¿De dónde son los cantantes? Parte 3 de 3

 ¿De dónde son los cantantes? Parte 3 de 3

 

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“¿Serán de La Habana? ¿Serán de Santiago? Tierra soberana. Son de la loma y cantan en llano.”  Así me despierto hoy. Escuchando la canción cubana compuesta por Miguel Matamoros en 1922. Y se me mueven los pies mientras estoy tecleando. Tengo sí, mi café a un lado. Y termino hoy el tema de la música. Leía hace rato en un diario nacional decir a un música: cuando escucho música o tengo un libro, siento como que todo el mundo anda bien, aunque no sea así”. De tal calibre es el efecto de las artes. Esa es la sensación que sentimos aunque la expresemos de manera diferente. Bien puede ser un libro de poemas o prosa; una película, la música, o ante una pintura, escultura o dibujo. Tanto para el creador como el que aprecia el arte. Hay más sensibilidad ante lo que sucede. Mayor comprensión de nuestro alrededor. Etc.  

 

¿Y de dónde son los cantantes, al fin? ¿Los músicos? Los que estudiaron. Los empíricos. Son de todas partes. De pronto vemos la algarabía en un grupo bohemio que mientras uno toca guitarra, todos cantan, y algunos están moviendo los pies, siguiendo un ritmo, que sienten con todo su cuerpo. O se golpean las piernas siguiendo un patrón rítmico. Y de pronto algunos se ponen a bailar. Entonces son de todas partes. De ciudad y ranchería. Del valle y la loma. Del desierto calcinante y de la selva. Se escucha el retumbar del son y el corazón.

 

2

En 2014 Irina Samodaeva me propuso organizar un evento al que llamaríamos Ucrania en Villahermosa. Me pareció bien la idea. Ese año yo tenía la responsabilidad institucional del IV Comité regional sur sureste de la UNESCO. Y le echamos manos a la obra, como decimos. Ella es una promotora cultural, tiene una fundación y una escuela de música. Con ella estaba en ese año su hermana Ludmila, compositora y pianista, y también el esposo de Lud, el poeta Igor Potovski. Todos ellos de Odessa, Ucrania. Además, con ellos estaba en ese año trabajando como maestra la joven cantante rusa  Ksenia Gushina, quien ahora junto con su esposo tienen la escuela de música Capitolio Music Center.

Se gestionó el espacio de la galería El Jaguar Despertado, se montó una exposición de pintores ucranianos, traduje con la ayuda de Ludmila, que habla muy bien varios idiomas incluido el español, algunos poemas de Igor. Y fue una velada extraordinaria. Quizá uno de los eventos culturales más importantes del IV Comité en Villahermosa.

 

3.

Música de primera. Ludmila Samodaeva interpretó varias melodías de su autoría con nombres de ciudades donde ha estado.   Fue realmente maravilloso. Igor leyó sus bellos poemas al alimón de mi participación con las traducciones. Y Ksenia Gushina cantó como un ángel en la tierra. Canta ópera. Su voz es impresionante, fuerte y agradable. Si alguna vez ha bajado un ángel a deleitarnos con la mejor música, ha sido ese día. Joven y bella en toda la extensión de la palabra. Ella estudió en la Escuela Metropolitana de ópera de la ciudad de Moscú, su lugar de nacimiento.

 

Héctor Fernández Martínez es un artista originario de Oaxaca radicado de hace muchos años en Villahermosa. Y ha representado a nuestro estado y país en escenarios internacionales con su trabajo de teatro guiñol. Él es maestro en CEIBA (Centro de interpretación de las Bellas Artes). Trabaja muy bien la cartonería. He visto sus trabajos referenciales de la mejor creatividad en ese tipo de actividad. Y lo hace extensivo en la enseñanza a las nuevas generaciones. En estos meses de pandemia ha trabajado en talleres de juguetes para niño. Pero hablando de música, su hija Donají Fernández, toca el Chelo. Y además es excelente en ese instrumento, pero también excelente cantante. He visto.

 

5. Miro el video en internet. Donají, (orgullo de Don Héctor, y cómo no)  tocando el chelo. Es al parecer en un mercado. Hay un pianista que acompaña. Ella toca el bajo, y leo que son sus arreglos. Es un deleite ver el movimiento de sus manos en el instrumento de cuerdas. Sus dedos danzan con calma o frenéticos. Su voz nos lleva y trae entre los recuerdos, nostalgia pura, con una de las canciones más conocidas de Don Álvaro Carrillo. “Pasarán más de mil años, muchos más; yo no sé si tenga amor, la eternidad; pero allá tal como aquí, en los labios llevas ya, sabor a mi…” .   

Búscala esta versión en la página Dona FerHer. Insuperable video de 2016

 

6

Tengo una mandolina Fender electroacústica. Es una belleza de instrumento. La compré, como algunas guitarras, en las casas de empeño. 2  por 4 cuerdas con afinación de Mi La Re y Sol, igual que el violín. Ahora tengo tiempo para practicar. Creo que debo ponerle más empeño. Hay que tener cuidado con estas compras, a veces vienen con falla la mercancía. Esta venía con su brazo pegado cerca de su maquinaria. Pero no se nota. Un día amaneció rota. Tristeza. Lo comenté con mi amigo HilarioFeria. “Yo conozco alguien que las pega”. Y se la llevó. Como a los diez días llegó con la mandolina ya “curada de su fractura”. Y es con garantía de por vida, me dijo. “¿Y cuánto es?”, pregunté agradecido. “Nada”, me dijo sonriendo. Lo agradezco y le saludo desde este texto.

 

7.

Tengo una guitarra negra reluciente electroacústica, Fender, bella. Me acompaña a donde sea. Para llevar serenata a la chica que más me quiera, diría Juan Gabriel en su canción. Lo mismo que la mandolina, comprada en casa de empeño. Y con el mismo defecto oculto. Conseguí un pegamento para madera. Y con la ayuda de una prensa, hice el trabajo artesanal de pegarla. La dejé dos días en el hospital de instrumentos (una esquina de la sala). Al tercer día la afiné bajito y canté unas dos o tres canciones. A los quince días la afiné normal. Y la dejé toda una noche con las cuerdas tensas de la afinación (Mi, La, Re, Sol, Si y Mi). Eso fue hace uno seis meses. Y aquí sigue, junto a mi corazón. Y canto Sabor a mi alguna tarde. Sobretodo cuando la lluvia y un café.

 

8.

Se cuenta que en una serenata que dio Miguel Matamoros, en un Los Hoyos, barrio de Santiago de Cuba, a la pretendida de su amigo Alfonso del Río; luego de dos canciones se le acercó una señora con una niña: “Señor, mi niña ha escuchado sus canciones, y me preguntó que de dónde son los cantantes. Que los quiere conocer”. Miguel a como pudo le explicó que eran de allí, de la loma (así le dicen a Santiago de Cuba). Y que tocan de vez en cuando en el llano (Así le dicen a La Habana). Entonces la niña le dice a la mamá: “Mamá, entonces son de la loma y cantan en llano. Bella la versión del origen. Ahora ya sabemos de dónde son los cantantes. De la loma y cantan en llano”. De Santiago y cantan en La Habana. Versión del autor. Aunque a decir verdad la musa es la niña santiaguera.

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