Perdón si te he faltado

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Es tan fuerte, importante y necesaria la palabra perdón para alcanzar tranquilidad y paz, y no andar en le zozobra del odio y los malos pensamientos. Perdonad y todo cambia dentro de ti, que es lo importante. Y es para bien. Te liberas de un lastre que arrastras y no te permite alcanzar la ligereza de la alegría. Perdonad, y verás que todo cambia en tu interior y se refleja en tu exterior.

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No. No es prédica. Para ello y mucho mejor están las sabias palabras de los líderes de iglesias y templos. Ellos tienen los argumentos bien hilados y con tanta experiencia dichos que su prédica puede y debe ser más efectiva. Lo mío de escribir sobre el perdón es solo un tema, pero no deja de ser por ello menos importante para reflexionar.

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Y vaya que hay razones suficientes -supongo- para odiar en muchos casos. Se han derramado lágrimas a causa de daño hecho a las personas. Se han atropellado derechos. Se ha calumniado sin misericordia. Se le han inventado vidas de mala fama a personas. Se le ha robado dinero a otros mediante engaños y fraudes. Y con impunidad el tipo o la tipa caminan al parecer como angelitos, como si no debieran ni temieran a la justicia.

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Se quere y clama justicia en la tierra. Las leyes de los hombres bastarían para cobrar con pena de cárcel a quienes han hecho daño. Solo que esta no siempre alcanza ni a la mínima parte de quienes deben ser castigados. Y así podríamos enumerar casos, situaciones, más el enfoque del presente es el perdón. 

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Esta mañana leo en las noticas que ayer en San José de Gracia Michoacán, contra la pared fueron asesinadas con disparos 17 personas que asistían a un velorio. Circula un video. Horas después las autoridades hacen público un comunicado donde aseguran que inician las investigaciones y que castigarán a los culpables.

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Hablar de perdón parece ridículo ante circunstancias como estas. Miro videos sobre la guerra entre Rusia y  Ucrania. El horror infernal de la guerra. Que por cierto no empezó ahora con la invasión de Rusia, sino desde el 2014. Y nos remontamos a más antes. desde su origen como país en la conformación de la Unión Soviética en 1919. Guerras tras guerras. Y por tanto, hablar de perdón parece ingenuo.

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Parece ingenuo, sí, hablar de perdón. Hay saña en el hacer daño. Si estos casos son espeluznantes. Lo es también un asesinato, una violación, los asesinos seriales, el asalto y muerte. Y aún el calumniar a personas de hechos que no hicieron, hablar mál de personas. Es decir: en todas las gradaciones de daño que se li infringe a los otros. Y aún así hablar de perdón. Cualquier ofendido diría con razón: "Tú porque no has pasado por eso. Ponte en los zapatos de las víctimas". Muy cierto. Uno debiera quedarse callado

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E insistimos en el perdón. Me cuenta un amigo psicólogo de la mujer de 40 años que acudió a consulta por el sufrimiento de odiar a su padre quien desde niña le reclamaba su nacer mujer, porque él lo que quería era un hombre como hijo. Y desde niña, luego adolescente. Un odio se generó en ella que no la soltaba. "Tendrás que ir con él y pedirle perdón", le dijo mi amigo sicólogo. "¡¡Pero cómo, si la ofendida soy yo!!", exclamo sorprendida ella. "Pues así, como lo oyes".

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Y luego de la sorpresa por ser ella la que tenía que pedir perdón, mi amigo le dijo: "Vas a ir a su casa. Él se sorprenderá, porque no lo espera. Lo abrazarás fuerte. Y le dirás perdóname papá por no haber comprendido tu pensamiento al querer en mi nacimiento que fuera hombre y no mujer". Me cuenta que así le hizo la paciente, y regresó al mes a la consulta. Y claro que se sentía liberada. Ahora cada semana visita a su padre y platican mucho. Y ríen más.

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En mi vida con seguridad he ofendido a muchos. De palabra y obra. Es probable y mucho que no haya sido intencional. Pero así fue percibido. Por tanto, perdón. De corazón.

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No suene banal recordar dos canciones con este tema: Perdón, de Pedro Flores, que sigue: "perdón vida de mi vida, perdón si te he faltado..." Y la que compuso Camilo Blanes: "perdón si no soy lo que te mereces. Si has llorado por mí a veces, perdóname". Y en el Padre nuestro el tema creo que se señala al revés. Dice: perdona a los que nos ofenden. Debiendo decir (perdón por el atrevimiento): "perdono a los que nos ofenden". Digo yo.




 


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