Mi primera novia formal (parte 4)

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Luego de que terminamos por tercera y última vez, la primera y segunda, lo platicamos. La tercera fue una despedida sin despedirse, un adiós silencioso. El rompimiento fue brutal, porque no se platicó absolutamente nada. Como el duelo que no inicia porque no se entierra el muerto. Ese primer año nuevo luego de nuestra separación callada, de alguna manera yo esperaba verla de nuevo. Mi corazón quería sentirla cerca. Mis manos atarse a las suyas. Fui a la Central de autobuses por tres días a ver llegar los que venían de su pueblo con la esperanza de verla llegar, vernos y abrazarnos festivos. Y nada. Me regresaba a mi casa triste y acongojado. Luego el día 4 tomé mi autobús que me regresaría de nuevo a Tabasco con la certeza de que nunca más.

2

"¿Y qué me cuentas de tu novia?", me preguntaba mi papá. "Antier pasó por donde yo estaba trabajando y me saludó",  me comentaba animoso. Yo no sabía qué responderle. "Por ai anda, tranquila", le decía yo. Lo mismo me preguntaban mis amigas y amigos. O me daban un saludo que me mandaba ella, o lo inventaban. Y yo me quedaba callado. 

3

Lo otro era cuando mis amigos tenían guitarra y cerveza. Y cantábamos canciones que todas ellas "aunque mal paguen", o "tendrás que llorar". Y siempre una y otra canción que hablaban de decepciones, de nostalgia, de extrañar, de adioses.  "De yo lo que quiero es que vuelva  qué vuelva conmigo la qué se fue". Pero no había esperanza, ni ruegos. Yo sonreía. Yo me abrazaba con compañeras delante de todos. Para que si les preguntaba sobre mí, le dijeran qué me habían visto muy feliz y por lo tanto sonriente.

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En el transcurso de los años me platicaban sobre ella cuando yo iba a mi pueblo de vacaciones. No faltaba algún amigo o amiga recíprocos que me daba datos que yo ni en cuenta. Me hacía el indiferente, Y cambiaba a otro tema. "Ya se casó". "Tuvo un accidente" (¿Pero está bien?); "Ya tuvo un hijo". "Ya tuvo otro hijo". "Ya se divorció". Y cosas así por el estilo. Yo como si nada, "¿Ah sí?" "¡Qué bien!". Y hasta allí.

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"El último año de la escuela Normal fue así. Ya Antonio se había ido a trabajar a Tabasco. Yo sentí por él un afecto grande, un agradecimiento porque nos acompañamos por dos años, con el mes ese en que se fue con la pelo pintado. Guardé siempre los mejores de los recuerdos de esa etapa linda de mi vida. Alguna vez supe que andaba por la tarde en la escuela, muy ocasionalmente, quizá pedía permiso. Yo me moría por verlo, pero no coincidimos. Quería saber de su vida en Tabasco, de las dificultades por las que pasó. No le ha de haber sido difícilmente los primeros meses, de cuando se tardan mucho para pagar. Mis hermanas y hermanos, mi madre  me preguntaban por él. Yo les decía que él estaba bien, que quedamos como amigos. Y luego salí del estado a trabajar como maestra, y pronto pude regresar al estado, para eso ya casada y con mi primera niña. Pero ah, qué diferencia de personas entre mi esposo y Antonio. Al principio todo bien. Y luego las diferencias. El machismo. Los celos. El sentir que la mujer es de la propiedad del esposo. Y cosas por el estilo. Pero la vida va así, sin retorno".

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A veces me pongo a pensar. Sobre qué hubiera sido de mi vida si no hubiera entrado a la secundaria. Y luego a la Normal. Seguramente que mi vida hubiera sido muy distinta. Claro, hay un instinto de búsqueda, eso fue lo que me llevó a la secundaria y luego a la Normal para ser maestro. Y ese mismo instinto, la misma inquietud, me hubiera llevado a otros derroteros, otra ruta, pero seguramente hubiera buscado destacar, enamorarme y leer, porque eso ya había anidado en mi corazón desde primaria.

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"A veces me pongo a pensar qué hubiera sido si me hubiera casado con Antonio. Supongamos que seguimos de novios. Y que egreso como maestra de primaria. Y que él está lejos. Seguramente hubiéramos buscado y encontrado la manera de que trasladaran su plaza para Tamaulipas, y ya estando acá para Matamoros. Tuviéramos nuestros hijos, dos o tres. Y quizá ya no estuviéramos casados, igual. Porque la vida va definiendo las relaciones, los acercamientos y las separaciones. Así como se fue con la pelos pintados cuando estudiantes, así se hubiera ido con cualquier piruja que le pelara el diente, y yo, por supuesto, no se lo hubiera permitido. Pero sí hubiera estado padre saber cómo hubiéramos vivido, con guitarras y libros, a como él era, alegre, diente frío y guiñador".

8

A veces platico con alguna amigo y le digo que los matrimonios civiles debieran ser por cinco años, y al término de estos, presentarse a firmar sea que se sigue o sea que allí termine todo. Es como una loquera. Creo que con cinco años de vivir juntos ya se sabe a qué tirarle, si se mete uno al mar de las costumbres, o si se cambia de domicilio, buscando algo que nunca se encuentra, pero que la búsqueda es la aventura de la vida misma. Y luego a los diez años, lo mismo. Acudir al registro civil para decidir si se sigue o continúa. "Estas loco", me dicen. Y bueno creo que todos tenemos un tornillo que a veces se afloja y disparatamos con ideas que asustan a los demás.

9

Si no hubiera entrado ni a la Normal, no la hubiera conocido a ella. Aunque digan que dos personas que están destinadas a conocerse, el destino abre caminos y logra que haya un punto de confluencia. Pues sí, pero no habría manera  ni posibilidad de conocernos. Si no entro a la secundaria ni a la Normal, seguro es que me hubiera ido a los Estados Unidos de bracero, y hubiera hecho mi vida por allá con otra migrante morena o negra que nos adaptáramos a nuestra forma de ser. Otros hubieran sido los afanes en el día a día. O a lo mejor fuera un jardinero feliz, dueño de un vivero de plantas varias. Y entre alegrías y tragedias sucedería mi vida de otra manera. El destino tiene todas las posibilidades, solo que nada más podemos seguir uno. Y el mío fue el que he vivido feliz y documentado, apegado a costumbres y rutinas.

10

"Qué bárbaro, cómo escribes y cómo inventas. ja, ja, ja. Me haces reír mucho. He leído con detenimiento y gusto lo que subes al feis.Y baste hacerte saber que nunca supe que seguías pensando en mí. Yo seguí una ruta, tú otra. Y siempre guardo esa relación juvenil como algo bello. Sería bueno que publicaras las historia, no te la guardes solo para tí, y ya antes de que la publiques me vuelves a preguntar si quiero que vaya mi nombre o no. Porque efectivamente tengo la tentación de que quede mi nombre, pero ya te lo dije al principio, que quiero temas toda la libertad de escribir, inclusive con imaginación de lo que no sucedió, pero pudo haber sucedido. La vida no tiene misterios en lo general. Y cada quien tenemos nuestros secretos en lo particular. Y sin duda, como dices, la vida es bella". 

 

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