Polvo

Por las circunstancias, los deudos optaban por la cremación. Uno a uno desfilaban en ese horno de gas. Eran tantos. Una cuadrilla por turno eran las manos que hacían el movimiento de rigor. El último paso era activar el botón on off. El responsable,  al realizar su cometido, recordaba las palabras del cura en los miércoles de ceniza. Y las decía entre labios, entre dientes: polvo eres y polvo serás. 

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