El muro y pared que separan siempre

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Los primeros hombres dejaron en las cavernas registro de algunas actividades del día. Tenían la inquietud y gusto de subir la imagen de la caza del bisonte al muro. Allí han quedado sus dibujos y pinturas rupestres.

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No hay mucha diferencia de esa actitud a las actitudes actuales. El muro de la caverna se ha transformado en un muro virtual que se refleja en la pantalla. Allí vemos los registros de la caza y pesca. También de lo qué se come y bebe. Y a veces mensajes de pecho y de despecho. 

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Todos enfrentamos muros en nuestra vida. Y depende de la actitud que asumamos frente a ellos. A veces nos quedamos de este lado como una fatalidad sin hacer intentos de bordearlos o de saltarlos. A veces solo nos damos de golpes de cabeza contra ellos. Y seguimos así como tercos fanáticos frente al muro.

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¿Y qué representa el muro en sus textos donde habla de ellos?, pregunta la reportera que hace una semblanza sobre vida y obra del escritor extrasensorial. "El muro es solo la imposibilidad de empujarnos para hacer cosas de crecimiento interior".

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Felices los que han decidido dinamitar el muro. No aquella pared que separa una casa de otra, una habitación de otra, o el que separa a dos países, dos familias, dos enamorados. El muro es la autocontemplación, la disponibilidad para dar rienda a los excesos; la dicotomía enfrentada sin decisión; la "Y" ante nosotros y no saber decidir hacia dónde. Es la imposibilidad anidada en la mente como una serpiente que nos tiene dominados.

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Oportunidades que no aprovechaste por el qué dirán: ese es el muro. Viajes que no hiciste por ahorrar dinero para un futuro al que no llegaste: ese es el muro. Guiño al que no correspondiste a causa de un papel que firmaste, o un convenio social que tenías: ese es el muro. Es una soga que ata a lo viejo, a lo pútrido del pantano de las ideas, a la vieja palabra dictada por barbados hombres de negocios eclesiásticos,  a los mandos de la moda y las novedades en la industria de lo vacuo.

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Un hombre tocaba en una puerta dibujada en una pared que no había. Otro quedaba inmóvil ante una pared dibujada en su mente.

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El muro es estar donde no quieres estar. Tu pensamiento vuela por otras partes, sea en recuerdos, o vislumbres de futuro. El muro te impide mirar sobre otros amaneceres, noches tibias, poemas leídos al aliento en una noche oscura al amparo luz de luz de luna, y si es la de octubre es más bonita. El muro es el quizá, el mañana, el no puedo, el ya está viejo, el ya pasó el tren. Es un querer y poder y no decidirse. Es guardar silencio cuando se debe hablar. Y hablar cuando se debe guardar silencio. Es la prisón abominable de las costumbres, es el señor feudal de los deseos.

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El Muro, es un libro e cuentos y novelas cortas de Jean Paul Sartre, escrito en 1932. Es sobrio y directo. Sus personajes es el común de las personas con los miedos, tabúes e inseguridades.

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Esa pared es la que nos separa. Es el muro de la indiferencia. Pared y muro que no importan. Qué no existen.