Quédate en casa

 Quédate en casa, si puedes. Hay miles de razones. Y hay suficientes motivos. Aprovecha tu tiempo. No hay fórmulas para estancias hogareñas. Cada quien sus hábitos, sus manías, sus hobbies. Jardin. Pintura. Mascotas. Programas de TV. Libros. El tiempo es oro. Y está a la alza. Descacharriza. Saca la ropa de la talla anterior. Inicia el hospital de libros. Habla por teléfono a los lejanos. Escribe cartas. Hay todo un mundo de posibilidades por hacer. Hay un libro de Daniel Defoe que se llama Diario del año de la peste. Se consigue en pdf. Si te parece, échale un ojo. Haz galletas. Súrtete de buena cantidad de café, que no falte.

Quédate en casa. Hazlo por ti, por tu familia,  por mi, por todos. La vida no retoña. No vuelve. Y el azar no es una ruleta rusa. Escucha y platica. Hemos perdido ese hábito en la familia.

Claro. Hay quienes no pueden hacerlo. Porque no tienen el privilegio de plaza. Ni tiene plata. Que viven al día. Y si el sustento es el trabajo del día. Cuiden su salud. Sigan las reglas. No las escribo porque ya todos la saben. Tiempo de reflexión.  Tiempo de encontrarse con uno mismo. De filosofar. Si puedes, quédate en casa. Ya está aquí la primavera.  Oportunidad de renacer. De rehacernos.

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