Nicaragua

 

Sí, me gusta asomarme a las noticias del mundo. Y me acuerdo mucho de Martí y de Sandino, dos de los grandes latinoamericanos, que lucharon por su patria, Cuba y Nicaragua, respectivamente. Ambos antiimperialistas. Sobre Cuba, la mayor de las Antillas, se ha dicho y escrito mucho, así que la dejo para otro día. Por allá anduve en dos ocasiones, principalmente en La Habana, un pueblo muy afable y culto. Grandes y sanos sus niños y niñas, a simple vista. Compré muchos libros, los que podía cargar, porque son muy baratos. Vaya, paradoja, y la comida escasa. No es bueno, ni prudente, decir allí, con los amigos cubanos, que "no solo de pan vive el hombre", aunque sea políticamente correcto.

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De Nicaragua tengo referencias. No he estado allí, ni estaré, la situación económica no es boyante, y los boletos salen caros. Me es más fácil ir a Houston, cuando ando de vacaciones, porque de Matamoros y Brownsville, a donde llego cada vez que son vacaciones, son pocas horas, como ocho, y el viaje es por grandes carreteras. O San Antonio. En ambas ciudades se pueden ver unos partidos, sea de beisbol o de futbol americano, que a este ni le entiendo, pero solo por aprovechar el viaje. Las entradas son baratas en temporada regular, inaccesible para pobres en series finales.

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Y digo que tengo referencias de Nicaragua porque en la escuela Normal leíamos mucho sobre movimientos populares y revoluciones, y por esos años se dio el triunfo de la revolución sandinista. Daniel Ortega, Sergio Ramírez, Edén Pastora, Tinoco y otros más encabezaron la embestida final para derrocar en 1979 a la dictadura de los Somoza, familia enquistada en el poder desde tiempos antes, que a Sandino le tocó luchar contra el dictador más viejo.

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Y tengo referencias porque la calle de mi colonia, en Matamoros, se llamaba César Augusto Sandino, sí el nicaragüense, conocido como el General de los hombres libres, del que dicen que saludaba de abrazo a los subordinados y con sonrisa franca, y no con el saludo militar que es ley en esos ambientes. Pues resulta que en Matamoros, un buen día allá a principios de los años 80 un cabildo votó para quitarle el nombre, que da lustre solidario e histórico, y le pusieron sanamente el nombre del papá del presidente municipal de aquellaos años. Se llama ahora Roberto Guerra. Dimes y diretes hubo, por eso lo del cambio de nombre, mejor le hubieran puesto el de su madre, dijeron algunos. pero triunfó el argumento de que "a ese ni lo conocemos, es mejor que quede el nombre de la genética ascendente de nuestro señor presidente". Votación en pro y en contra: todos a favor contra cero en contra.

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Vaya boludez, es como si aquí en Villahermosa, que no sucederá, algún ganagracia, para quedar bien, propusiera cambiar el nombre de la avenida Sandino (que sí la hay), la que empieza en el periférico, pasa por el CERACOM, el IMSS y tacos El Matador, y termina en la calle 27 de febrero, le cambiaran a Roberto Madrazo, aún que este sí haya sido Gobernador o Salvador nene, que también lo fue.

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El caso en Nicaragua es que los sandinistas liberados por Ortega derrocaron a los Somoza, en 1979, luego enfrentaron elecciones contra Violeta viuda de Chamorro, y esta ganó, por las razones que sean. Había una antiguerrilla , la Contra, le llamaban, financiada por los Estados Unidos, cuándo no. Y el pueblo en guerra civil, los votos fueron para que no hubiera más muertos, y Ortega salió del poder. Solo que cuando volvió, dicen que se dijeron entre ellos, Ortega y Tomás Borge: "nunca más dejaremos el poder", y así anda aferrado ya en su tercer o cuarto periodo, el reciente en noviembre pasado.

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Pero ¿qué creen? Hasta parece de película, en realismo tropical: para las elecciones pasadas, las de noviembre, la manera más fácil de ganar por parte de Ortega, a como fue, era encarcelando a todos los precandidatos, empezando por la hija de la Chamorro madre, esta que le ganó allá por 1990 y fue Presidenta hasta 1997.z Y un aproximado de más de cien presos políticos mantiene en las mazmorras, entre precandidatos, periodistas, y hasta banqueros, que han expresado opinión crítica contra su gobierno.

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Y entre los encarcelados tiene a personas de la tercera edad, que fueron compañeros suyos en la guerrilla liberadora de los años 70s. Y sucedió lo que tenía qué ocurrir: la semana pasada murió, no se sabe aún cómo, en la cárcel uno de sus presos, Hugo Torres Jiménez, comandante de aquellos años, ya estaba retirado. 

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Estaba retirado el Comandante Hugo, llamado en esos tiempos el número uno; Edén Pastora era el "Comandante Cero", Ortega era el "Menos cinco". Ya garnde de edad, retirado, por supuesto que tenía su opinión, y la daba cuando era necesario, y su opinión era respetuosa y prudente, pero crítica al régimen de Ortega, quien junto con la vicepresidenta, su esposa, Rosario Murillo, e hijos, gobiernan el país centroamericano; y lo gobiernan a sangre y fuego. 

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"No nos quitarán del poder cuando regresemos ", le había dicho Ortega a Tomás Borge, ambos siniestros. Y en esas andan. Por eso cuando escribo el nombre de Daniel Ortega le agrego el Somoza. Pero yo no dudo que Sandino vuelva a cabalgar de nuevo por las amadas tierras poéticas de Nicaragua. Y veamos la caída de este nuevo dictador ex revolucionario para su conveniencia y su familia.

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Solo tres cosas más: 

Una. El Comandante Hugo Torres Jiménez nació en 1948. Murió el sábado pasado, como preso político de su mismo ex compañero de armas. Fue militar y poeta. Su familia pedía que lo trasladaran a su domicilio. Oídos sordos hizo el régimen. Se recuerda un hecho de aquellos juveniles años. Hugo Torres iba al frente de los guerrilleros que liberaron a Daniel Ortega, que estaba preso de la dictadura somocista.

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Dos. Hace menos de quince días el régimen de Ortega canceló el registro de una decena de universidades. Técnicamente le llaman que les quitó la personería jurídica. Y todo porque las considera nido de rebeldes, como él lo fue.

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Y tres: Entre los presos se encuentra asimismo Dora María Téllez, figura prominente de la revolución sandinista. Ella formó parte del escuadrón que tomó palacio nacional en aquelos años previos a la ofensiva final, por la cual se intercambiaron varios presos, entre ellos el mismísimo Daniel Ortega. Y ahora ella está detenida, junto con precandidatos, periodistas, activistas de derechos humanos, líderes estudiantiles, empresarios, etcétera.