La fiesta: el amor encontrado

 1

Hasta por debajo de las piedras buscas el amor. Y no lo encuentras. Porque estando en todas partes no está donde tú quieres. Porque es una maravilla, sabes, te dedicas a buscarlo. Y es la aguja del pajar.
2
Sucede que pasa a tu lado y no lo reconoces. Te habla y no lo escuchas. Son tantas las señales. Hasta que de pronto caes en cuenta cuando estás en soledad y pleno silencio. Y te asomas al cosmos nocturno. Y descubres, pequeño y minúsculo, que hay mucho más que tu limitado asombro. 
3
El amor encontrado, a contraposición del perdido, sucede en el momento menos esperado. Mas no confundáis: es el mismo, porque no hay otro sentimiento que se le asemeje. Perdido como un juego. Perdido como un reto. Y en un despertar distinto, vibras distinto, es entonces que sucede. Y puede ser en cualquier lugar, en cualquier circunstancia. Puede ser en un bar. En un mar. En un bazar. Allí está. Parecier producto del azar. Mas no. ¿Has escuchado los puntos que se unen? ¿El hilo rojo que desperdigado al final de los finales se une? Mirándote de reojo. "tantos años y estar como al principio". Suena una melodía ambiente, que une, como casualidad. Piezas de un rompecabezas que se unen, donde faltaban.
4
El amor ¿es un rito o un mito? No entiendes ese fuego cruzado de miradas. Y esa pregunta como al paso. Es un rito de la especie, claro. Sobretodo de lo humano. Y es un mito porque la realidad se escapa mientras se le trata de comprender y aprehender.
5
Lees sobre brujas de la Edad Media. Las imaginas encerradas en su cabaña urdiendo nuevas fórmulas para el rescate de princesas atrapadas en su sueño. Y miras una escoba como uso de transporte imaginario. Porque es indispensable comprender que es una mujer en búsqueda de respuestas con los conocimientos de ciencia que se tienen a la mano. Cierras el libro. Abres otro. Y sueñas con otras circunstancias que hubieran cambiado el destino.
6
Vas de pasado a presente. Y de presente a pasado. En un como juego de cartas. A ver si la suerte favorece las cartas que tienes a la mano. Hay una ventana dejada entreabierta como no queriendo. Y por allí cada mañana o tarde, o fin de semana te asomas sin esperanza, pero seguro que toda ventana tiene su simbolismo y su uso. Que puede ser una imagen guardada. Una sucesión de imágenes. Un átomo atraído por otro. Y al unirse atraen otros. Y así ha sido desde el principio, dices. Como una conclusión definitiva. Hay un pozo viejo donde las sabandijas pululan. Pero el agua fresca la humedad mantiene.
7
El amor finalmente ha sido encontrado. Y es una fiesta. Empieza un capítulo más. Sobretodo con más conciencia de lo que significa este estar y coincidir. Con menos peso cargado que pertenece a otros. Más ligeros. Con mayor juego de cartas en las manos. Y es la fiesta verdadera.
8
Hubo, claro momentos de naufragio. Mar embravecido, irredento. Hubo sí, desesperanza. Como una caída permanente. Momentos difíciles, en los que daban ganas de tirar todo por la borda. Y volver a empezar de cero. En el que neblina espesa dominaba el panorama. Ciegos que conducen ciegos en la vorágine. Ambiciosos vulgares por solo el brillo del momento. La claridad aparente de las cosas fáciles. Y resistir fue la lucha permanente.
9
Y de todo eso te diste cuenta cuando empezaste a disfrutar todo tipo de canciones, con temas versátiles. de dolores eternos y heridas abiertas. Y cada una no representaba nada en particular. Solo la dicha de saber que lo creativo del ser se ha dado en las más variadas circunstancias. Y a la noche oscura y densa, empezó un resplandor distinto, nuevo, alucinante. Que ha hecho brotar una nueva manera consciente de mirar las cosas.
10
Y aquí andamios, dijo el trabajador de la divina obra. Ah, el amor.

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