Me digo a mi mismo

 1

Me digo a mí mismo: imponte retos diarios. Cada vez un poco más. Que al cumplirlos al finalizar el día antes de dormir digas "misión cumplida". Y tengas un sueño apacible. Y se sumen los sueños atabilarios como una tarea más de la memoria y de la imaginación. Y todo ello conforme un poco más de material de los sueños para escribirlo al día siguiente, como parte de los retos.

2

Escribe la carta mil veces pospuesta. La mandes o no. La lances al mar o no. Escríbela y sea parte de tu bagaje de escritos al final de la jornada. Una carta donde justifiques al corazón por esos temblores que le suceden cada vez que la nostalgia hace presa de ti. Y detalles el inventario de lo sucedido desde aquella vez junto al mar hasta los diez siglos que han pasado como un rayo, una ráfaga de viento que te despeina.

3

Los retos pueden ser mínimos, pequeñas cosas, pero efectivas para el fluir de tu alrededor. Nunca excluyas en los días un lavar de trastes, un regar las plantas y sembrar algunas necesarias como el No me olvides, o la rosa púrpura elegante de Francia. Siempre son necesarias las actividades dispares pero justificadas. Quizá nadie note esos cambios, o sí, no importa. La vida sucede mientras se sueña y anhela, está bien pero mientras que te justifiquen las acciones. Y recuerda aquella frase que utilizaste en tu juventud: hacer es el mejor modo de decir. Ella te miraba absorta mientras tanto cuando el discurso.

4

Me digo que nada es por suerte. Y solo el amor justifica la esperanza en las estaciones del tiempo. El tren pasa una y otra vez. Bajan, suben pasajeros. Cada uno con sus tribulaciones y anhelos. Cada uno en una ruta con trayecto distinto, muchas veces paralelo, y de vez en cuando en cruce de caminos. Nada es por siempre ni el amor, soledad, derrota o triunfo. Y basta un instante para que las miradas al cruzarse sepan que eso justifica la existencia personal.

5

Cuando la vanidad haga su lucha en ti, acuérdate de la vanidad de tantos otros en toda la historia de la civilización. Y el tiempo hizo estragos en su cuerpo y redujo a ceniza la fatuidad e hinchazón de quienes se consideraban por la zalema grandes personalidades y bastó un espacio en la tierra para su ego reducido a cenizas.

6

Cuando el orgullo tonto se apodere de ti, levanta la mirada y asómate a lo que puedes ver del universo apenas parte muy mínima de toda la dimensión del cosmos. Nada somos. Apenas vibración breve del tiempo, parte mínima del cosmos. 

7

Imponte retos diarios de realizar cosas. Camina lo suficiente para que circule mejor tu enamorada sangre. Para que la carne magra de tus músculos se mantenga en su lugar otros instantes más. La respiración comburente sea más efectiva. Tu mirada sea más diáfana. Tu sentir sea más afectuoso. Tu corazón misericordioso, solidario y cofre de afectos.

8

Quita la cizaña que crece al lado de los girasoles. Convence a las hormigas de dejar en paz las matitas de tomate. Hablale agradable a las plantas y animales. No excluyas. Diles que las amas y agradéceles por acompañarte en este trayecto. Comparten vida. Saben de ti, y se alegran cuando les acercas agua. Y te regalan su fruto cuando corresponde la temporada.  Obsérvalas cuando la lluvia cae. hacen fiestas de agradecimiento por aquel que sacia su hambre y sed. 

9

Pon un recipiente de agua para los pajaritos fuera de tu casa. Y verás que tan pronto ellos lo descubran serán tus asiduos visitantes y cantarán siempre cerca de ti agradecidos porque contribuyes al bienestar de su vida.

10

A oscuras la semilla germina con la humedad. Y siempre requiere la comunión de agua, tierra, calor para emerger a la vida. No lo tomes tan a lo literal. Relaciónalo con las semillas de ideas, de buenas intenciones que tienes, y da rienda suelta a tu creatividad e imaginación y aparezca la plantita y el fruto de lo que haces. El tiempo es eterno al parecer. la vida demasiado breve. Así que mantén ocupada tu mente con pensamientos que construyen. Y no dejes entrar los que solo mortifican los corazones.

11

Mi mismo: Olvida lo olvidable. Recuerda y extraña solo lo que vale la pena. Nunca ceses de amar, alma vieja. Hacer todos los retos autoimpuestos es el ejercicio de amar, amarte. Y amar es el seguro para volver en otras dimensiones. Volver más fresco, más limpio, transparente.


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