Leones contra Toros, final para no cardiacos

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Casi nada sé de beisbol. Pero estos días pasados me he emocionado siguiendo los juegos de semifinales de la zona sur y de la norte. De la sur, porque a la semifinal llegaron nuestros locales Olmecas, y fue contra Leones, de Yucatán, mientras el otro duelo del sur para sacar finalista fue entre los poderosos Diablos rojos, del México contra Águila de Veracruz. Y quedando fuera Olmecas y Águila, la final fue con los vencedores de ambas series: Leones contra Diablos, quedando finalmente el equipo de Yucatán como campeón de la zona sur. "Mare, linda".

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En el inter nos enteramos que la directiva del Olmecas puso de regalo con la compra de 500 pesos de sus productos, una silla del graderío. La razón es que están remodelando al estadio, y en lugar de tirar ese fierro y plásticos viejos, lo pusieron de regalo al aficionado. Y yo pensando que nadie iba a querer sillas viejas, vi fotografías de periódico donde los aficionados fanáticos cargaban con su silla. De todo hay.

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Y no es para menos. Realmente uno de los motivos de entretenimiento en Tabasco son los juegos de Olmecas, equipo de beisbol. De tal manera que habiendo restricción de movimiento a partir de las 11 de la noche, y cárcel o multa (mordida) a los que anden sin motivo justificado deambulando a esas horas, una de las justificaciones válidas es el boleto de que se asistió al beisbol a aplaudir a Los Olmecas. 

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Y claro que esto sucede en todos los lugares donde hay deportes que atraen masas, como el futbol y beisbol, principalmente. Donde las pasiones se agitan, los nervios se alteran, el corazón se alienta, y el fanático sufre y goza. Mientras tanto un reefresquito con botana no está del todo mal. Y algunos llevan matraca para hacer ruido, otros serpentinas, y otros más sirenas para hacer ruido de alerta y ambulancia. No fallan los gritos de "bolero" y "ulero", dependiendo de la jugada.

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En las jugadas dudosas ya está implementada la revisión. Al aficionado se le repite la escena desde dos o tres ángulos en pantalla gigante y a los de casa por televisión. Y un grupo de autoridades del ampayeo revisan en la ciudad de México (en los casos de las dudas de jugadas en los partidos de semifinales   y finales). Y muchas veces coinciden con lo que el aficionado también está viendo. Out o safe.

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Es un vértigo, generador de alteración de pulso, cuando el equipo va arriba en el partido, y cada jugada representa la oportunidad para reducir ventaja y muchas veces para dar voltereta. Que el bateador logre llegar a primera. Que se robe la segunda. Que haya jonrón sea solitario o con bases semi o llenas. Etcétera, todo las variantes. Y ver que el catcher hace señas al pitcher. Y que este de base por bolas o ponche al bateador. O que haya doble play. o bateo y corrido. Todo un universo de jugadas probables en cada movimiento.  

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Y viene la voltereta. Y si le vamos al equipo que iba abajo en el marcador nos alegramos. De una manera o de otra, pero está la emoción al límite. Gritos en el rito de alegría, para imaginar que desde la sala de casa estamos animando al equipo. Al final un equipo le gana a otro, sea al final de la novena entrada, o en extra innings, pero el espectáculo está vivo mientras la pelota tenga espacio de juego.

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Aquí en Tabasco la fanaticada abarrota el parque centenario 27 de febrero cuando juegan contra los Diablos o Tigres, ambas oncenas de la Ciudad de México. Para los otros partidos  solo los que son fanáticos al cuadrado, los leales, los aunque pierda.

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El equipo local ya tuvo la dicha de ser campeón nacional de la liga de beisbol, cuando en 1983 se enfrentó al equipo Ángeles de Puebla. Yo estaba recién llegado a Tabasco (apenas cuatro años) y me enteré de la inmensa alegría que el equipo le dio a la fanaticada. Desde esa fecha pocas veces se ha llegado tan lejos. Apenas ahora la llama de la esperanza de llegar a ser campeones de nuevo se mantuvo hasta semifinales.

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Por lo pronto ya estamos listos para ver la final con la serie entre los Toros de Tijuana, contra Leones de Yucatán, campeones de las zonas Norte y sur, respectivamente. De extremo a extremo. Me acuerdo del viejo anuncio de las pilas Rayovac, que decía: de Mérida hasta ensenada y la pila como si nada. Ahora será de Mérida hasta Tijuana, y la emoción no será apta para cardiacos.

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