La alegría de educar

1. Volver a una escuela, eso fue ayer.  Ahora de invitado para ver una actividad de grupos. Un proyecto de trabajo educativo de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Me gusta asistir a escuelas. Voy a mirar, a llenarme de dicha. A veces voy como jurado. Me gusta acompañar. La escuela es la 123, José Vasconcelos. Mis ojos registran en solaz. 

2. Es una escuela pública que forma parte de convenios con el sector de Petróleos, y por tanto, estudian allí hijos e hijas de petroleros. La conocí desde hace muchos años. Tenía un conjunto de salones, que resentidos por tanta lluvia y algún temblor, en 2017 fue parte de las dictaminaciones de Protección civil que los inahibilitó para uso escolar. Y de esa fecha hasta ayer que fui, tiene un edificio completamente nuevo. Que gusto ver ese cambio.

3. El proyecto contempló conocer a nuestro México a través de la riqueza cultural en todos los estados, iniciando en este primer día con Chiapas, Chihuahua, Aguascalientes y Guerrero. Y cada estado un stand bellamente adornado, sea con estampas, animales disecados y vivos, dulces, bebidas y comidas típicas. Y en ellas dos representantes, niños y niñas de 2o. grado, bellamente ataviados con los trajes regionales. Era como asomarse por un agujero a la vastedad del universo cultural de los estados. Grande el entusiasmo de los niños y niñas.

4. Nada me gusta más que detectar alegría y entusiasmo. Y eso es lo que vi en los niños, niñas, padres, madres y maestras. Sé lo que significa de trabajo previo. Sé de la incomodidad que a veces se genera. Pero nada compensa más que el aprendizaje realmente significativo que nunca se olvida. Somos tan distintos porque somos parte de un mosaico cultural, entrelazados destinos. Quienes vinieron a Tabasco de otros estados y se quedaron. Y así en la vida cotidiana de los otros estados: tabasqueños que se fueron y se quedaron. Y todo eso amalgama las culturas y crea nuevas mezclas.

5. Y los niños, como un viento húmedo que hace germinar y crecer las nuevas plantas, que hace abrir botones para flor. Los niños en su alegría y algarabía. En su nerviosismo y seguridad a la vez. En su responsabilidad de juego en el aprendizaje. En cada uno de los cuatro stands o bien un niño y una niña, en el caso de tus stands y dos niñas en Elciras aso de Chiapas. Ambos formales, ambos aprendiendo el hablar en público, ambos mostrando lo que significan las características de cada estado. Apoyándose uno y otro. Mirando a su madre o padre y recibiendo indicaciones, sea con señas o palabras en bajo volumen, para ayudarles en el olvido, tal cual debe ser. Una fiesta educativa, muestra del trabajo realizado.

6. La invitación me la hizo la maestra Marcela Matilde, lo cual agradezco. Así que llegué puntual al inicio de la actividad. Entré a la sala de usos múltiples y ya había laactividad previa, las prisas de los últimos detalles, de probar el sonido. Los niños y niñas más que puestos. Los padres y madres activas. Yo observando, dichoso, recordando mis tantos años en educación. Lo que se siente en el corazón al ver el entusiasmo y alegría de las y los alumnos. esas miradas de ellos no mienten.

7. Estuvo asimismo en todo momento el joven director de la escuela, el maestro Héctor Vidal, un profesional en toda la extensión de la palabra. Tranquilo nos presentamos. Intercambiamos charla. Yo agradecido con la invitación y compartir lugar y charla con él. Luego de la participación entusiasta de los niños y niñas, hicimos un recorrido por los stands. Escuchamos algunas explicaciones. Y generosos nos invitaban de las comidas y bebidas. Sobra corazón y falta capacidad para tanta y sabrosa comida. ¿Y cómo decir que no?

 8. Y degustar los platillos fue toda una odisea de sabor y encuentro con nuestros antepasados en lo culinario: Pozole de guerrero. Enchiladas y gorditas de Aguascalientes. Carne seca de Chihuahua y obleas, cochino horneado de Chiapas. Así como sus respectivas bebidas, chilate, jugo de guayaba, tascaste, sotol. uvate y colonche. Las salsas, lo mismo. Cada estado con su toque para el picor espacial. Todo ello para los gustos más exigentes. Por eso se dice que viajar es cultura. Y llevarlo a un salón de clase es maravilloso y muy didáctico. Mi reconocimiento a esa iniciativa.

9.  Luego vino el recreo. Terminamos la plática porque yo ando sin quehacer. Y los y las maestras, así como el director tienen su trabajo. Y uno debe ser prudente. Hay momento para llegar. para estar. Y para retirarse. Agradezco al invitación. Y comento que había otra invitación para el Encuentro de Culturas populares de Tabasco, que amablemente me hicieron, pero ya no me fue posible. Lo lamento. 

10. Todos los salones y los patios escolares son laboratorios de humanismo. Es allí donde se forma el temple del ser humano en los primeros años. se fomentan valores y la curiosidad por el conocimiento, y el amor a la paz y armonía.

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