina. Tocábamos las mañanitas y dos canciones recortadas. En algunas casas nos invitaban café, coca u horchata. También sándwiches. Celos de luna y Cariño eran las dos canciones. Nos dábamos cuenta de la importancia de la música en lo personal y en el grupo. Y la manera de decir te quiero y amo  a través de las canciones. Salía nuestra mamá. Nuestro maestro o maestra y les felicitábamos. Ellos con una sonrisa de oreja a oreja. 

3.

En 1972, 1973, se presentó el griego Mikis Tehodorakis en el programa Siempre en Domingo, de Raúl Velazco. Allí tocó con mandolina la melodía Zorba el griego, que fue la música emblemática de la película en la que estelariza Antonhy Queen. Yo la escuché. Yo tocaba la mandolina en la secundaria, ya lo he contado.  Pero también la escuchó mi hermana Rosa. Y a la semana compró el disco en 45 rpm. Y entonces yo tenía la posibilidad de escucharlo en casa a cualquier hora del día, hasta que se raya. Pero me la aprendí de manera autodidacta. Y una ocasión se lo dije al maestro Juan Pablo Puente. Y me pidió que lo tocara y así lo hice en el salón, creo que estaba en 2º grado de secundaria. Y me sentí un pequeño Mikis Tehodorakis, en una escuela apartada de la civilización, aunque no tanto.

3

Mi hermano llegaba con un disco lp 33 rpm cada semana. Así que tuve la oportunidad de escuchar mucha música del momento, la de moda en español, de esos años. Escuchaba a los Rebeldes, a Apson, Teen Tops, y cambiando de ritmo, los grupos locales, Rigo Tovar y Renacimiento 74. Por eso como ahora que escribo, o cuando tengo fiesta en casa, o cuando la nostalgia no se apiada de mi, pongo esa música que me recuerda mi niñez, por decirlo en específico, mi origen, que dicen es destino.

Mi madre no sabía leer ni escribir. Pero escuchaba la radio. Y entre las melodías que me decía que le subiera el volumen, son dos de Roberto Carlos: La paz de tu sonrisa; Te agradezco señor (por más que sufra); y de los Churumbeles de España: Azul en Portugal y Lisboa antiguo. Entonces es cuando miraba yo una sonrisa esplendorosa en ella, que guardo siempre en mi corazón y alma.

 

5

En el municipio de Cunduacán, llamada la Atenas de la Chontalpa, el maestro Miguel López Cervera realizó hasta su muerte una gran labor educativa específica en la música. Impulsó a muchos muchachos y muchachas a que escaparan de su destino personal de pobreza económica y cultural. Apendieron mucho con él y salieron a conservatorios nacionales a especializarse.

Miguel también coordinaba un taller literario. Algunos alumnos estudiaban música y eran talleristas. Un día los visité (yo también coordinaba un taller literario). Casualmente era mi cumpleaños,  13 de noviembre quizá era 2000  o 2001. Para mi sorpresa, en el salón de música, me cantaron las mañanitas. Y en seguida el Himno a la Alegría, en alemán. Yo no me lo creía. Era una muestra de amistad. La música en nuestra piel. Asimismo en varias ocasiones llevó a algunos alumnos a dar concierto de música clásica en la Telesecundaria Revolución, donde yo estaba de director. Parecían esas imágenes como de película. Una tarde el concierto fue bajo un gran mango, bajo su sombra, alumnos y padres de familia, escuchando en vivo versiones de música de Bethoven, Bach, Vivaldi, y de otros. 

Mamá yo quiero saber/de dónde son los cantantes/ los encuentro muy galantes
y los quiero conocer/con sus trovas fascinantes
que me las quiero aprender.

De dónde serán/serán de la Habana/ serán de Santiago/tierra soberana/son de la loma/ y cantan en el llano/ya verás, lo verás.

 (Continuará) 

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam