El dulce y tierno encanto de mentir

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Desde el bíblico mandamiento de No mentiras, se ha endemoniado la mentira, como algo extraordinariamente maléfico. Sin embargo la mentira ha sido germen y cuerpo de grandes obras y de hechos gratos que de no ser por la mentira, no hubieran sucedido.

Me encanta la anécdota de cuando Jimmy Carter fue nominado candidato a la presidencia, al día siguiente una centena de periodistas llegaron a su casa, la madre de Don Carter los hizo pasar, les sirvió unos bocadillo antes de que saliera para la rueda de prensa el candidato demócrata, y los periodistas aprovecharon para hacerle unas preguntas a la señora. "¿El candidato dice mentiras?, sorrajó uno de ellos. "Solo mentiras blancas", respondió ella con una sonrisa angelical. "Los periodistas se quedaron sorprendidos ante la respuesta. Y avanzaron: "¿Nos podría dar un ejemplo de dichas mentiras blancas?". Y ella sonriendo inteligentemente, y con una mirada compasiva ante ellos quizá por ser muy jóvenes, les respindió: "sí, claro. Como cuando ustedes entraron y les dije bienvenidos".

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Teníamos como 18 años el grupo de amigos de la Normal. Y llegábamos a una casa de paracaidistas, propiedad del papá de uno de nuestros amigos.Y la actividad que realizábamos era leer. Cuando se acercaban los concursos de declamación y oratoria, lo mismo; los que iban a participar llegaban a practicar y entre nosotros le íbamos haciendo algunas sugerencias. Y a veces nos la pasábamos jugando ajedrez. Y llegaban otros muchachos de preparatoria que yo solo conocía de vista. Y alguno de mis amigos les decía a ellos que yo era un campeón de ajedrez, que no jugaba con personas que sabían muy poco. Así que me encantaba que eso dijeran. Y yo, para demostrar, según yo, que era verdad esa encantadora mentira, no jugaba con ellos. Y así quedó una fama que me correspondía solo de mentirías.

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Claro que cuando nos reunimos ahora 44 años después nos reímos no solo de esa mentira, sino de muchas otras anécdotas que fueron nuestras vivencias en esa etapa juvenil de mucho crecimiento.

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La literatura se nutre esencialmente de mentiras. Es un santuario de mentiras, mas no con el fin de timar ni de engañar, sino divertir, trasladar a otros planos de la imaginación humana, para conocer de otros pueblos, de otras culturas, y sufrir o gozar con personajes que pudieran haber sido reales o no, o conocer de mounstruos que nunca existieron y que bien son tiernos o sádicos. Así que todo lo planteado por el escritor en su obra es mentira, solo que tiene que tener una de dos condiciones, tener veracidad, o ser de interés para que el lector siga leyendo.

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¿A poco no nos hemos encontrado a personas de la vida real que mienten consuetudinariamente? Y que sabemos que son mentiras lo que están diciendo, pro nos encantan como entretenimiento. Nos cautivan con los hechos que también están comentando. Un personaje muy conocido, que yo solo sé de referencia por lo que me cuentan, de un taxista que le llamaban Licho Mentiras, y con ese apodo ya se imaginan la razón por lo que se lo asignaron. El contar hechos inverosímiles, pero que tienen emoción, imaginación, hasta el grado que son como actores empíricos, pero que convencen a veces más que los profesionales.

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O quienes cuentan una historia con tal veracidad que se nos salen las lágrimas de consideración, y antes que nos pidan dinero prestado ya estamos dispuestos a sacar nuestra chequera para darles prestados una cantidad que ayude a solucionar dichos problemas. Que de ser cierto, no hay problema, pro que en muchos casos son historias para sacar dinero. Claro que a esas mentiras no me refiero en el dulce encanto de mentir, sino lo comento para estar prevenidos, si es una estafa. Y ni se digan las llamadas que nos hace de que un hijo está secuestrado (aunque no tengamos hijos), o que es un primo o tío que va a llegar a la casa, pero que requiere unos cuantos pesos para llegar, Así va la vida.

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En el amor sucede muchas ocasiones. Las verdades no siempre son bien recibidas, y lastiman. ¿"Me quieres?",  "¡Claro que sí, te quiero, y mucho, como de aquí al cielo y de vuelta!" Imaginemos que se le diga: "No te quiero, solo ando contigo por compromiso, por costumbre". Hay mentiras piadosas, dice Joaquín Sabina. Y muchas de ellas se tiene que echar mano para mantener en equilibrio cierto tipo de relaciones. 

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En un libro de no recuerdo de qué autor, precisamente en la solapa, donde se ponen algunos datos, venía un texto aparentemente sobre el autor, y aparentemente también escrito por él, porque estaba escrito en primera persona y decía algo así: "Crecí en un barrio de de la zona roja de Alvarado, Veracruz. Mi madre era una prostituta y mi padre un ladrón. De niño me dediqué a vender periódicos y a robar, luego salí de casa y viajé como polizón en un barco mercante vietnamita..." Y así seguía en ese texto de una extensión como de una cuartilla. Y claro que compré el libro. Lo leí. Y luego seguí leyendo otros libros del autor, independientemente de los datos seguramente ficticios que conocí en ese primer libro. Mas logró el objetivo: llamar la atención.

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Lo tomé como ejemplo para impactar. Hace ya varios años me invitó Miguel López Cervera, mi gran amigo ya fallecido, a Cunduacán, a leer obra, como se hace entre amigos escritores y promotores culturales. E inicié, copión, como ese texto de solapa del autor referido un poco arriba. Parecido, sí, impactante sí, que al seguir con mi texto de presentación, levantaba la mirada para ver al público, unos veinte, de hecho a esas lecturas no llegan muchas personas, y el auditorio Antonio De Dios Guarda, de ese municipio, se miraba semivació, y las personas estaban realmente a punto de llorar. Que yo era huérfano (mis padres aún no habían muerto), que yo había estado en la cárcel varias veces y me escapé en dos ocasiones, etc", y ya cuando estaban a punto de llorar, les dije: "todo lo anterior no es cierto, es un intento de literatura, es un texto de ficción en primera persona.  Y el ralo público expresó un "ahhhh". Y aplaudieron.

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Tengo un amigo que omito su nombre, pero tiene un bigote como el del pintor español Salvador Dalí. Que su mente está llena de hechos que evidentemente no pudieron ser ciertos. Y que los cuenta de manera natural como si él fuera, como si él haya vivido como mil vidas y participado en mil batallas y asistido a cien escuelas de las distintas disciplinas, y navegado en cien barcos, estando al frente del timón, o marinero. Y claro que por respeto le mentimos que le creemos. Y todo bien en nuestras relaciones. Anduvo con Marcos. Fue pareja de la comandante Ramona. Murió, anduvo por el cielo y el infierno y revivió. Anduvo de bracero en los campos de algodón de la frontera noreste. Cosechó tomate y papa como indocumentado. Tal gobernador de hace como 10 años es hijo no reconocido de él lo mismo una cantante famosa. Y así.

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Diría Silvio Rodríguez: "Me he dado cuenta, de que miento, siempre he mentido, siempre he mentido. He escrito tanta, inútil cosa, sin encontrarme, sin dar conmigo..." Etcétera. Y qué bello mentir de ese cubano cantautor fenomenal.

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Y nuestro Víctor Iturbe, Pirulí, nos cantó "Miénteme más, que me hace tu maldad, feliz. Y qué más da. 


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