De traiciones, secuestros y el concepto de hombre feliz, Herodoto

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No os aburriré escribiendo de los griegos. Poco sé de ellos, la verdad. Me sé algunas anécdotas sobre Diógenes, a quien le decían El perro, y vivía en un tonel en la calle, y caminaba de día por Atenas, con una lámpara encendida, y cuando le preguntaban la razón, él (ni tan loco) respondía: "Porque ando buscando ciudadanos honrados en esta ciudad". Así de loco.

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El caso es que trataré de no os aburrir. Solo que ayer, escudriñando entre libros, me acordé del periodista-escritor, Ryziard Kapushinsky, me asomé a sus libros, y encontré entre otros, uno que se llama "Viajes con Herodoto". Algunos de sus otros son "Ébano", "La guerra del fútbol", "El Sha de Irán" y más.

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En el libro Viajes con Herodoto, el autor polaco da cuenta de sus inicios en el periodismo y la relatoría de sus viajes, el primero a la India. Con el título rinde homenaje al griego nacido en Halicarnaso, considerado padre del periodismo moderno. Ni más ni menos. Es decir, una manera de contar desde las vivencias verificadas o escuchadas de primera mano. Y además con un estilo directo, sin andarse por las ramas, sin perderse en definiciones ni descripciones.

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Ese libro de Herodoto, de nombre "Los 9 libros de la Historia",  estuvo a mi alcance desde que yo era estudiante de Normal (hace más de 40 años). Pero siempre le hie el feo lo mismo que a "Los doce césares", de Suetonio. Así que me fueron lejanos en interés. Hasta ahora que me asomé a los de Kapushinski, que en otras ocasiones ya lo había hecho, sabiendo que es uno de los padres del periodismo actual, rayando su estilo entre periodismo (no apartarse de los hechos) y literatura (en la acepción de belleza, no en la de imaginación), es que busco con afán el de Herodoto. Lo anterior en una vinculación lógica. Si yo admiro al periodista polaco, y si él fue admirador de Herodoto, luego entonces...

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Estas son algunas "historias" del inicio del libro de Herodoto. El pleito generador de guerras entre fenicios, griegos y persas, tiene que ver con rapto de mujeres. Así de fácil. Los fenicios, conocidos como vendedores, llegan a la ciudad de Argos, en esa actividad, a la que llevan telas y otro tipo de mercancías. Solo que al finalizar, y ver mujeres cerca de la popa de uno de sus barcos, se ponen de acuerdo para raptar algunas de ellas. La mayoría escapa, entre las que no, está Ía, hija del rey Inacho, llevada a Egipto. Al paso de los meses los griegos se ponen abusados y se apostándoselo en las costas de Fenicia se vengaron raptando a la princesa fenicia Europa. Luego raptaron a Medea, hija del rey Colcos. Y luego Alejandro, hijo de Príamo, robó a Helena. Y así por el estilo. Pero dicen Fenicios y Persas: la culpa de las guerras la tienen los griegos.

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Ah, pero como hay tantas versiones sobre esos raptos, dice Herodoto, porque con ellos justifican invasiones, los fenicios, que raptaron a Ía, señalan que no fue así, sino que esta bella princesa entró en amoríos con el capitán de la nave, y que al quedar embarazada no quiso volver con su familia, y se "huyó" con su amante, capitán de la nave. 

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En otra parte se habla de Caundales, como último rey de las generaciones de los Heráclides. Y que este es el último y pierde reino y vida por tonto, al considerar que tiene la mujer más bella y urde que uno de sus ayudantes o guardias, Giges, compruebe que su esposa es la más bella. Este no quiere, porque los respeta, tanto a Caundales como a su bella esposa. Pero finalmente lo convence que no es una prueba de fidelidad que le está poniendo. Y quedan que el rey meta a Giges, su guardia, en sus aposentos, quede escondido, y que  luego entre el rey, se acueste, luego entre su esposa y se desnude antes de acostarse, y Giges la vea en todo el magnífico esplendor de su cuerpo, como así sucede. El plan es que ella no se diera cuenta, pero se da cuenta, solo que finge como si nada. Y al día siguiente lo manda llamar y le dice: "Tú me viste desnuda y es un agravio para mí. Te doy la opción para lavar mi honra: matas al Rey, por tonto y el delito de haber urdido este plan que me humilla y ofende; o si no aceptas, entonces mis guardias te matarán a ti". Así sucedieron las cosas, cuenta Herodoto. Y pues Giges prefirió salvar su vida. Y se realiza ahora al revés. Ella lo mete a su recámara, Caundales duerme y es apuñalado por Giges.

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O la historia del artista -poeta, cantante y músico- famoso Arión, que fleta un barco para regresar a Corinto. Los marineros conspiran para robarlo. Le dan la opción de tirarse al mar y ahogarse, o suicidarse para ser enterrado con honores. Y decide tirarse al mar, solo que un delfín lo sube a su lomo y lo lleva a puerto, salvándolo.

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O la historia del diálogo entre el sabio Solón y el rey Creso, de Sardes. Este le pregunta sobre quién es la persona más feliz, pensando que el sabio Solón le iba a decir que él. Y no, le va saliendo que conoce Tello, ateniense, un hombre con hijos, pobre pero que murió con dignidad, y que ese es el más feliz. Y Creso le dice: bueno, entonces quién es el segundo más feliz. Y Solón, que detestaba las lisonjas, le sale conque los segundos son  Cllobis y Biton,  igual, que en su pobreza tiene todo, nada de riquezas, y tiene familia y mueren también de manera gallarda. Y Solón, desesperado. “Y bueno, no aprecis mis riquezas y no me consideras feliz junto a esos desdichados”. Y Solón con otro mas, dándole a entender que no son las riquezas las que garantizan la felicidad (aunque sí ayuden a failitar la vida): “El rico con fortunas solo aventaja al feliz sin fortuna: satisface todos sus antojos y tiene recursos para hacer frente a los contratiempos. Pero el otro le aventaja en muchas cosas: disfruta de buena salud, tiene hijos honrados de quienes goza su presencia. Y si a esto se añade que tiene un final digno, entonces ese es el hombre feliz.

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Y así las cosas. Y estas historias de Herodoto solo empezando el primero de sus 9 libros. Claro que las cuento de manera breve, por el espacio. Ya volveré con el tema.

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