Elogio del caos

1. El caos es aparente. En realidad es armonía, aunque no la percibas así. Esto es por tus limitaciones. Es un movimiento distinto, contradictorio e ilógico. Precisamente es caos. Y de allí, de un orden viejo y distinto, surge un orden nuevo. Por eso es preciso y necesario. La revolución, por ejemplo, es el caos que sucede al caos del conformismo en las desigualdades, sostenidas en un andamiaje para controlar el caos que se genera, y es a la vez un caos de artículos y transitorios. Ya no entiendo lo que antes entendía. Y así es.
 
2. La lágrima real y la de cocodrilo, y los versos profusos, son evidencia del caos. La guerra misma es el caos en carne viva. El hormiguero al que ha movido la mano del hombre es el caos. Y a pesar de todo ello, es el orden manifestándose. Porque de otro modo no se podría conceptualizar la maravillosa vida en el universo.

3. Si al principio fue el caos, al final y en medio el caos también es la constante. El movimiento no es otra cosa. La potencialidad significa lo mismo, contenido en algo queble contiene. Al soltarlo se muestra tal como es, caos en su máxima expresión. Y sin embargo es orden armonioso e irregular.

4. Tira tres dados en la mesa. Soltados de tus manos, las caras de los cuadrados se acomodan en un aparente caos para dar una combinación perfecta de números en todas las posibilidades. Ese resultado es una cifra armoniosa producto del caos.

5. Mira una bandada de pájaros (lo mismo mil que tres mil) en su vuelo, agrupados, moviéndose en aparente caos (es lo que percibes). Ellos tienen una armonía tal que no se equivocan, no se golpean, no se chocan, y a la vez forman figuras distintas. Sus desplazamientos tienen un orden que nosotros los percibimos como caos.

6. A veces criticamos a algo o a alguien por cómo se manifiesta en el orden del caos, aunque parezca una contradicción. Y esto sucede porque creemos que nuestro caos en el pensar -que es el mismo del hablar y el escribir, o el no saber escuchar y estar constantemente interrumpiendo- debe ser un estándar. Y allá te vamos en contra del otro, de la otra.

7 ¿Has visto una casa en caos. Una casa en orden? ¿Cuál es el orden en el que debe estar todo lo que en ella hay.? ¿Cuáles son las referencias o los estándares? Y refiero casa, como decir pueblo, ciudad, país. Hay un ejemplo de quien no lee y entra a una habitación de alguien que lee, y mira libros regados por doquier (no siempre) y critica ese caos, sin reflexionar del propio caos en su mente. Con cinco ideas en modo criatura de Frankestein: revueltas. Y querer que los otros se comporten con base a sus pocas ideas.

8 Entonces imaginen el caos de quien tiene muchas ideas y no sabe por dónde entrarle para buscar un orden dentro del aparente caos. Ahora imaginemos a mil personas así tratando de ponerse de acuerdo en el caos de las ideas y de los conceptos, no siempre claros, o no tanto. "Yo opino que"... "Mi punto de vista es..." "La verdad de las cosas". Y así por el estilo por horas, por años, por siglos. Siemorr la viga en el propio ojo ciego y paja siempre en los ajenos.

9. Orden en el panteón, ni tanto. Dicen que los esqueletos se cambian de tumbas, a manera de juego. Y quienes llegan a visitarlos siempre están frente a la tumba conocida por los nombres grabados y el sentido de la ubicación, pero dentro de cada espacio es otro el muerto que la habita. Mas eso al final no importa. Si nadie escucha aunque oiga, si nadie mira aunque vea. Te lo digo a ti puerta, para que lo escuche la ventana.

10. Aviva el caos. Formas parte de él, de ese misterioso caballero del orden. El caos que percibes dentro de ti -o que lo perciben- es un orden, y si no lo comprenden, es simplemente porque no has vivido ni viven lo que viven los criticados, los señalados. Hay caos simples y complejos. Entre estos últimos ya te dije el movimiento de los miles de pájaros que se desplazan en bandadas y hacen acomodos distintos como si estuvieran en un desfile aéreo, o "los astros que titilan azules a lo lejos", delante de nuestros ojos. "Ya no la quiero es cierto, pero tanto lanquise".

11. Todos formamos parte de un caos, sea divino o natural. Spinoza decía que Dios es naturaleza. Y si esta es caos, Dios es el perfecto caos, perfectamente ordenado. Es el caos del principio, y el del final. Orden incomprendido o mal comprendido por los seres mortales.

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