Parte 19.Mis 40 años en educación
Parte 19. Mis 40 años en educación
En mís años de estudiante, niño y joven, vi las condiciones en las que terminaban su vida laboral varios maestros de primaria. Así que al empezar mi trabajo docente en el 79, me dije que no iba yo a terminar así. Entonces tomé la irreflexiva decisión de no trabajar más de cinco años en primaria. Se que muchos de mis compañeros de Normal se jubilaron en primaria, y viven bien. Entonces en 1985 renuncié a mi plaza de primaria federal. No fue una decisión fácil. Una semana no dormía bien teniendo que deshojar la Margarita si renuncio o no. Finalmente luego de una licencia por tres meses sin goce de sueldo metí mi renuncia. Parecía que me tiraba de clavado en una alberca sin agua. Había conseguido trabajo provisional en la Dirección de Gobierno. Solo que era provisional. No sabía si mi destino me regresaría a educación o me alejaría de ella. Mi plan b siempre fue irme a Estados Unidos, con mis hermanas y sobrinos. El caso es que estaba fuera. Mientras seguía estudiando Ciencias de la educación. Una vez me encontré y saludé a mi director de secundaria en una visita que hice a Matamoros. El maestro Filemon Salazar Jaramillo. ¿Y ahora que haces? ¿Aque te dedicas? Trabajo en Tabasco. Y entré a estudiar en la universidad de allá. Le respondí muy ufano. ¿Y qué estudias? Ciencias de la educación. Noooo. Mejor hubieras entrado a estudiar Derecho. Me dijo. En la Ujat tuve de los mejores maestros. Lácides García Detjen. Dante Ruggeroni. El padre Heriberto Olivares Valentínez. Entre otros brillantes.
En mís años de estudiante, niño y joven, vi las condiciones en las que terminaban su vida laboral varios maestros de primaria. Así que al empezar mi trabajo docente en el 79, me dije que no iba yo a terminar así. Entonces tomé la irreflexiva decisión de no trabajar más de cinco años en primaria. Se que muchos de mis compañeros de Normal se jubilaron en primaria, y viven bien. Entonces en 1985 renuncié a mi plaza de primaria federal. No fue una decisión fácil. Una semana no dormía bien teniendo que deshojar la Margarita si renuncio o no. Finalmente luego de una licencia por tres meses sin goce de sueldo metí mi renuncia. Parecía que me tiraba de clavado en una alberca sin agua. Había conseguido trabajo provisional en la Dirección de Gobierno. Solo que era provisional. No sabía si mi destino me regresaría a educación o me alejaría de ella. Mi plan b siempre fue irme a Estados Unidos, con mis hermanas y sobrinos. El caso es que estaba fuera. Mientras seguía estudiando Ciencias de la educación. Una vez me encontré y saludé a mi director de secundaria en una visita que hice a Matamoros. El maestro Filemon Salazar Jaramillo. ¿Y ahora que haces? ¿Aque te dedicas? Trabajo en Tabasco. Y entré a estudiar en la universidad de allá. Le respondí muy ufano. ¿Y qué estudias? Ciencias de la educación. Noooo. Mejor hubieras entrado a estudiar Derecho. Me dijo. En la Ujat tuve de los mejores maestros. Lácides García Detjen. Dante Ruggeroni. El padre Heriberto Olivares Valentínez. Entre otros brillantes.
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