Una hoja de hierba es una cosa tan sencilla

 Las cosas sencillas (Parte 2)

 

1

Las cosas sencillas son tantas. Están en todas partes. Nos rodean. Las miramos de soslayo. Pasamos de largo. Porque siempre consideramos que hay cosas más importantes. Y esperamos que sucedan. Y así va nuestra vida. Un abrazo de mamá o papá es algo muy sencillo. Pero tiene una gran trascendencia en el crecimiento de uno, en la sensación de sentirnos acompañados. 

 

2

Me llama una hermana: “te hablé para que me mandes fotos de mamá y papá, porque estoy poniendo un altar en la casa”. “Te las mando en la tarde”, le dije. Platicamos de otras cosas. Me pone al día de mi barrio y pueblo. Yo la pongo al día sobre mí. En la noche me puse a buscar fotos digitalizados, de las que tengo en el teléfono. Otras las tengo en viejos discos duros que años hace que no reviso, y es donde tengo fotos de cuando nevó en Matamoros hace como quince años.

 

3

Las fotografías son testimonios de un instante. Quedan plasmada a través de la química unas imágnes del pasado. (Difícil tener fotos del futuro). Pero bueno, este era un proceso así antes de la fotografía digital. Tardában días para verlas por el proceso de llevarlas al laboratorio especializado y esperar la entrega. Ahora es digital. Al instante ya podemos verlas. Antes o ahora, hasta en el mismo momento de tomarla y verla, es un pasado reciente que se va alejando poco a poco. 

Tengo muy pocas fotografías de mi infancia y adolescencia. Pocas de mis primeros años laborales. De las primeras son las de identificación en la Forma 13, documento para las personas de la frontera que les permitía cruzar la frontera. Y tengo muy pocas de mi padre y madre ya en su edad de 50 en adelante. Una de las razones, en el caso de mi madre, es que no le gustaba que le tomaran fotos. “Para qué, ya estoy vieja”, decía. “Para tener recuerdos de usted”, le respondía, y no se dejaba. A veces la quería agarrar desprevenida, pero adelantaba su mano para cubrirse. Hasta dos años antes de su muerte, que de manera natural se dejó que le hiciera varias.

   

4

Esos instantes son parte de nuestra vida, con fotografía o sin ella. Muchas de esas imágenes las tenemos solo en el archivo de la memoria. Y de vez en cuando las traemos al presente, por alguna razón u otra. Las “revelamos” para nosotros mismos. Y aparecen a veces en los sueños. Hasta con movimiento y énfasis en algunos movimientos de la cara. De las pocas fotografías que hay, la mayoría son d epose. Está la mirada hacia la cámara. Con la seguridad que alguien en el futuro las mirará, y se da ese encuentro, en ese instante a través de la fotografía. Una coincidencia de dos momentos. A veces hay sonrisas. O son miradas adustas. Es peculiar que quienes se fotografían poco, su rostro es serio. Y se pueden ver en otras personas risas espontáneas, o de pose. De todo hay. 

 

5

Las cosas sencillas de la vida, en su conjunto, son la vida misma. Pueden ser, por ejemplo: mirar la luna, la flor, prepararse un café y disfruta ese hecho que concluye al tomarlo, solo o acompañado; encontrarse a una persona y saludarla con afecto (“Me da gusto verte”); sembrar una plantita y regarla para verla crecer; escuchar la radio local o de otros países; llevar con gusto alguna clase (que no es por obligación); bañarse sin prisa; entrar a una iglesia, seamos creyentes o no; visitar a alguien; tomarse de las manos; caminar por el placer de moverse; visitar un enfermo; escuchar un podscat; ver un programa de televisión; aprender algo nuevo; escuchar con atención a los demás; comer lo que nos gusta; ver el amanecer o atardecer; sentir el sol o el viento en el rostro; caminar en la playa; ir al río; pescar; practicar algún deporte; comer una paleta de nance (o del sabor preferido) y disfrutala; leer y escribir; mirar las estrellas; etc.  

 

6

Y en efecto al buscar fotografías en mi archivo del teléfono encontre muchas de mis actividades laborales, sociales; visitas que me hicieron a la oficina amigos que lamentablemente ya no están; de mi trabajo con alumnos; de la naturaleza, que me gusta echarle el ojo; y encontré las que buscaba. No son muchas. Apenas unas cinco de mi padre, Don Juan, de mi madre, Doña Leonor; solos y juntos. Y las envié. Ellos ya no están. Descansan. Ella infatigable y amorosa ama de casa. Él, jardinero. A él refiero cuando digo cuando ando cortando pasto (que me gusta mucho hacerlo), que me siento todo un Don Juan.

 7 A mí me gustan muchas cosas sencillas, que son las m.as, ua de ellas es hacer agua fresca con naranja agria. Pero dejemos que un gran poeta nos lo diga con la belleza de la poesía, en Hojas de hierba, de Walt Whitman:

Creo que una hoja de hierba,      no es menos/ que el día de trabajo de las estrellas,/ y que una hormiga es perfecta,
y un grano de arena,/ y el huevo del régulo,/ son igualmente perfectos,/ y que la rana es una obra maestra,/ digna de los señalados,/ y que la zarzamora podría adornar,/ los salones del paraíso,/ y que la articulación más pequeña de mi mano,/ avergüenza a las máquinas,/ y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha,/ supera todas las estatuas,/ y que un ratón es milagro suficiente,/ como para hacer dudar,/a seis trillones de infieles. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam