Amigos: Mario

De San Fernando, Tamaulipas, Mario Guajardo Lerma, ahora maestro jubilado. Estudiamos juntos la escuela normal, generación 75-79, en H. Matamoros. Tenaz y leal. Aguerrido. En los recesos nos íbamos a la cancha de basquetbol a las retas de tres, y a veces uno a uno. Y allí nos enfrascamos siempre en la búsqueda del balón y del enceste. No soltaba prenda. Tenía más entusiasmo que conocimiento, pero era de lucha, una tenacidad a toda prueba, y unas uñas firmes que mis brazos resentían. Al final ganaba a veces él, a veces yo, y nos íbamos a la cafetería a tomar café calientito o refresco según la temporada. Hace año y medio lo vi. Estaba yo invitado en casa de Juan José, maestro y cantante,  (otro de San Fernando). Había carnitas y limonada. Eran como las 8 de la noche. Mario es vecino de Juanjo. Y llaman a su casa para que viniera. "No está, fue al oxxo, no debe tardar", respondió una voz femenina. A los pocos minutos llegó. Yo me cubrí la cara recostándola en la mesa. "Mario, es un amigo que viene de visita, adivina quién", le dijo Roberto Martínez Amaro, consuegro de Juan. "¿Quién será?", y prueba con dos o tres nombres. Finalmente me levanté poco a poco. Y su sorpresa mayúscula luego de más de treinta y tres años de no vernos: "¡Toñoooo!" Y abre los ojos a todo lo que pueden dar. Y luego el abrazo fuerte, de amistad, de camaradería, por los buenos recuerdos.

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