Parte 9 Mis 40 años en educación

Me faltaba la cartilla militar. Y me dieron hasta noviembre para entregarla y quede el expediente completo. Y aprovechando que llovía mucho por el Día de muertos pedí licen Iá por tres días. Así que volví a mi Matamoros querido la semana del 1 al 5 de noviembre. A visitar mi escuela Normal. Y a caminar la calle Sexta como siempre. Platicaba yo de la exuberancia del paisaje en todas las tonalidades del verde. Y las lluvias que no se detenían por semanas. Noche y día. Tenía dos visiones de la existencia. Uno era el confort de familia y barrio. El otro, muy distinto. El de otro tono de voz, otro paisaje y clima. Otros sabores de la comida. En el segundo o tercer fin de semana en Tabasco, el viernes. Me pregunta Jorge Castillo en la salida. ¿A dónde van este fin de semana? Pues a ningún lado. No tenemos familia. Conocidos. Ni dinero. Pues no se queden y les invito a que se queden en mi casa. Y Salimos en el Cabello blanco rumbo a Jalpa. La casa de Jorge está aún frente. La vieja Gasolinera. A la salida de Amatitán. Nos presentó con su papá y su mamá. Don Francisco (Chico) y Doña Carmita. Qepd ambos. Muy hospitalarios. Al comentario nuestro de que nos atendía muy bien, su resouesta: porque quiero que. Usando mis hijos anden en otros pueblos o ciudades del país, lejanos, así los atiendan. Lo atiendo como a mis hijos. Dormimos en la misma habitación Jorge,Manolo -su hermano-, Lupillo y yo. Había una hamaca. Allí conocí la hamaca y dormí en ella. Al despertar, la sensación de estar lejos de papá y mamá. Y ya de pronto te llaman a desayunar. Lavas la cara. Y vas a la cocina. Y te sorprendes de ver tantas cosas a escoger. Entre tanto vi unos frutitos cocidos y empecé a comer. Que ricos. Hambre y sabor. Iba por el tercer fruto pequeño y tibio. Jorge y Manolo se ríen. Y dicen: eso tiene una cascarita que se le quita. Era la muy sabrosa castaña.

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