La danza

La danza de los titubeos a causa de los miedos. La de la seguridad donde chocan las bardas y los muros.  La danza de los días perennes donde brincan y saltan agradables los segundos. La danza de las horas donde cambiamos de rumbo y ruta. Orión, Vía láctea. Osa mayor.  La danza donde confluyen sueños y esperanzas, discursos para un destino mayor de palabras. La danza de la ambición desmedida por sobre hombres y nombres. Avaricia, egos, vanidad. La danza del agua fresca, transparente que baja de la montaña. La de los libros viejos, nuevos, irrelevantes, libros capitales. La de las miradas en el metro o mercado, en los parques o en los cafés. La danza de la nada, con música tango cambalache, La del polvo en el valle levantado en ventolera. La danza del dinero constante y sonante, valor de cosa por sobre el sudor y lágrimas. Aquí estamos desnudos de nuevo. Sin alma, sin carne, sin frontera entre el yo, el otro y el nosotros. La danza de las luciérnagas y las mariposas. La danza de los ángeles una noche cualquiera que aluzan y azulan los sueños.

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