Vamos, Rogelio, a Villahermosa

1

Básicamente hay dos tipos de sueños, aunque me aseguran que hay otros más. Yo identifico el que viene a nosotros como película cuando estamos dormidos, y los sueños cuando estamos despiertos, que en este caso son como lo que queremos alcanzar, y representan lo más alto como ideas por llegar en nuestra vida. El primero, el de soñar dormidos, es el común. Aunque me dicen que muchas personas no sueñan nunca nada. 

2

"Vamos Rogelio, vamos hasta Villahermosa. Es lejos, pero está cerca. (El carro ya está aquí, es de Rogelio). "Vamos mi Toño, pero vamos varios, a ver cómo nos acomodamos. Somos ocho, seis adentro y dos afuera". "¿Y cómo dos afuera?" De pronto ya vamos, a mí me toca afuera. Es decir, corriendo, atrás del carro, con las manos pegadas a la parte trasera. Solo que pienso que es un disparate, porque en cualquier momento nos vamos a cansar, y caer, y entonces sí se acaba todo. Pero allí vamos. Adentro van seis, cuatro en el asiento trasero y dos bien cómodos en el asiento del copiloto y piloto, Rogelio y otro más; todos riendo a más no poder.

3

A veces se quiere escribir, y no se sabe por dónde empezar. Es muy común que uno intente escribir cosas importantes, según uno. Y nos enredamos porque no nos sale nada bien. Solo que se recomienda recordar y escribir sueños. A menos que no puedan porque sean de las personas que nada sueñan o no recuerdan lo que sueñan. Pero hay más, tenemos recuerdos de maestros a quienes estimamos mucho por algo que hicieron en nosotros, sobretodo para bien. Y que en ese momento no sabíamos de la magnitud de su influencia hacia nosotros. Y recordamos de la familia, nuestra niñez, nuestro paso por las escuelas, alguna anécdota de cuando niños, etc. Hay recuerdos siempre de dónde tomar para escribir.

4

Y allí vamos en la carretera. Yo atrás, decía, corriendo con las manos pegadas al auto. Y pensando en que en cualquier momento me voy a caer. Rogelio, unas dos horas después, detiene el auto para alguna necesidad, o descanso del carro o nosotros. Y Yo aprovecho para ser de los que vayan adelante y me pongo abusado y me subo en el asiento de atrás, amontonado, somos cuatro. Y va el auto de nuevo, distribuidos igual, solo que yo dentro, y es más fácil, y pienso que debimos de venir en dos autos, en el mío, igual, para venir cómodos, pero ya vamos, ya qué, me he de bajar por Tampico, y de allí me voy en autobús, me dije.  Mientras tanto en una curva se abre la puerta de atrás y nos salimos todos, en una parte lodosa y aunque nos reímos no es muy grato mojarse y salir con lodo. Y luego seguimos el viaje.

5

Hay muchas fuentes nutricias de cosas para contar mediante un género literario. Otras son las cartas que se les llama género epistolar. En esta seleccionamos un personaje verdadero, del pasado, o ficticio y nos disponemos a entablar un diálogo por escrito, contándole cosas, o recordando situaciones que vivimos con el o ella o elle, (dicen que así se debe decir también). Por ejemplo, una tía o abuela con quien estamos muy agradecidos por su trato de cuando éramos niños, o algún maestro o maestra de cualquier nivel que sintamos que orientó nuestro pasos en una ruta definida, o a Dios o al Diablo, o alguna vecina de quien nos enamoramos, etcétera. Escribir siempre es posible, siempre y cuando sentimos una necesidad imponderable para hacerlo.

6

Rogelio se detiene en un pueblo porque hay hambre y debemos comer, no hemos perdido la costumbre de hacerlo. Mientras yo siento ganas de orinar y busco un lugar entre matorrales o solar baldío para meterme y hacer mi necesidad de orinita vengo. Camino hacia un lado y gente cerca, camino hacia el otro lado, veo un patio grande, solitario, y me dispongo a desalojar mi agua que ya no sirve cuando veo que me están viendo. Mientras tanto Rogelio ya hizo trato con una señora que nos va a vender la comida para ocho, y es precisamente en ese patio por donde yo ando. La señora me indica por dónde está un sanitario, y me dispongo a ir, aliviado. Y es precisamente cuando despierto, aún a tiempo. Y voy al sanitario. de veras, aún a tiempo.

7

Rogelio es un amigo con el que estudié la Normal para maestro de primaria. A la salida como egresado dejamos de vernos. Quizá el primer y segundo año nos vimos ocasionalmente. Y de allí nos perdimos la pista hasta que las redes sociales hicieron el milagro de encontrarnos nuevamente. Él, luego de la Normal, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de Nuevo León al igual que nuestro amigo ÓscarEligio, “influencer” verdadero de todos nosotros en esos años. Y fue Rogelio quien con sus buenos oficios logró que nos reuniéramos con Óscar en Monterrey semanas antes de su fallecimiento, lo cual se lo agradecemos por siempre. Es discreto, prudente, sencillo, es factor de unidad, tiene un gran corazón, y tiene un tatuaje de la amistad grabado en el alma. Un abrazo fuerte Rogelio Sepúlveda.






Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam