Jurado

Jurado

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Una ocasión fui jurado en un concurso de oratoria de zona en secundaria. Quien yo tenía en primer lugar, por la suma de puntos con los otros miembros del jurado, quedó en tercer lugar. Al término de este, lo vi en los pasillos y le dije que su participación fue muy buena. Y lo invité a seguir y a asistir al taller literario qué yo coordinaba en El Jaguar Despertado, de la ciudad.al paso de los años se convirtió en un buen orador, escritor y promotor de actividades culturales. Su nombre Jonhatan.

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Me gusta ser jurado de poesía, declamación y oratoria. Lo he sido muchas veces. De otras actividades no, porque no es correcto aceptar serlo en lo que uno no sabe. Pero en esas tres sí. Ahora por la pandemia es muy distinto. Y ayer lo fui en oratoria nivel educativo medio. De acuerdo a la convocatoria era en dos etapas. En la primera participaban enviando un video donde presentaban su pieza de oratoria. Y la segunda parte era improvisar un tema asignado.

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Admiro a los muchachos que se inscriben a cualquier concurso. Porque de hecho están imponiéndose un reto, el de hacer algo, el disciplinarse para ensayar y hacerlo lo mejor posible, y todo eso contribuye a un crecimiento interior. En el caso de declamación y oratoria o monólogo en teatro, tienes que enfrentar a un público para lo cual estarás aprendiendo a dominar el nerviosismo que ataca a todo principiante, aunque nunca nadie escapa de dicho miedo del todo.

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En la secundaria yo me aprendía un poema corto, principalmente de Bécquer: "Para que los leas con tus ojos grises, para que los cantes con tu linda voz, para que llenen de emoción tu pecho, hice mis versos yo...". Y mis amigos Toño Rocha y Víctor Orduña, entre otros, se aprendían poemas gigantescos, ya de Walt Whitman "Canto a mí mismo"; "Los motivos del lobo", de Rubén Darío, el "México creo en tí", de Ricardo López Méndez, o "Suave Patria", de Ramón LópezVelarde. Fueron ellos para mí un verdadero tormento verlos y escucharlos con esa envidia juvenil que me hacía admirarlos más y estimarlos mucho. Y yo con mis participaciones de 10 o 15 versos apenas.

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Ya en la escuela Normal, además de los notables declamadores y declamadoras, entre ellas a Gloria Luz Rodríguez, mi amiga de grupo, conviví con los mejores oradores de la escuela, los que obtenían siempre uno de los tres primeros lugares. Entre ellos a Celso Gutiérrez, Joel Zúñiga Castillo y Óscar Eligio Gutiérrez Villanueva (QEPD). Los escuchaba repetir hasta el cansancio partes de sus discursos. Y los miraba y admiraba, y me fijaba en su dicción, volumen y modulación de voz, el movimiento de sus cuerpos y la manera como sus manos se movían de manera natural. Y por supuesto, aprendí las partes tradicionales de la estructura del discurso. Y me daba cuenta que había un fluir lógico de ideas. Y la maravillosa exhortación final que me impactaba y convencía de las desigualdades sociales, de la corrupción de los gobernantes, etc.

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Cuento lo anterior para justificar mis participaciones como jurado. Lo he sido desde mis primeros años como maestro de escuela. Y luego ya ajeno a las actividades escolares me han invitado y con gusto he colaborado con los supervisores o con los grupos culturales. Solo, reitero, que ahora en tiempos de pandemia es distinto porque se participa de entrada con un video. No digo que sea bueno, mejor o malo. Solo que es la circunstancia de precaución que nos obliga a hacerlo de dicha manera.

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Recibí 10 videos de muchachos participantes. Solo en uno de ellos se veían cortes, que evidenciaban borrones de fragmentos, seguro donde había equivocaciones. Solo que, claro, era más fácil volverlo a empezar y grabar de nuevo hasta que saliera. En otro video se notaba que atrás de la cámara le mostraban quizá unas tarjetas guía (lo cual no me parece mal).  Las demás muy buenas participaciones. Reitero: los admiro por ese empuje personal de participar, del esfuerzo. No importa perder. Ya el esfuerzo es crecimiento. Y no importa ganar, vendrán nuevos retos.

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Ya en la fase de improvisación, que fue a través de la plataforma Zoom, solamente una persona buscaba en su pantalla el tema. Y se le tuvo que recordar que era la fase de improvisado, sin otro comentario más al respecto. Los admiro porque yo en mi vida he participado en algún concurso de oratoria. Me hubiera gustado ser entrón como estos participantes, sencillos, valientes, que buscan superarse, hacerse notar, a la buena, con conocimientos e ideas. Y por esa actitud, seguro llegarán lejos.

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Yo les reiteré a todos en lo general que había que leer mucho sobre temas que les interesen; que los oradores siempre tienen suerte; que la oratoria es un concurso de ideas y palabras; que es el arte de convencer. Y que rápidamente se nota quién convence, quién transmite. Y se nota si es texto propio o es texto que les redactaron. 

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Me ha tocado en los tantos concursos que he sido jurado, algunos colegas que no tienen algo de conocimiento de oratoria. Y no todos los maestros de español tienen dicho conocimiento. Es necesario investigar bien sobre el tema para tener ideas generales que nos ayuden a desempeñar mejor nuestro papel de jurado. No es honesto aceptar serlo sin saber lo mínimo suficiente para determinar que una pieza de oratoria tiene partes perfectamente definidas y delimitadas, y todas las demás características del desempeño de un buen orador.

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No sé si esté en Youtube el video del duelo de oratoria que protagonizaron en La Habana, Cuba, entre José Lopez Portillo y Fidel Castro. Sería bueno buscarlo y verlo. Dos estilos muy diferentes, ambos grandes lectores y oradores, y hablaron ante decenas de miles de cubanos. Fue como en el año de 1977 o 1978. La recuerdo porque la pasaron en la televisión pública. 

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Dos sugerencias más que también les hice fue que buscaran oradores en Youtube y que los vieran y analizaran. Incluso que los imitaran. Además que sean felices y disfruten su vida, que es única.

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Claro. Yo he jurado y me han jurado. Pero ese es otro tema, en los apartados de ilusionismo, magia o ciencia ficción.

*Las fotos son tomadas de internet 

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