Parte 6 Mis 40 años en educación

Pasé mi primera noche en el curato de Jalpa de Méndez. Estaba fresca la. Madrugada. A las 5 de la. Mañana me despertó la misma señora, ama de llaves del padre Chepe. Me di un baño con agua muy fresca. Me alisté y salí a la sala. Me esperaba una taza de café con canela y pan dulce. La señora me dio mi bendición y adiós. En la noche antes de dormir me había dado para mi pasaje. Fui a la parada. Un camión Caballo blanco, azul celeste con blanco. Su ruta era Jalpa Comalcalco. Me bajaría en la entrada a Iquinoapa. Y de allí a esperar el que me llevaría a Benito Juárez. Una maestra me señaló donde bajarme. Y a esperar el transbordo. Todo el trayecto yo iba embobado mirando lo verde del paisaje. Altos árboles y arbustos. Había momentos en que la carretera parecía cerrada por las ramas de los árboles que de lado a lado se entrelazaban. Pasé el mentado Iquinoapa, un poblado, Huapacal. La primera de Benito Juárez y hasta llegar a la última comunidad de Jalpa de esa ruta. Benito Juárez 2a. Mi destino por cuatro meses. Allí estaba frente a mi la escuela. Doce grupos. Nueve en la mañana y tres en la tarde. Esta comunidad estaba formada por más o menos doscientas familias. Su actividad fundamental era la cosecha del cacao. Localicé la escuela. Y entré para presentar mi oficio. Su director era el maestro Juan Domínguez. Me dio la bienvenida. Y me asignó el grupo de 3er grado. Doce éramos maestros nuevos. De Oaxaca, Margarita. De Yucatán, Gilda Maria Mena, Guadalupe Vázquez Morín, Lupillo, de Monterrey, recientemente asesinado. Camita y Mateo, Tabasqueños. Entre otros. Y un servidor, de mi Matamoros querido.

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