Amigos: Ana

Nunca hablé con Ana Arroyo en el grupo de la escuela Normal. Estuvimos en el mismo grupo. Un grupo numeroso como de 70, todos amontonados. Ana es alta. Lo era. Y yo la miraba en el día a día. Pero nunca cruzamos palabra. Si acaso algún impersonal con permiso. Un gracias. Tal vez.  Un día un compañero me reclamó un no sé qué, no sé cuándo, ni por qué. En relación a ella.  No lo comentamos. Una noche, Sergio Hugo, de Reynosa, me dijo: te acompaño a la salida, porque te quieren golpear.  Muchos años después, luego por aquí, en internet nos saludamos un día, como suele suceder. Ana dejó fluir sus palabras. Palabras de maestra. Y en el mismo lenguaje seguimos platicando. En ocasiones el saludo. El cómo estás. Y ella escribe textos sobre el aula, los niños. Y buenos textos. Compartimos la palabra. El sueño de condiciones escuelas mejor. Para los niños. Y tiene mi aprecio. Tenga salud, siempre. Y a reír, Anita. La vida permite dejemos constancia de nuestro transitar. Un abrazo. Y dice la fórmula: Próspero y feliz año 2015.

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