La calle

Una calle. La misma en todos lugares. Dos paralelas que limitan los espacios. Y tiene cruces cada cuadra. Te miro. Camino en la banqueta o me detengo en una esquina. Cuento carros y personas. Y se da el caso que te miro. Admiro las paredes y los colores. Las formas de arquitectura de las casas o edificios. La limpieza o abandono. Leo los letreros de venta de garage o se renta muy común. Y te miro. Es un río el fluir de personas en un crucero. Miro esos rostros tan distintos y distantes. Obsesiones bruñidas de soledad o llanto. Y de frescor en la alegría, por supuesto, niñez y juventud. Luces y sombras se reflejan en los rostros. Y te miro. Es un decir reiterativo, porque en realidad te miro porque te llevo. Entonces fácil el mirarte. Tú me entiendes cuando nada digo o cuando soy explicito. Me entiendes. No he comido y te miro.

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