Reparaciones

1

Cuando el corazón está roto por asuntos de amor, no hay manera de repararlo, y solo el tiempo es el curandero de dicho órgano del buen latir. Se coincide en eso: la locura del amor afectando el corazón solo lo cura el tiempo. Dicen.

2

A los lentes a veces se le afloja un tornillito de las patas, las que le dan la flexibilidad para plegarlos a la armazón. Por eso frecuentemente hay que llevarlos a una óptica a que le den su ajustada. Treinta pesos cobran las muchachas de las ópticas, cincuenta cuando mucho. O uno debe adquirir un destornillador pequeño, propio para ese tipo de casos. Pero cincuenta no es mucho, porque aparte te sonríen, muy amables. Y esa atención vale mucho más.

3

A los libros a veces, por causa de mala impresión, se le van sacando las hojas y los cargamos como si fueran cartas de lotería, o la pasta se le desprende. Para ello debe uno tener cola o pegamento, como se le llame, y ponerle en los lugares que vaya siendo necesaria. 

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Hace como 38 años, "El pensamiento cautivo", del placo Czeslaw Milosz, un libro pequeño, de editorial cara, se había materialmente despegado completamente de todo, como carro desaparecido en el deshuesadero. Y acudí en Villahermosa con mi amigo el impresor Makalú, ex boxeador, y me lo dejó como si hubiera salido nuevo de la imprenta. Makalú tenía su imprenta allí por donde ahora es la catedral. "¿Cuánto es?, mi estimado Maka?", preguntole, "Nada ¡Que vivan los estudiantes! y el magisterio", me dijo. Por esos años yo trabajaba de maestro y estudiaba Ciencias de la Educación. Y editábamos un periódico, que el buen amigo impresor nos lo editaba e imprimía.

5

A veces un mueble requiere una manita de gato. Y basta una buena disposición de tiempo, y un barniz del color de nuestros gustos, lija de la medida necesaria, una brocha, música de fondo sea con Alexa u otra menos complaciente, y a sentirnos pintores de brocha fina. Y al rato vamos a ver el mueble como si fuera nuevo.

6

He visto en la página de mi amigo Francisco Javier Castillo "El Jefe", de Reynosa, compañero de grupo en la Normal, que su afición y gusto desde hace años es la reparación profesional de todo tipo de muebles. Y sube las fotografías del resultado: verdadera belleza. Sus fotos son comparativas como esas del tipo "un antes y después". 

7

Y he visto páginas en internet de personas aficionadas y especializadas en ese tipo de actividades. Aparte que son remunerativas, genera un bienestar interior, y hasta revolucionario. Me explico en este mundo de relaciones vacías, en el que el capitalismo salvaje orienta y empuja hacia el consumismo enajenan, que se va acentuando y agravando conforme pasa el tiempo, cuidar y reparar objetos, es verdaderamente un acto revolucionario, aunque suene exagerado y hasta utópico.

8

Por eso el concepto de "taller" está relacionado con reparaciones, sea mecánico, carpintería, hilados, de pintura o literarios y demás. En los literarios se reparan textos, sea del género que sea. Que aquí debe ir una coma, acá un acento, esta palabra sobra, aquí falta, esta palabra no corresponde, la imagen es forzada, la imagen es muy común, está lleno de "habas", de "ques", el final no convence, el personaje tal no está bien definido y etcétera.

9

Yo tenía roto elfamoso libro Cantos, poesía de Ezra pound, escritor estadounidense. Libro amado por muchas razones, voluminoso, de pasta gruesa, de original traía una cubierta bella que en el paso del tiempo, y de préstamo en préstamo la perdió. Su condición era pasta suelta, con polvo y varias hojas desprendidas. Ayer me puse a reparalo con pegamento simple y quedo bien armado, listo para su uso en nuevas lecturas, nuevas aventuras. Solo que ya no lo presto.

 

10

Y no sé si las almas muertas, agonizantes o indiferentes se puedan reparar.No lo sé.  De entrada quienes tienen tornillos “sueltos” así se sienten bien, ríen con razón y son muy creativos, imaginativos y varios de ellos verdaderos genios. Así que a eso no le movamos nada. Ahora, a lo de los corazones rotos, sí. “Entre un gran amor que se fue y el que vendrá, hay un espacio. En ese, juguemos al amor”. Así sugiere y recomienda el poeta español José María Fonallosa, a manera de reparación de corazones. Ha dicho. 






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