Fue en un café (donde la dejé)

Fue en un café

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Que no pase mucho tiempo. Tenemos pendiente un café. Y no sea que yo falte. Es peligroso este tiempo de pandemia. No sé sabe si habrá mañana. Por eso no le demos muchas vueltas y cumplamos la cita del café pendiente. Y hagamos nuevas citas, con la amiga, con el amigo.

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El café siempre nos ha acompañado, principalmente el de olla. Allá cuando la niñez, no podía faltar el lechero, calientito y sabroso, y más sobretodo en los crueles días de invierno, cuando llegaba la temperatura al nivel de congelamiento, grados bajo cero. Entonces por la mañana o por la tardecita-noche, venía bien ese sabor y ese calorcito que llegaba junto con un buen café con leche y pan.

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Una de las canciones que marcaron mi infancia y adolescencia fue la "Fue en un café", del grupo de los 60, Los Apson ( de Agua Prieta Sonora, de allí su nombre). La escuchaba en una refresquera abarrotes que estaba cerca de mi casa. Y precisamente hace pocos meses hice contacto con la nieta de la dueña de ese lugar, y me dice: "la canción que más recuerdo de esa época es "Fue en un café", y me dice: "la razón es porque la escuchaba en la tienda de mi abuelita, y porque tú l cantabas en la secundaria con tu guitarra"

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Cuando pedí un café en el aeropuerto de La Habana, Cuba, en 1993, me lo sirvieron muy cargado, luego supe que se le llama expreso acá con nosotros. Le digo a la morena guapa: "oiga está muy cargado", "Ah , mexicano, tú lo quieres aguado". Y efectivamente es la palabra correspondiente.

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La verdad es que conozco poco de tipos de café, tanto para comprar y hacerlo, como para consumir en las cafeterías. Aquí solo pido americano o lechero, aunque esto muy raras veces. Ah, y con leche "deslactosada , por favor". Sé que hay moka, capuchino, late y no sé qué más, aparte del americano negro, expreso y lechero. 

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"Te invito a tomar café", es un guiño a la amistad. Es una convocatoria a la plática. A intercambiar ideas. A conocer cómo pensamos. A tocar los pies bajo la mesa. A reír en comunión. A aclarar dudas. A hacer preguntas. Buscar respuestas. Arreglar el mundo. A arreglar negocios. A componer canciones. A escribir poemas. A intercambiar libros. A sentir nostalgia por alguna tormenta que pasó. Y no más.  "Te invito un café" es un susurro, una petición, una solicitud, una manera de exponer la necesidad de acercamineto. Y sí, "fue en un café", como la canción.

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Antier compré vía internet una cafetera tipo italiana Moka para 6 tasas (370 pesos). Llegó ayer. Apenas de manera reciente me enteré de ese modo de preparar café, muy diferente a la manera que yo conocía en casa con la cafetera a manera de goteo. En esta cafetera Moka el café se hace mediante los procesos químicos de vaporización y de condensación. En la parte de abajo se le pone agua. En la del medio va el cafe expreso de preferencia y en la parte de arriba se forma el café líquido. Se pone a fuego lento en la estufa. A través de tubos tipo popote, al hervir el agua se evapora, y en vapor pasa por donde está el café, y sigue su ruta en vapor hasta subir y condensarse para pasar de vapor a líquido. 

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Así que ando con mi juguete nuevo en la manera de hacer el café en casa. Una nueva experiencia. Y lo mejor es que el café sabe muy diferente, con "cuerpo y corazón". Al pasar por el café molido, el vapor le extrae los mejores elementos que conforman el "cuerpo" del verdadero café para saborear y disfrutar. La otra manera que tengo conocimiento se hace es con la cafetera francesa, que el proceso de hacer café es a través de presión, para lo que tiene una pequeña prensa. 

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La cafetera italiana también llamada Moka, fue inventada en 1933 por Alfonso Vialetti. Y, ojo, no es eléctrica, se pone al fuego, y de ella, en su proceso de elaboración, se desprende el olor a café característica de  las casas antiguas. Hay actualmente para su venta en aluminio y en acero inoxidable. Y las medidas que se ofrecen para su venta son de 1, 3, 6, 9 y 12 tazas. Solo que se debe tomar en cuenta que esa medida es de las tazas chiquitas en las que se sirve el café expreso. Por lo que una cafetera italiana de 6 tazas, da apenas dos o tres  tazas de las que acostumbramos. 

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He leído sobre los cafés pendientes. De las personas altruistas que en tiempos de frío, preferentemente, dejan pagado tres, cinco o diez cafés, para que se los entreguen gratuitos a personas que no tengan para pagar,, que son las que viven en condición de calle. Llegan y preguntan si "¿habrá un café pendiente?". Y se los sirven, atemperando el frío muy gélido del exterior.

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De "Fue en un café", canción: "Cuando yo recuerdo que una vez, la abandoné,/ yo me pongo a llorar y no sé qué hacer para olvidar. / Oh, yo no sé, qué voy a hacer,/ su ausencia me mata y yo no puedo volver./ Fue en un cafe donde yo la dejé/ Fue en un cafe donde la abandoné/ Fue en un cafe donde la ví llorar/ Fue en un cafe y no quise escuchar..."

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Para la nostalgia, tenemos muchas historias de café, que poco a poco iré escribiendo, entre tealidad y ficción. Mientras, tenemos disponibles siempre un café pendiente para los amigos y las amigas. ¿Gustan?

*Fotos tomadas de internet. 

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