Taller literario: Memorias de una bailarina

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Me llegó una carta ayer, cuyo sobre no he abierto. No tiene datos de remitente. Así que tan pronto llegó la puse sobre la mesita de centro. La abriré mañana. No la he leído a la espera de que pase el peligro. Antes mandaban ántrax, y tan pronto al abrir explotaba dañando de gravedad a quien la abría. Esperaré toda la noche y mañana la abro. ¿De quién? Con qué fin no puso sus datos de remitente. Que un viejo amor, como dice la canción  ni se olvida ni se deja. Luego lo cuento. 

2

Llega el mañana. Abro la carta con sumo cuidado.  Un texto de media hoja tamaño carta. La remitente es María Belém. Edad 34 años. Ex alumna. Pero son tantos años desde la última vez que la vi que poca imagen guardo de ella. Flaca de mediana estatura. Tímida. Lectora. 

3

Maestro: gusto en saludarlo. Soy Aría Belém. La que sufría al verlo. Ojalá se acuerde de mí. Se que usted coordina o coordinó un taller literario. Y fíjese qué a mí me gustó mucho leer gracias a usted, y empecé a escribir. De eso ya algunos años. Pero tenga la idea de escribir una novela tipo Memorias de una Geisha. Esta sería Memorias de una bailarina. El motivo de la carta es precisamente pedirle el favor de que me ayude a corregirla.

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