Desde un pasado lejano mirando el futuro

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Ayer miraba dos fotografías de momentos de mis años laborales. En una de ellas, que debe ser como de 1984, poso con niños de primaria, quizá tercer grado, en una clásica toma de grupo. No sabemos en ese momento si la foto sobrevivirá al tiempo. Ya es de colores. Y cada uno mira hacia la cámara, unos están sentados en la banqueta de fuera del salón. Descalzos o con huaraches ellos. Otros parados y miran al futuro.

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En la otra acompaño con la guitarra a dos muchachos que cantan. Uno tiene el micrófono y el otro toca una pandereta. La foto es del año 2000, en una actividad llamada Demostración de lo aprendido, que era una festividad cutural de las telesecundarias, en la cual los muchachos muestran algunas de sus habilidades que se van desarrollando con el aprendizaje de las materias.

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Las subo al muro del Facebook. Y una señora a quien aprecio mucho, madre de una amiga, pregunta y ¿qué será ahora de ellos? Y me sorprendió la pregunta directa y puntual. Y me puse a divagar sobre efectivamente qué sería de ellos. Qué es ahora de ellos. En una distancia de 37 años y 21 años respectivamente.

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Ojalá y tuviera muchas más fotografías. No las tengo, porque en ese tiempo era difícil en las condiciones de la tecnología tener facilidades para andar tomándonos fotos a la hora que quisiéramos. Y cuando tuve cámara siempre me gustó tomar fotos a los otros. Personas y naturaleza. Como tomar fotos a un puente de comunidad, unas ceibas gigantes, unas flores silvestres discretas y humildes. Pero sí, ¿qué sería de todos ellos mis alumnos?

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En 2016 trabajaba yo en la oficina de la subsecretaría de básica en Tabasco. Entre mis salidas y entradas a dicha oficina propias de lo frenético de las actividades por el universo de escuelas con sus problemas, en una de mis entradas me encuentro con cinco padres y madres de familia. "¿No se acuerda de nosotros?", me soltaron de inicio. Luego de casi 25 años de no verlos, busqué en los archivos de mi dura memoria y los encontré en la comunidad indígena del ejido Chicozapote, a donde llegué en 1995, a la telesecundaria Niños Héroes, que constaba solo de un terreno y una palada abandonada. "¿Qué ha sido de ellos?" De entrada ciudadanos reflexivos y críticos. Iban a reclamar sobre un maestro que les faltaba. Y que hacía un mes que la Secretaría no los mandaba. 

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Qué será de ellos. Y que sería de ellos si no se hubiera fundado telesecundaria, cuyo sistema fue creado precisamente para llevar la educación secundaria a las comunidades rurales. De entrada el perfil del universo de alumnos es ser de familias pobres y muy pobres el 98 por ciento. Sus padres de familia muchos de ellos analfabetas, con primaria trunca, pocos con secundaria y alguno con preparatoria. Eso es en términos generales. Entonces muchos de ellos por circunstancias de pobreza y de pobreza extrema no siguieron estudiando o estudiaron solo la preparatoria. Alguno logró escaparse hasta la Universidad o la escuela Normal para ser maestro.

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Qué fue de ellos si no se les habló con franqueza en las clases sobre sus condiciones sociales, sobre la explotación del hombre, sobre la única ruta posible que les queda más que aprender. Y no hablo por mí, sino en general por los maestros que estuvieron en algún ciclo de primaria o de secundaria con ellos. Precisamente por eso recuerdo a mi maestro de quinto grado, Héctor Urbina, que me hizo dos preguntas de que si quería de grande trabajar bajo los rayos inclementes del sol, y si quería de grande vivir como vivíamos en las condiciones de miseria, con techo que se llovía e interior que se inundaba cuando la bella lluvia. Yo hice y reiteré mi pregunta en todos los grupos con los que trabajé. Con la variante que hacía en las asambleas de padres de familia

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En dicha reuniones con padres, sobretodo la primera vez a manera de presentación les platicaba de cómo vivía de niño. Y las preguntas de mi maestros. Pero que en el caso que se presentaba de no poder estudiar por las condiciones económicas, que se trataba de que fueran personas de bien, responsables y honrados. ¿De qué sirve un profesionista ladrón? ¿De qué sirve un profesionista sin conciencia social? Y ponía ejemplos de corrupción que tienen como consecuencia abandono de escuelas, caminos intransitables en lluvia, plomosos en seca, y carreteras mal hechas. Por el 94 pavimentaron un tramo de de El Guácimo- Ejido Chicozapote, inauguraron medio kilómetro con chapapote, y al terminar la curva en adelante, 7 kilómetros ya no hicieron nada, y en el informe la dieron por terminada completa con varios millones invertidos. 

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Joan Manuel Serrat dice a su "Maestra:

"Y si alguna vez piensa en mí, maestra,/ que de sus ojillos azules nazca siempre/ aquella paz que me hacía un poco más dulce la escuela/ y que no se le haga un nudo en la garganta diciendo:/ «qué han hecho...», «a dónde han llevado a mi puñado de pequeños...»/ porque usted no sabía, maestra,/ que el mundo es siempre el mundo,/ que el hombre siempre es el hombre,/ pero no es lo mismo su olor, ¡ay! maestra,/ que el aire de la calle".

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Isaías, del ejido Pastal, Nacajuca, murió cuando estaba en tercer año. De tuberculosis. A la semana de su fallecimiento murió el tío, jefe de la familia donde vivía. Sus padres y hermanos ya habían muerto todos en un lapso de diez años. Era 1997. Los anuncios espectaculares anunciaban que estaba Tabasco en los primeros lugares del país en atención. 

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Dicen por allí que no basta el mérito ni el esfuerzo. Que el 90 por ciento de los alumnos pobres, aunque sean inteligentes terminan su vida en la pobreza generacional, esto debido a las nulas o ineficientes políticas públicas. Y esta es la joya:  el 90 por ciento de los alumnos de las clases pudientes, que ninguno estudia en las telesecundarias, terminan su vida siendo pudientes, aunque sean tontos. Y esto debido a las mismas políticas públicas.

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De la foto. Francisco murió a causa de la leucemia hace unos ocho años,  y que le aquejaba desde niño, doña Eunice Xicoténcatl. Y Mauro, que toca la pandereta, es una de las personas más emprendedoras y entusiastas y de buen corazón, excelente ser humano y ciudadano; no sé a qué se dedica, pero veo sus fotos relacionadas a la imagen de las personas. Pero aprovecho a saludar a todos mis ex alumnos. La gran mayoría de ellos excelentes personas, algunos profesionistas con ética, y sin duda casi todos buenos ciudadanos. A pocos de ellos me los he encontrado y nos saludamos con entusiasmo. Pero quiero reiterar que nunca me cuelgo medallas ajenas. El mérito es de ellos, sin duda alguna, de sus sacrificios por salir adelante y tratar de rehuir el destino manifiesto que tenían como sombra: la pobreza y miseria.