Todo pasa

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Ayer terminaron los Juegos Olímpicos Tokio 2020, de nombre, y celebrados en este 2021. Y los próximos serán en la bella ciudad de París 2024. En la ceremonia de clausura, que es protocolo de Amberes, porque se sigue fielmente el mismo orden, lució mucho la tecnología de los japoneses, en muchos momentos, destacando cuando se formaron en lo alto los cinco aros olímpicos identificación gráfica de las olimpiadas. ¿La razón? Se informó que se formaron con todos los rayos invisibles que salen de los teléfonos celulares de quienes estaban presente en esa ceremonia. Claro, estamos en Japón, identificado país como el más adelantado en asuntos de tecnología.

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Y como todo pasa, cada quien a su casa. O el aquí se rompió una taza, cada quien a su casa. cada atleta regresará a su colonia, barrio, comunidad, para seguir con su rutina cotidiana de trabajo, con el ojo puesto en los próximos juegos, y para ellos habrán de tener determinación casi inhumana para entrenar todos los días muchas horas, y estar en la mejor preparación posible y aspirar no a pasar a finales, ni obtener un cuarto lugar, sino obtener presea dorada, o cuando menos, de plata o bronce.

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Cada quien a sus rutinas diarias, como en la canción La fiesta de Joan Manuel Serrat, que cuenta sobre las fiestas de San Juan, cuando todos los pobladores se involucran en ella, ansiosos, entusiastas, esperanzadores y muy dispuestos a los excesos, borrando aunque sea por esas fiestas las clases sociales, solo que todo tiene su fin, y al final de dicha fiesta sanjuanera: "Y con la resaca a cuestas/ Vuelve el pobre a su pobreza/ Vuelve el rico a su riqueza/ Y el señor cura a sus misas./  Se despertó el bien y el mal/ La pobre vuelve al portal/ La zorra rica vuelve al rosal/ Y el avaro a las divisas..."

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Así los deportistas que ganaron medalla y los que no, regresan a sus circunstancias a buscar la manera de continuar tan interesante carrera. Y aún con las medallas, seguramente que cada país recompensa de manera distinta a cada atleta premiado. Algunos firmarán contratos con empresas trasnacionales, otros recibirán casa, coche o dinero, según sea medalla de oro, plata y bronce. Solo que la gran mayoría de atletas habrán de buscar resquicios por dónde encausar su interés de continuar.

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Y habrá muchos ejemplos. Cuando vimos la participación de Alejandra Valencia en tiro con arco (que obtuvo plata en pareja con Luis Álvarez), le observamos una playera sencilla, que dijimos que a lo mejor era la que usaba como amuleto por darle suerte. Y no, a su regreso dijo que simplemente no les habían entregado el uniforme, porque no llegó ni ha llegado hasta ayer, ya final de las Juegos. Deslinda a su Federación, que han sido muy atentos, pero los del Instituto Nacional del deporte no las surtió con dichos uniformes. Tuvieron que llevar unos uniformes usados, a los que le estamparon el escudo de México.

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O la medallista en halterofilia (levantamiento de peso) Areli Fuentes, que contra todos los pronósticos obtuvo bronce, y que agradeció a quienes le apoyaron, autoridades de Baja California, porque en su estado de Chiapas no le creyeron y por lo tanto no le dieron ningún apoyo. Así lo dijo.

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O la estadounidense Molly Seidel que obtuvo el bronce en Maratón, solo abajo de las keniatas Peres Jepchirchir y Brigid Kosgei, quien en su vida diaria tiene dos trabajos, uno de niñera y otro de barista en una cafetería, y en sus ratos libres practica mucho para cumplir su sueño de niña de participar en los Juegos Olímpicos.

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Y el caso la cubana  Alegna Osotrio, de 19 años, lanzadora de martillo,  de quien no llegó a las olimpiadas a causa de un accidente en entrenamiento, y falleció en abril de este 2021. Y así, muchas historias de vida personales, que al conocerlas nos hará más empáticos con las personas que se dedican a hacer deporte y logran su sueño de llegar a unas olimpiadas.

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O el caso de los atletas que forman el grupo olímpico de "refugiados", que huyeron de su país, han cruzado fronteras de otros tantos, y se han establecido en otro, donde se les ha dado la ayuda humanitaria necesaria para que sigan practicando el deporte, y por ahora representar al Comité Olímpico. El caso de los dos hermanos Alaa y su hermano Mohamed, que huyeron de Alepo, Siria, cuyo gimnasio fue derribado por los bombazos de la guerra, y huyeron, pasando por Turquía, Grecia y Holanda, y ambos se instalaron en Alemania. El caso es que se reencontraron en la ceremonia inaugural Tokio 2020, Mohamed representando a su natal Siria y Alaa a Refugiados. Y la prensa los sorprendió en un abrazo, cuya foto queda para la historia. 

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Y la nadadora Yusri Mardini que salvó a 18 personas de morir ahogadas en altamar cuando su huìda.

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Y tantas y tantas historias más que irán saliendo poco a poco a poco, donde su sacrificio es tanto, como su sueño, y en el diario practicar logran cumplir sus metas. Y se convierte en ejemplos a seguir.

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Pero todo pasa y todo queda, como dejò escrito el poeta, y lo nuestro es pasar.