Mi primera novia formal (parte 2)

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¿Qué es el destino de los individuos. Nacen. Crecen. Muchos se reproducen. Y finalmente llegan a la última estación. Y desaparecen, polvo. Y en ese trayecto se encuentran para la amistad floreciente y el amor juvenil. Una mezcla de curiosidad, descubrimiento y atracción. Se hacen parejas. Luego para reto y desconsuelo adelantados encuentran por allí la frase de que los novios de estudiantes no serán esposos cuando profesionales. Y hay manera de torcerle el cuello a ese maleficio planteado como espada de Damocles, o al menos intentarlo. 

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Solo que hay circunstancias que se van presentando. La edad misma en que se encuentran nuestros protagonistas. Lo atractivo de otras muchachas para él. De otros, para ella. Conocer de promesas que se dicen al cobijo de la atracción instintiva. El deseo que duren más tiempo esas sensaciones de deleite y gozo carnal. Y más en el caso de ellos como estudiantes de Normal, y futuros maestros, con destino de lugar incierto en la vasta geografía del país.
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Y esto puede ser resumido en fueron novios dos años. Él sufrió lo indecible. Se fue a Tabasco a trabajar como egresado, y con el desamor a cuesta como piedra a la espalda presionando el corazón. Y vinieron noches de quejumbre y borracheras cantando "me cansé de rogarle", sin rogarle, soy testigo de ello. Solo que hay aún detalles por contar, caminos por recorrer, versos por cantar y besos por contar.
 
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Ya le he mandado una carta donde le comento lo del proyecto de estos textos a los que llamo Primera novia formal. Me dieron su dirección electrónica y me avoqué a escribirle. Es un rescate de la.memoria juvenil. Y a la vez un homenaje no a ella en particular, sino a la etapa esa qué vivimos y que me trae gratos recuerdos. Y claro, le pido su autorización para escribir su nombre.

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Yo pasaba por su casa para irnos juntos a la escuela. Ella me invitaba a comer antes de irnos. Y platicábamos de bastantes cosas sin pensar en un futuro a largo plazo sino solo a esos momentos gratos que era nuestra vida de novios. Íbamos los fines de semana al laguito de aguas turbias, que está en medio de un parque tristón  donde patos y garzas merodean y nos sentábamos en el.pasto, o nos acostábamos para ver las nubes y encontrarle forma.

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"Eran lindas esas tardes qué él pasaba por mí. Cada uno con su uniforme escolar de futuros maestros, falda y pantalón azul marino y camisa/blusa blanca. Y siempre con la.sonrisa dispuesta a alegrarnos los días. A veces él me ayudaba con la tarea o yo a él. Yo soñaba con hacer una vida juntos aunque era muy temprano para pensar en ello. Es que lo encontraba todo perfecto, lo que es la.juventud qué no mira bien lo que sucede, o el enamoramiento qué nubla. Y además él tocaba guitarra y a mí me parecía que cantaba muy bonito. Y cantábamos ambos "Ansiedad de tenerte en mis brazos", y al cantar nos mirábamos a los ojos y luego al terminar la canción nos abrazábamos fuerte encontrando la solución a todo lo que nos faltaba".
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No éramos celosos ambos. Ni tóxicos a como se dice ahora. Cada uno andaba en las actividades propias de cada quien. Y ya a la salida era nuestra fiesta de palabras y risas. Y claro, nos deteníamos en lugares oscuros para platicar más juntitos  y nuestras miradas estaban a dos centímetros, y los labios tibios se unían de manera natural con fruición  para los besos correspondientes de cuatro.minutos de duración, intensos y motivadores. Yo sentía que alcanzaba materialmente el cielo.
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Yo había tenido novia en la secundaria. Luego cuando salí me hice novio de Alicia (nombre ficticio, persona real). Yo había salido de la secundaria, pero en las mañanas a veces continuaba llegando a dicha escuela. Los maestros como me conocían no me decían nada. Me preguntaban sobre en qué escuela había estado. En algún recreo me saludaba con chicas, entre ellas, Alicia.
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Alicia era una muchacha morena, muy agradable en su forma de ser, y sus miradas y sonrisa eran una invitación a continuar en las pláticas. Un buen día me invitó a una posada escolar, de esas que se hacen fuera de la escuela; una hermana de preparatoria la había invitado, pero "lleva a tu novio", le dijo. Me dio mi boleto y fuimos. Era en el salón de baile El Mexicano, que estaba cerca del centro de la ciudad. Había frío. Andábamos con ropa gruesa, abrigos y abajo sueteres. La música lenta invitaba a bailar muy juntitos. E imaginar la turgencia de los cuerpos bajo ese fardo.
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En una parte del baile nos salimos, y nos fuimos al estacionamiento, que estaba en la semioscuridad. Allí nos besamos con frenesí, con ansia, con fruición. Y yo aváncé mis manos inquietas a buscar como decir la aguja perdida del pajar entre tanta ropa. Sentí la tibieza de su pecho, era tanto el frío de mis manos, que sentía alivio, quizá ella frio, pero me ayudó desabotonando un botón del abrigo, levantando el suéter, y desabotonado la blusa.
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Y en los bailes ya de mi grupo normalista había bailado con tres posibles novias, y digo posibles por mi imaginación, y no porque ellas me hayan hecho alguna señal. Solo que yo había leído por allí algo relacionado conque el poder del pensamiento hace que algo que deseas lo pienses mucho para que se haga realidad. Así que yo me animaba a invitar a bailar en esas fiestas de adolescentes que se efectuaban en casa de alguna compañera del grupo. Quizá en el Día de muertos, luego en la posada escolar, luego el día de los novios en febrero y en la del estudiante en mayo.  Por cierto, era notorio que las y los que vivían fuera de Matamoros, no llegaran, por quedarle lejos. Por esa razón no llegaba alguien que yo ansiosamente esperaba.
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Pero todo cambió cuando conocí a mi primera novia formal. Era lo que yo había soñado en mis noches de insomnio, en mis domingos en casa esperando el lunes de escuela. Se me hacía largo el día para verme con ella.  Cuandondormía la soñaba complaciente y lúbrico. Y cuando nos veíamos yo me sentía soñado. En las vacaciones se iba a su pueblo y yo sufría por tanto amor y la distancia. La iba a despedir a la central de autobuses, nos despedíamos y subía hasta que el chofer tocaba el claxon como padre amoroso y comprensivo, y ella me invitaba fuera a verla a su casa. Cuando llegaron las vacaciones de verano recibí mi primer carta de ella.
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"Lo veo que juega mucho con Martha. Me dicen que los sábados llega a la escuela a ver jugar a las muchachas del equipo donde está Martha. Hay noches que no me espera. Hay noches que se quedaba a ensayar con la rondalla y yo le esperaba y nos íbamos juntos más noche. Pero ya hace días que esto ha cambiado. Lo quiero mucho. No sé qué pasa. Lo hablaré con él tan pronto nos veamos de nuevo. Un año solamente hemos durado de novios, lo que sentíamos que iba a ser eterno, lo que nos juramos".

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