Ventana para asomarse al taller literario

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El periodista no miente en sus textos, no debe hacerlo, no es ético. En cambio el escritor sí, su creatividad puede escribir de ficción, realidad, o una mezcla de ambos. No tiene límites. Solo que sus textos deben atrapar la atención del autor para que se complemente el binomio escritor-lector.

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Lo comentaba este sábado pasado en la sesión del taller literario, que si continúo abusando del café y el pan, entonces he de lamentar cargar poco a poco más peso de los 75 que debo pesar según los parámetros médicos conocidos.

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Y salió el tema del perioduismo y la literatura por la asistencia nutrida de participantes, con lo que poco a poco se va conformando un buen grupo nuclear que tienen el objetivo de escribir cada vez mejor, y consideran que el taller les ayuda con los comentarios que poco a poco van siendo un poco más hábiles al practicar también la crítica en los textos de los escritores que llevan material.  

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Ocasionalmente podría llegar el día en que nadie lleve texto. Y podría aprovecharse para una plática general con temas literarios en específico o generales de cultura, si alguien está leyendo, qué, si alguien vio una película que considere conveniente recomendarla u obra de teatro.

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En casa Alebrijes, sede de varios eventos, lo es también del taller literario, que se le llama La cueva de los Alebrijes. Ya vamos creo que por la sesión 8. Siempre ha habido material para trabajar. Varios de esos sábados fue de mal tiempo con lluvia pertinaz y viento feroz. Los dos últimos ha estado al otro extremo, con calor.  Este sábado llevaron material Ángel y Martha. Lo que permitió realizar la dinámica del taller de manera normal, con lecturas y opiniones sobre los trabajos. Y al final hubo espacio para leer unos poemas de Balam Rodrigo, poeta chiapaneco que viene a Villahermosa a impartir un taller de poesía testimonial alrededor del tema migrantes. Y que posteriormente a la sesión del sábado próximo, en punto de las 7 pm presentará su libro "Tañedor de cadáveres" en la sede Alebrijes.

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Los asistentes al taller literario deben de escribir en sus casas y llevar el texto con copias suficientes que correspondan al número de integrantes, o en extremo, una copia por cada dos. Y si no escriben no tiene mucho caso que lleguen. Porque no se trata de eso. Aunque de todas maneras se aprende al ver esa dinámica. Escribir es una pasión, y al principio es de valentía presentarlo en el público reducido del taller, porque es exponerse. A veces se escribe de uno mismo (sobretodo cuando se empieza). Entonces exponerse requiere valentía. Pero luego que se dan cuenta que no pasa nada, más que es un pretexto que permite al taller actuar y a los integrantes interactuar teniendo como razón de ser una composición literaria.

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Yo les comento que sorprende siempre un buen texto, o un buen logro en las expresiones o ciertos párrafos o versos en otros. Y a veces coincide que un texto bueno ha sido escrito por un joven muy joven. Y en otra por otros no tanto. Lo maravilloso es la creación del texto en sí. Claro que para eso si hay hábito de lecturas, entonces cada vez se va mejorando en la producción propia de textos. Si no se lee entonces siempre se tendrá un tope bajo y de allí no pasa uno.

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Se reitera que el taller no hace escritores. Sino que solo provee un ambiente dinámico para que asistan quienes ya escriben o sienten la necesidad de escribir. Y entonces se sienten bien en ese espacio porque aparte la anfitrionía de Delia y Jaime, aparte que también son integrantes del taller, hace que el tiempo de dos horas se vaya muy rápido, porque nos acompaña café y pan, lo cual es una delicia y contribuye a un buen ambiente que viene bien a las almas y genera salud física y emocional (digo, creo yo).

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Serie de preguntas y respuestas. ¿De qué edad se puede llegar? De 16 años hasta 110. ¿Cuáles son los requisitos? Entusiasmarse cuando se habla de literatura y querer escribir textos literarios. ¿Cuándo termina el taller? Como tal el taller no termina. Si acaso por cansancio o muerte algún día cambiará de coordinador. Antes lo coordinaba Luis Alonso Fernández, nuestro amigo, solo que falleció el año pasado y quedó la vacante que ahora ocupo. ¿Cuánto se cobra? Nada. Solo que de vez en cuando lleven pan o café molido. Pero tampoco es obligatorio. ¿Es de narrativa o de poesía? De ambas.

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¿Es verdad o es solo choro de que todos podemos escribir? Es verdad, porque todos tenemos imaginación y hemos vivido muchas experiencias y atravesado por situaciones en la vida, que de manera natural las contamos de manera oral a los amigos o familiares, principalmente en esas reuniones de navidad y año nuevo, o en cualquier charla de sobremesa. Y todos se ríen, o lloran si son cosas tristes. Pues ello, pasado al texto es posible siempre y cuando se quiera o se pretenda ver el nombre impreso como autor de un texto.

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¿Aparte de eso sobre qué se puede escribir? Si recuerdas algún sueño, lo puedes escribir. Estos ya se presentan de manera natural con características literarias. Asimismo se le puede escribir una carta (género epistolar) a algún maestro, maestra, de los que nos han dejado huella; ex novia; algún familiar que está muy lejos, o que ya falleció, pero lo quisimos o queremos mucho, o alguna otra persona, o a Dios o al Diablo. Lo importante es empezar. Se reitera cada vez que se puede que en el caso de la narrativa, el primer párrafo debe ser muy atractivo para que atrape al lector. Y en el caso de la poesía no hay que tratar de escribir poemas a la fuerza. Si va saliendo de manera natural, adelante. 

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Los textos se nos descontrolan cuando el verbo se nos pierde, esconde y no aparece en el enunciado. Y hay que buscarlo y ponerlo, para que se vaya desarrollando la "acción" de lo que estamos contando. O los versos tengan sentido, cierta coherencia. En fin, poco a poco van saliendo los temas de lo que se habla en un taller. Recuerdo mucho lo que nos decía Teodosio, certero aunque duro: hay textos a los que se les apoda "poemas", que no lo son porque sencillamente no tienen poesía.