Emborráchate

1. Por si no lo sabe. Es necesario tocar la puerta para que abran. Lo difícil es saber cuál puerta tocar. La vida se resolvería como certidumbre si lo supiéramos. Así que intentamos una y otra vez. Y a veces le atinamos. Cada una de ellas tiene una palabra, solo que no significa loq ue queremos. Por ejemplo: en la puerta donde dice amor o felicidad, no se encuentra el amor ni la felicidad.

2. Emborráchate de sonrisas.  Nada ha de pasar, más que dolor en el abdomen, que te recuerde que una vez fuiste inmensamente feliz. Si mi sueño eres tú. La sonrisa es un escenario, no la máscara. La sonrisa es el guión no la novela romántica. Y si de todas maneras hemos de pasar por la vida. Un buen guión con escenario es el esqueleto de la dicha. Y sobre ella montemos la sonrisa.

3. Emborráchate de locura. Que la gente hable porque estás creando. Que brinques y saltes por la calle. Que la lluvia vaya atrás de ti. Y de pronto te des media vuelta y la encuentres y la abraces. Que vibre cada célula de tu cuerpo. Cada átomo. Que las cuerdas del instrumento que eres vibren al compás de tu sangre y respiración. Agítese antes y después de usarse. Todo queda y nada queda. La locura siempre será afrenta para los cuerdos. Los del sí, señor. Como usted ordene.

4. Desborda los límites impuestos y autoimpuestos. Eres más que un número en los archivos del Estado. Eres más que tus archivos mentales. Más que esa hoja que contiene los datos de tu curriculum. Mucho más que la lentitud de las horas, vana medida del tiempo. Emborráchate, desbórdate, desubica  al confort y al conformismo. Nada de eso es uno mismo. Somos mucho más, extensamente más que los límites inclusive del cuerpo.

5. Dijo el poeta: de vino, poesía, o virtud,  pero emborrachate. Qué el tiempo que entiendo fugaz, todo lo carga. Tritura sin piedad porque no siente.



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