Corazones

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Tradicionalmente cuando se quiere dibujar o dar un mensaje de amor, hacemos referencia al corazón. Mas creo que todo está en el cerebro. Perdonen mi empirismo. Yo también fui el que dibujaba en secundaria un corazón y le ponía dos letras separados con la "y". Y para agregarle dramatismo lo cruzábamos con una flecha de cuya punta caían gotas de sangre Como para decir: "están flechados A y X". O "están en una relación A con X". O sencillamente "Antonio anuncia que quiere con X".

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Confieso que nunca me resultó ese truco comunicativo de finales de los 70s. Al contrario, la chica aludida con su inicial se quejaba con nuestro maestro asesor. Y ese me guiñaba un ojo al momento que me regañaba. Pero para mí quedaban claro dos cosas. Una, que no era delito lo que yo hacía. Y otra, esta sí fatal en mi edad, que ella, la aludida no quería absolutamente nada conmigo.

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Sé que es en el cerebro donde radica todo lo relacionado con los mandos de toda parte viva. Y que de su tamaño depende también su capacidad de almacenar, y procesar todo lo que tiene que ver con lo que hace el ser vivo, aunque en este caso me quiero referir superficialmente al ser humano.

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Nuestro movimiento motriz, sea el básico y el fino; nuestro pensar y hablar, todo lo que tiene que ver con manejar los demás órganos en sus funciones; los sentidos del olfato y los otros, y por supuesto, los sentimientos, incluido el amor, la amistad, el odio, la envidia, celos, solidaridad, pánico, miedos, ansiedad, etc. Y para eso requiere trabajar las 24 horas del día. Nada hace o pasa por el ser humano que no se genera u origine en el cerebro.

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Solo que no sería estético que dibujemos un cerebro, como decíamos con el corazón en secundaria, atravesado por una flecha, goteando sangre. Tiene más colorido el corazón, por lo rojo, que el cerebro, que se le identifica con el color gris. Por eso a alguien que sabe mucho se le dice metafóricamente que tiene mucha materia gris.

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Mas como los tiempos han cambiado, sobretodo en uno que anda ya por arriba del medio siglo, y con el avance tecnológico, que se deben utilizar otros dibujos para decir el mismo mensaje que decíamos en esa adolescencia frenética, imprudente y soñadora. Ahora los sistemas de comunicación vía internet, nos ha dado muchas opciones de comunicación, y por tanto de envío de mensajes. Mal andamos quienes nos hemos quedado rezagados en el manejo de la tecnologías.

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O tendríamos que hacer una mezcla de lo viejo con lo nuevo. Porque finalmente es lo que representamos: lo viejo por lo que ya vivimos a plenitud, y lo nuevo si nos atrevemos a manejar el internet con sus redes y bemoles para decir lo que nuestro cerebro y corazón siente. Yo lo mismo escribo en la página virtual de la computadora. Que en hojas amarillas que doblo con parsimonia y meto en una botella para lanzarla al mar, sin esperanza de respuesta.

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Me sorprenden los iconos y emojis, que en su uso aún no aprendo cuál es de risa, de burla, de guiño, de besos suaves en la frente, de besos pasionales, de saludos, de abrazos, de desengaño, de celos, etc. Me dicen que hay de eso y más. Y luego aparecen corazones rojos, morados, azules y amarillos. Y no sé cada uno para qué sirve, y qué es lo que quiere decir. Lo mismo los fondos de pantalla en los mensajes. A veces pruebo con gif personalizado donde miro una caricatura de alguien de barba blanca, lentes y ojos verdes que ríe que llora, y lo mando y a veces mi interlocutor o interlocutora me pregunta sobre qué es lo que quise decir. 

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Pero decía que en todo caso uno tiene que mezclar las antiguas maneras de mandar señales, nunca pasan de moda, con las nuevas. Bien vale la alegría mandar una canción. Bien vale un poema, o un libro. Y no virtual, sino en su formato tradicional de hojas físicas. Y lo que contenga, sean textos que uno considera pudieran interesar a las personas a quien uno envía. Y no sean de baja autoestima como aquel que al recibir un jabón de regalo (Eran marca Maja, antes) piense que se lo regalan por dar imagen de sucio. O porque nos ofrescan pastillas de menta, pensemos que sea porque nuestro aliento no anda en nivel agradable.

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Pero efectivamente es nuestro cerebro el que manda y decide lo que hay que hacer. Manda órdenes. Elabora proyectos Tiene visiones de futuro. Tiene el conjunto de recuerdos. Y reacciona ante lo imprevisto de manera instintiva. Siente y genera mensajes. Sueña. Interpreta situaciones para elaborar planes. El cerebro crea, imagina, recuerda y olvida. Así que si vamos a meternos al aguacero, tengamos un paraguas a la mano. Y si vamos a meternos a manejar bicicleta o motocicleta, llevemos nuestro casco. Y si de amores se trata, para evitar desengaños, digamos adiós primero. 

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