Mi gusto es, y quién me lo quitará

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La vida es efímera, y tarde o temprano no miraremos los bellos amaneceres ni abrazaremos ni besaremos más. Por lo tanto es bueno tener claro cuáles son nuestros gustos, y en todo caso, si son muchos, limitarnos a los más importantes o turgenciales. Yo por eso canto cada vez que quiero esa de Mi gusto es, y quién me lo quitará."

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Y salvo que hagamos caso omiso a todo lo que nos aqueja y trastorna, o cuando menos nos desacomoda en el día a día, es necesario saber qué es lo que nos cura (es un decir) para procurarnos ese tipo de medicina, con conciencia que es para nuestro bien, nuestra salud física y emocional. Y con la claridad que la medicina es distinta para cada quién  porque en gustos se rompen géneros.

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Mi gusto es la música. Nada me altera, o si en su caso algo empezara a alterarme, y buscara yo en mis recónditos pensamientos qué cosa es lo que me inquieta, basta que ponga un poco de música, o coja mi guitarra para tranquilizarme. Y allí sí le doy vuelo a la hilacha. Bien sea que piense rápido qué música poner, sea de los 70 baladas románticas, baladas en inglés, o mi larga lista de Serrat, Silvio, Ante, Pablo y otros. Y a veces ando con música de Ramón Ayala, Cornelio Reyna, Grupo Pesado y los Tigres del Norte.

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Mi gusto es la lectura. Y para ello tengo algunos viejos libros y otros en pdf que me he ido agenciando y abro uno, u otro. Me pasa lo mismo que con la música, abro un libro, le avanzo, me emociono, sigo, y luego en el intermedio de hacer algo más tangible en la casa, como podar pasto, lavar trastes, o cazar moscas, cuando regreso a un libro abro otro, que anoche fue los cuentos de El Decamerón, de Giovanni Bocaccio. Claro, días antes anduve con libros sobre Afganistán. Y así por el estilo en este divagar.

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Mi gusto son los recuerdos, y vaya que son tan necesario. Uno nada es sin todo eso que llevamos en la memoria, que es como un pozo de agua fresca, o una bodega donde están clasificados miles, sino que millones de recuerdos de todo tipo. Y es mi medicina, no confundir con nostalgia, porque puedo sacar uno u otro a preferencia y sea que gozo al recordar, o me río de tanto que he pasado en la vida y que aquí sigo de sobreviviente. 

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Y hay recuerdos que recorro en el pensamiento, con muchos detalles de precisión, que tienen que ver con aroma y sabor, una geografía terrenal o lunar y es entonces que todo mi ser se concentra en esos detalles y con fruición los voy repasando como una película a colores con efecto vintage o retro.

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Mi gusto es tener la idea de que somos polvo, y no para andar lastimeramente por la vida en el "no somos nada", sino como manera de valorar mejor todo instante que conforma la existencia, sea en una actividad o en otra, disfrutando lo que se nos da en el cada día: un amanecer, atardecer, lluvia, nublado, sonrisas, palabras, guiños, canto de pájaros, mensajes de amigos y amigas, saborear el flan napolitano o tomar cerveza con carne asada o sin ella. Y entonces es cuando se siente paz y tranquilidad interior y se mira desde otra perspectiva la vida.

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Mi gusto es algún buen programa o película (que yo selecciono) en la televisión. Mirar un juego de beisbol. O competencias de atletismo. Indagar en internet sobre los participantes, y reconocer su esfuerzo desde donde han salido, regularmente en situaciones difíciles de familia, sea en lo económico o en lo disfuncional.

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Mi gusto es escribir. Soltar la cuerda de la imaginación y andar de un lado a otro metidos en un tema, que a veces se agota pronto, o el espacio se queda corto para registrar algunas inquietudes o vivencias relacionadas con el mismo. Tomo un café sorbo a sorbo y sigo con otros datos o los mismos pero vueltos al revés, tratando de ejercitarme en el arte de escribir para poco a poco ir construyendo historias.

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Y mi gusto es combinar, unir o conjugar palabras que se escapan, huyen, saltan, se esconden. Como por ejemplo, por ser una palabra tibia y pomada en este mundo de dobleces y valle de lóbregas lágrimas: amar, amor, amada, amorosa, amoríos, amante, amorcito, etc.

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Mi gusto es mirar la luna. A veces salgo de la casa en la noche solo para buscar la luna, y de paso miro las tililantes estrellas, incluyendo a las fugaces. En otras ocasiones la luna se ha quedado colgada en una ventana abierta y la miro asombrado mientras mi mente anda en otros peregrinos universos.

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Y sí, "mi gusto es, y quién me lo quitará; solamente Dios del cielo, me lo quita. Mi gusto es..."