Computadoras, Internet y clases en línea (Parte 2)

1

Decía ayer sobre la tecnología, y mi relación con ella. Cómo hemos transitado de manera rápida, en algunos años.Y cómo en esta época de pandemia ha sido fundamental para sostener el sistema educativo, en lo posible, solo en lo posible.

2.

Hace unos veinte años un amigo me pidió que le trajera de Texas, Estados Unidos, una computadora. Se la compré y la sorpresa era que no traía ya el equipo para los cd o dvd. A mi amigo no le gustó eso. Por poco se enoja conmigo; andaaba muy serio. Pero era claro que en Estados Unidos siempre han estado mínimo cinco años adelante en tecnología. Y el DVD ya estaba en desuso allá, para darle la bienvenida a otros dispositivos. Y en otra ocasión, hace unos tres años compré una computadora que no traía disco duro. Solo funciona para guardar archivos en "la nube". Con buena memoria RAM, pero nada de disco duro; al día siguiente me fui a regresarla. Allá no te preguntan nada; te la cambian y ya. Ah, sin olvidar que la ranura para usb ya estaba en los equipos desde mucho antes que llegara a México el uso de ese dispositivo. Ni sabíamos para qué servía, como otras ranuras que tienen las computadoras y que sabremos en unos dos o cinco años máspara qué son.

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Ahora cuando a partir del 21 de marzo se suspendieron las clases presenciales, se originaron muchos retos tanto para la Secretaría de Educación, como para los maestros. Seguro que cada escuela, y en cada grupo, los maestros tuvieron retos específicos. Y ciertamente se pensaba que era algo muy provisional, algo de unos dos o tres meses. Sin embargo se fue extendiendo hasta llegar a este nuevo ciclo escolar que va corriendo. Y que no se sabe todavía hasta cuándo será en México el regreso a clases de manera presencial, y menos alentadoras al respecto son las noticias sobre el rebrote del coronavirus en Eueropa. Una observación que he hecho, por ejemplo, es que en las casas de empeño de Tabasco (a las que soy asiduo como a las mercados Pulga de Estados Unidos) escasearon las computadoras. La razón muy simple: muchos padres de familia que no tenían equipo, hicieron el esfuerzo para comprar el propio para sus hijos. Y por supuesto valoramos ese esfuerzo.

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Los memes sobre el tema circularon mucho. Desde las fotografías de maestros del medio rural que idearon mecanismos para comunicarse con sus alumnos, hasta las de donde alumnos se subían a un árbol para captar la señal de internet, y por lo tanto recibir las indicaciones de tareas escolares. También los videos donde la maestra está trabajando en linea y por atrás pasa un perro o una persona en ropa interior, o el del caso donde el marido le reclama que él hace todo en la casa, mientras ella está frente a la computadora con audífonos puestos, y por lo tanto no escucha el airado reclamo, y cuando ella se quita los audífonos, y le pregunta qué dice, él, sumiso, pregunta si el pescado lo va a querer, frito, asado o empapelado. “Frito”, es la respuesta de ella.

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Es claro que la gran mayoría del magisterio tenía conocimientos sobre el manejo del internet (muy pocos no, sobretodo los de más edad, como yo comprenderé, y cierto que el equipo, la luz y el internet del maestro; y que gran cantidad de familias no estuvieron y no están en la posibilidad económica de tener equipos medianamente con capacidad para esos enlaces.

6. 

A mí ya no me tocó esta forma de enseñanza de manera remota. Yo me retiré en enero de este año. Así que no tengo la experiencia. Nada comparable a telesecundaria, donde la señal de clases viene por televisión, pero está uno de maestro allí para coordinar las actividades, o moderarlas, o aclarar algunos temas, o dar la clase de manera directa cuando no hay luz, señal, o de plano no hay televisión, como suele suceder en muchos casos. Ah, pero lo que siempre molesta son la gran cantidad de documentos. Lo burocratizado que está el trabajo en orden vertical, la pirámide.

7.

Hace días me llama una amiga. Me invita a formar parte de un grupo de internet, especie de club de declamadores. “Pero yo no soy declamador”, le digo. Si acaso lector de poesía. “No importa”, me refuta. Y me da los datos de conexión. De un tal Zoom. El número de sesión. Y los números del código personal para entrar. El caso es que ayer noche de pronto ya estábamos  doce personas de varias partes de la república, y con seguimiento en base a un orden del día. Era leer poemas de Jaime sabines y de un escritor que yo no sabía nada de él, descendiente del original Motecuzoma. La velada fue de algo más de dos horas excelente. Cada quien cumplimos. Y yo me sentía muy bien probando esa nueva forma de comuncarnse al instante, vía remota. Lo bueno que no era hora para que se escucharan al pasar los pregones del panadero con el pan, el del gas, ni el de fierro viejo y latas de cerveza que vendan; o el tabasqueñísimo “¡masaaa, pozooool!” Agradezco la invitación a la amiga escritora Ernestina Pineda. La transmisión es a las 8:30 pm, todos los viernes. Muy buena actividad de promoción a la lectura.

 

8. Tengo un amigo escritor, muy chingón en lo académico y en lo literario, además de un alma grande. Se llama Luis Porter. Ahora jubilado fue maestro de la UAM-Xochimilco. Ahora radica en Stanford, Canada. Solo una vez nos vimos en una de las tantas visitas académicas que ha hecho a Villahermosa. Luego por estas vías de redes nos comunicamos. Y ahora nos escribimos cartas. Él le llama de pin-pon, por la rapidez con las que llegan, y la misma con la que se puede contestar. Coincidimos en mucho, pero es y será él mi maestro. También le encantan las flores y la fotografía. A eso me refiero que las redes sociales, y el internet en general, nos abre muchas posibilidades de comunicación, sin soslayar los problemas que genera tanta información, donde de manera interesada van los “fake news” que abundan, y que la gran mayoría les da credibilidad. Nunca estará por demás reiterar la importancia de la lectura libre de textos, el redactar textos, y el no permitir que atrofien nuestro “músculo” del pensar. Si no, qué caso tiene. “Seguiremos insistiendo en ello”, le dice Rocinante a Sancho. 

 

9.

Reitero mi reconocimiento a todos los trabajadores de la educación, principalmente a los maestros y a los padres de familia como a los alumnos por el esfuerzo que hacen por lograr que la llama de la educación no se apague en estos momentos difíciles por las que atravieza. Siempre con el mejor de los ánimos. Y tengan salud y alegría. Ah, y que no se atrevan las autoridades correspondientes a tocar su bolsillo; recurso por lo demás bien ganado

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