Que este día y los que siguen os traigan alegría y paz

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La noticia de que la modelo Cheslie Kryst, Miss USA 2019,  se tiró del piso 28 del rascacielos Orion, de Manhatan Nueva York, nos ha causado hondo pesar. Y ha generado interrogantes. Joven, triunfadora, y con un presente en lo que se ve un  promisorio mejor futuro, al parecer tomó una decisión que para muchos nos parece descabellada atentando contra sí misma, y perdiendo la vida.

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En ese tenor bien recuerdo que en 1986, a los 25 años, el poeta Manuel Barbosa, originario del centro del país, se suicidó en el Hotel Aurora, de la calle 27 de febrero, en Villahermosa, Tabasco. Se cortó las venas y escribió algunas palabras con su sangre en el espejo haciendo referencia a un sol en miniatura. 

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Lo conocí poco. Eran años en los que yo apenas me estaba acercando al ambiente cultural de Villahermosa.; lo vi en algunas lecturas públicas y reuniones de escritores. Era innegable el poder de su palabra. Y se le vaticinaba un futuro excelente como escritor. Solo que en un momento en el que se cruza la frontera del equilibrio, este de por sí frágil y movible, difícil de ubicar, Manuel tomó una decisión que dejó impresionados, consternados y horrorizados, a quienes lo conocimos y a quienes se enteraron.

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La hija de la administradora del hotel era compañera de grupo, (y amiga lo sigue siendo) en la Escuela de Ciencias de la Educación, por lo que tuvimos información muy directa del hecho y las circunstancias del lugar en que sucedieron los hechos. El caso es que murió de esa forma Manuel Barbosa.

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El domingo 11 de marzo del 2012 corrió como reguero de pólvora la noticia fatal y triste de la muerte de Ciprián Cabrera Jasso, nuestro amigo poeta. Dijo la prensa que encontró su cuerpo colgado, y se presumió suicidio. Fue uno de los grandes escritores tabasqueños y su obra lo sigue siendo. Se desconocen las motivaciones que haya tenido para tomar tal decisión. Era sicólogo de profesión, tenía una larga lista de libros publicados y reconocimientos locales y nacionales. Los últimos años se había dedicado a la meditación, lo cual se menciona solamente como dato. Por cierto la calle donde vivo lleva su nombre, y cuando se enteró por mi parte, soltó la carcajada y le pedí y aceptó hacer una lectura con mis vecinos, lo cual por mi culpa nunca la llevamos a cabo.

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En 2016 o 2017 un compañero maestro de telesecundaria también dijo adiós colgándose en su casa. Y cuatro cinco años antes otro compañero maestro, vecino, salió de su casa y en un terreno baldío en un camino vecinal también se colgó de un árbol. 

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Cada quien con sus circunstancias específicas de salud física y mental, al menos todos ellos con seguridad laboral. Sin juzgarlos, por supuesto, me atrevo a decir que a veces no nos escuchamos, no nos comprendemos, no somo empáticos con las personas que nos necesitan. Pero más aún: el ser humano necesita escucharse a sí mismo, comprenderse, aceptarse y amarse.

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Miro las fotografías de la bella Cheslie Krisst. Hay muchas en los medios. La veo con sonrisa franca y abierta. Con expresiones de máxima alegría. Con la belleza desbordante en sus 28-30 años. La imagino hija de sus padres, novia de su novio y amiga de sus amigos y amigas. La imagino platicando con un vaso de agua en la mano o un drink suave. Plena. 

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Lo que no puedo imaginarla, por más que lo intento, en su habitación sola y con sus pensamientos sobre planes, culpas, recuerdos de infancia y acosos y bulling en su adolescencia. Y es allí donde ella toma la decisión de abrir la ventana y saltar al vacío de un exterior siwmpre ajeno a nosotros, como una muestra de que hay vacíos internos en muchas personas, que como ella, quizá solo pedía un oído para hacer llegar sus inquietudes y sus miedos, un hombro para llorar sin las presiones de los empleos bien pagados. Y no los hubo. Al menos no en esos precisos momentos.

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"Qué este día os traiga alegría y paz", es el último mensaje que Cheslie Kriist publicó en Instagram.


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