Cortejo fúnebre

Pasa el cortejo fúnebre. Cuatro hombres cargan la caja. Detrás de ellos un puñado de llorosos. Quince, cuando mucho. Unos hombres sentados en la acera. Lo comentan. ¿Quién será? 

"Qué importa quien sea. Solo es uno de los nuestros. Es lo que casi no relacionamos. Con él se va parte de nosotros. Una idea. Una chispa. Un anhelo. Y aún que no tuviera sueños y anhelos. Es uno de los nuestros".

Años después pasa otro cortejo. En secuencia uno más. En la acera hay dos sillas sin ocupar. Nadie pregunta sobre la identidad del muerto. 

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