¿Y por qué no escribes sobre las mujeres de Afganistán?

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¿Y por qué no escribes sobre los talibanes y Afganistán?, ¿Y por qué no escribes sobre las mujeres de Afganistán? me preguntan unos amigos. Y mi respuesta: "por respeto a los cinco lectores lo quiero hacer estando bien informado y no divagar y menos difundir las noticias interesadas que generan los departamentos de inteligencia e información de los Estados Unidos. Conclusión: no escribo sobre lo que desconozco. Y sí, pienso escribir sobre ello, pero luego que haya leído mínimo unos cinco libros sobre esa área geográfica.

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Lo poco que sí sé, por ejemplo es que los soviéticos (URSS) invadieron a Afganistan, país rico en recursos minerales con pueblo pobre, de 1979 a 1992. Es decir durante trece años mantuvieron ocupado ese país sosteniendo un tipo de gobierno "comunista", que evidentemente, en la Guerra fría, no fue bien visto por los Estados Unidos. Así que junto con los errores de los soviéticos de querer imponer una cosmovisión muy distinta, aterrizada en lo religioso (para convertirlos al ateísmo y en la tenencia ancestral de la tierra, encontraron resistencia de los distintos grupos afganos, lo cual fue aprovechado por los estadounidenses para financiar la guerrilla de talibanes y mujaidines, que en cruenta guerra lograron derrotar a los soviéticos, los cuales salieron con sus tropas en 1992 y con la "cola entre las patas". Aún así siguieron los conflictos. Y en 1998 logran imponerse los talibanes e imponer una forma de gobierno no aceptada por todos los grupos poblacionales, que tienen diferencias hondas en costumbres.

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Tan solos saber que son 14 grupos étnicos reconocidos nos puede dar una idea de la Babel que genera en sus relaciones cotidianas: Pastún (el 45% de la población), tayicos (el 2o. grupo en población), hazara (el 3er grupo en población), usbekos, Sadat aimak, turcomanos, balushi, pashai, nuristaní, guijar, árabes, brahui, pamires, kirgüi. 

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Osama bin Laden, uno de los líderes de Al Qaeda, se adjudica el derribo de las Torres gemelas en 2001, y, escondido allí, luego en Pakistán, los Estados Unidos piden al gobierno ultraconservador de Afganistan que se los entregue, estos no hacen caso, y EEUU toma la decisión de invadirlos, en 2001, para imponer a un gobierno afín a sus intereses. Los talibanes huyen a las montañas y así como lucharon contra los soviéticos, lo hacen contra los estadounidenses, hasta que Donald Trump inicia pláticas con ellos para gestionar "la paz" y acordar el retiro de las tropas estadounidenses, lo cual le toca concretar a Joe Biden con el límite del 20 de agosto. Los talibanes aprovechan y toman de nuevo el gobierno -sin la sospechosa resistencia del ejercito ni de las fuerzas policiales del gobierno- y decretan el califato islámico de Afganistán. Hasta aquí las cosas. ¿Y la sociedad civil? ¿Y los hombres y mujeres en lo cotidiano?

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Todo lo anterior no son más que generalidades que conocemos por las noticias que nos llegan, y estas tienen su origen en los medios estadounidenses. Las condiciones de la población de Afganistán son de evidente pobreza generada por siglos de constantes invasiones, guerras civiles, enfrentamiento entre las tres principales grupos poblacionales. No es suficiente con ver la imagen de una mujer con burka y pensar que ya por eso se puede opinar informados sobre el conflicto permanente en Afganistan. Lo que sí es que ese territorio, rico en petróleo y litio, y su posición geográfica estratégica para rutas comerciales, es codiciado por los imperios de cualquier ideología, y no precisamente de ahora, sino desde el conteo de años que se conoce como "antes de Cristo".

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Así que voy a sumergirme en unos cinco libros, que espero terminar de leer en un mes, y podré escribir sobre el ciudadano común, sobre las difíciles condiciones y trato ancestral a la mujer, y que se corre el riesgo que los talibanes apliquen castigos fuertes a quienes coadyuvaron con los estadounidenses, sea como funcionarios, o integrantes del ejército afgano.

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Estos son los libros que tengo y que voy a leerlos para tener informaciones de distintas fuentes. Varios de ellos de corresponsales de guerra. Jorge Melgarejo, Afganistán. "Crónicas de un corresponsal de guerra". De Natalia Aguirre Zimerman: "300 días en Afganistán". Anne Seirstad: "El librero de Kabul". De Ramón Lobo: "Cuadernos de Kabul". De Ahmed Rashid: "Los Talibán". De Mónica Bernats: "Afganistán, Crónica de una Ficción". Antonio Pampliega, "Afganistán, La vida más allá de las batallas." 

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Ya leí ayer el de Natalia Aguirre Zimerman, médico obstetra colombiana, que de manera clara y sencilla, jocosa muchas veces,  registra sus impresiones y a través de anécdotas da una visión general de la vida limitada y antigua de la población de ese país en su libro "300 días en Afganistán".  Ella llegó allí con la misión asignada como integrante de la Organización no gubernamental (ONG) Médicos sin fronteras, que de manera altruista asisten a la población civil en lugares muy apartados del planeta.

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No contaré lo del libro, quizá algunas ocasiones entresaque algunas anécdotas y las pondré aquí, como un "extra" de este texto diario.  Lo que sí es que por la prohibición ancestral de negar educación a las mujeres, la mayoría son analfabetas, y tiene ese país el más alto índice de muertes en el parto, con 1 de cada 60, aproximadamente. El agua es muy pero muy escasa, lo mismo en los hospitales, así que las condiciones higiénicas brillan por su ausencia. Las mujeres para dar a luz se atienden por parteras con experiencia, principalmente, y ya cuando se les dificulta, es que acuden a las clínicas, que son muy limitadas en equipos. No hay consumo ni venta de alcohol. Cuando nacen mujeres se ponen tristes las parientas del esposo, y le echan la culpa a la mujer. Así que el esposo la golpea y las cuñadas y suegras las humillan. Todo esto lo cuenta de manera sencilla la ginecóloga colombiana de Médicos sin fronteras en su libro "300 días en Afganistán".

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Necesario informarse. Estos días circulan dos fotografías, una de mujeres afganas vestidas de manera "normal para nosotros, descubiertas de la cara y con falda corta (año 1972), y otra con burka que las oculta (año 2013). Maniqueas las imágenes, pareciera que con la llegada de los talibanes viene lo peor (que no dudo que así sea según nuestras formas de vivir), solo que en esos años no gobernaban los talibanes, ni en 1972 ni en 2013.

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Cuentan que la vez que llegó el Dalai lama a México, no sé en qué año, y para la anécdota no interesa, que luego de explicar en su conferencia sobre la lucha por la independencia del Tibet, de los chinos, y las dificultades que tienen, represión, hambre, etcétera, una señora de la alta (la asistencia era por pago, y el boleto era caro, así que solo personas con poder económico podían asistir) levanta la mano y pregunta "¿nos podría decir Su Santidad (SS) cómo puedo ayudar a los hermanos tibetanos a su independencia? Y SS la miró compasivo (como todo Dalai Lama mira) y le respondió: "claro que sí, estimada señora, le agradezco su interés. Usted puede ayudar a la independencia de la siguiente manera: 1, resuelva los problemas de su familia, 2, luego resuelva los de su comunidad o colonia, 3 luego los de su municipio y ciudad, luego los de su estado y país, 4, y de esa manera algún día llegará a ayudarnos a lograr la independencia del Tibet.

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¡Ánimo guerreros y guerreras!

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