La oratoria

Antes, en activo, me han invitado de jurado en oratoria.  Ahora de jubilado también y lo agradezco de corazón. Soy aficionado a la enseñanza de la oratoria. Y tengo amigos oradores que lo son desde la secundaria. Los conocí a ellos en la escuela Normal. A mi casa llegaban a practicar, saliendo de la escuela, que la hora de salida era a las 9 de la noche. Entonces entre 10 y 11 de la noche entre semana. Y por las mañanas del sábado o domingo, seguían empeñados en mejorar sus participaciones, y así llegar con mejores oportunidades de triunfo. Y vaya que lo lograban. Siempre entre los primeros tres lugares. Los sufrían los vecinos. Aunque se asomaban para escucharlos.
Ya como docente siempre me ha interesado la expresión verbal de mis alumnos ante el público. Sea en exposiciones, en homenaje, o dando la bienvenida en las reuniones de padres de familia. Hoy a donde fui de jurado, recordaba que en 1994 o 1995 un alumno mío llegó a la final de telesecundaria, en la que quedó en segundo lugar, superado por una alumna del Jefe de Sector, entonces maestro, Elmer Jimenez Ricárdez.
Nunca he escrito algunos apuntes sobre la enseñanza de la oratoria. Hay especialistas que lo han hecho y muy bien. Yo puedo exponer algunas ideas, de la experiencia.
Siempre me ha llamado la atención el personaje Demóstenes considerado uno de los más grandes oradores griegos, del que se dice que de niño y joven era tartamudo, pero que se fijó una meta: ser un excelente orador, sino es que el mejor. Quienes lo escuchaban en esa pretensión se burlaban. Para lograrlo practicaba con empeño y dedicación, con piedrecitas en la boca,
Es decir: la práctica de la oratoria tiene dos partes fundamentales. Uno es la elaboración de la pieza de oratoria, que a su vez tiene mínimo tres partes diferenciadas: 1. introducción (exordio), 2. desarrollo del tema, con datos y argumentación y 3. conclusión o peroración. Y la otra parte es la exposición ante el público y tiene que ver con el manejo de voz, volumen, dicción, ademanes, todo ello para lograr el mantener la atención del público.
Muchos alumnos los preparan como para exponer un tema. Eso no es oratoria. Es bueno ese ejercicio de exponer un tema en clase, porque van agarrando seguridad. Pero reitero, no es oratoria.
La oratoria es el arte del pensamiento (pieza del discurso) y la palabra (su exposición pública) con el fin de conseguir adeptos para nuestras ideas. Un buen discurso puede echarse a perder en su mala exposición. Y una buena voz y dicción, y buenos ademanes, si no tiene un buen discurso, es una palabrería bien o regularmente expuesta. Las dos partes son inseparables y ambas requieren mucha atención en la preparación.
Por eso digo que ambas partes se complementan.


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