Yo también hablo de la rosa y de la muerte

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Yo hablo de la muerte, pero también hablo de la rosa, fragante y olorosa. Del amanecer luminoso y radiante. De la generosa  amistad, del mar calmo y del frenético y del amor generoso, noble y pasional. Pero también hablo de la muerte, la compañera sombra, que alguna vez a los seres vivos nos nombra, toca del hombro y nos toma de la mano para conducirnos a senderos por ahora desconocidos. 

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Cada día nos llegan noticias de fallecidos, principalmente desde marzo del 2020. Por eso mismo la pregunta inmediata es si fue por Covid. Y qué importa, si fue una causa distinta a la pandemia, o a causa de esta, el caso es que ya no estarán más para sus familias y amigos. Y como esto se ha hecho frecuente, como que lo vamos sin querer normalizando. A veces la noticia nos llega directo a nuestro teléfono. Y a veces lo vemos en estas redes benditas y malditas.

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Cuando nos encontramos a alguien, sea ocasional, o nos decidimos a tomar un café con los debidos cuidados, siempre el tema sigue siendo la pandemia, y luego el recuento de los recientes fallecidos. Sea porque los conocimos, o porque es vecino o familiar de la persona con quien platicamos. 

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Hay quienes de plano decidieron quitar de su alrededor las noticias sobre el covid, y también están en su derecho y es correcto; aducen que le es más sano, porque podría haber una intención de los poderes ocultos, los de facto, u oficiales para generar un clima de miedo y temor, y de esa manera continuar con el dominio del hombre. Pueden tener razón, cabe esa posibilidad. No nos son ajenas esas afirmaciones de que el miedo es el motor de dominio por sobre las personas.

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Otros hemos decidido tener la mayor información posible, y discernir también en lo posible sobre lo que podrían ser noticias falsas. Por lo demás de que hay un virus regado y multiplicándose lo hay. De que están colápsalos o colapsando los sistemas de salud, lo están, y de que están muriendo personas y otras se recuperan luego de días hospitalizados, también es cierto.

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En 2020 soñamos con las vacunas. Y cuando estas llegaron nos alegramos. No porque el vacunado sea inmune al cien por ciento ante el virus, y echar las campanas al vuelo, no. Pero sí es una posibilidad de que el virus no nos llegue tan agresivo. Lo que sí, es que hay que seguir con los cuidados que nos permitan un margen mayo de posibilidad de vida. Cuando menos ante el covid.

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Yo de preferencia escribo de la vida, de la esperanza y del amor, de la amistad, de las flores y canto de pájaros, de algún libro leído, de la paz y la guerra, de las pasiones humanas, de la inteligencia de los animales, de Pessoa que descree en Dios y con razón, y también de los humanos, que no son otra cosa, dice, que una especie más entre todas las especies vivas. Y así lo creo.

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Y la muerte es un tema inevitable, tanto porque es la realidad concreta y tangible de todo ser vivo. Y también porque nos llega fuerte cuando nos llega la noticia que una persona querida y amada le toca partir, por eso decía, sea por Covid, o por cualquier otra causa de enfermedad o accidente.

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Ya he comentado que en mi vida he estado tres veces muy cerca de la muerte. Pero no me tocaba, ni me nombraba. Yo juego a decir que le guiñé un ojo, y que coqueta me dejó otros años más. Es un juego de ideas palabras decirlo. Un instante, ¿de qué día. mes y año? No lo sé. Solo pido y ruego que me permita arreglar unos pendientes que tengo.

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Pero queda claro que nadie muere en la víspera. Y yo respondo que solo el pavo, ese sí muere en la víspera de Navidad. Pero yo mientras viva seguiré hablando de tu rosa: 

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De Xavier Villaurrutia:

"Yo también hablo de la rosa./ Pero mi rosa no es la rosa fría /ni la de piel de niño,/ /ni la rosa que gira/tan lentamente que su movimiento/es una misteriosa forma de la quietud./Es la rosa del tacto en las tinieblas,/es la rosa que avanza enardecida, /la rosa de rosadas uñas,/la rosa yema de los dedos ávidos,/la rosa digital /la rosa ciega. /Es la rosa moldura del oído, /la rosa oreja,/la espiral del ruido, /la rosa concha siempre abandonada /en la más alta espuma de la almohada. /Es la rosa encarnada de la boca, /la rosa que habla despierta /como si estuviera dormida. /Es la rosa entreabierta /de la que mana sombra, /la rosa entraña /que se pliega y expande /evocada, invocada, abocada, /es la rosa labial, /la rosa herida./Es la rosa que abre los párpados, /la rosa vigilante, desvelada, /la rosa del insomnio desojada."



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