La luna

No vi la luna anoche. Me dicen que estuvo llena. Es de las imágenes más lindas que nos brinda la naturaleza. Y como somos muy distintos, se cuenta, a manera de broma, que una pareja, viendo la luna, ella, romántica le dice "mira que linda luna, brilla mucho". Y él, rupestre, le responde "sí, está muy buena como para matar puercos". Sí, pues. Habemos de todo.
Hay canciones que registran estos sentires. Celos de luna. Luna de octubre. Luna, lunera, cascabelera. Entre muchas otras. Nos han acompañado en toda la vida. Y la luna nos ha acompañado siempre. Es maravilloso ver en el medio rural a lo alto en las noches. No hay luces artificiales que distraigan. Y se muestra un espectáculo realmente sorprendente, de estrellas, estrellas fugaces, la luna, y algún otro satélite que el hombre tienen en el espacio. Pruebe, de vez en cuando. Y aprovechemos para reflexionar lo que somos como individuos ante la vasta naturaleza, ante el cosmos, y nuestra efímera temporalidad.
Recorta la luna en la ventana. Y siente el viento de la noche.  Si es de noche y platicas o miras de muy cerca, trata de ubicar la luna. Y será imborrable en la memoria. Es como parte de un escenario de película. Si construyes casa, trata de ubicar la sala y una habitación, hacia el horizonte donde se ve la luna. Siempre será grata su imagen, su guiño y su consejo. Además que de pronto lleva y trae consejo de amores lejanos.
Hay quienes buscan un conejo en ella. Hay quienes le atribuyen poderes especiales. Y algo hay de ello, por el pleamar, cuando sube la marea. Y la sabiduría popular señala que la luna influye en el corte de pelo, en las siembra y en los embarazos.
Cuando he manejado de noche y he tenido suerte de cielo despejado, siempre me agrada ver de reojo la luna, sea en mi frente o a los lados. Me siento átomo en movimiento. Y grande al percibir lo muy grande del cosmos. Los contemplativos no escriben sobre la luna, la miran y admiran, solamente. Y ese es el poema. Vivir el poema, no escribirlo.
Cuando salíamos de la Normal, y caminábamos en el grupo de amigos que vivíamos por la misma ruta, a veces la luna nos acompañaba. Nos sentíamos seguros con su luz. Y lo comentábamos. Era uno de nuestros temas. Y barbullaba en mi mente que era necesario escribir un verso, un poema completo o un discurso a la luna. Esto era siempre un sueño mía, que compartía con los amigos.
En 1969 se anunció la llegada del hombre a la luna. Se dice que es verdad. Se dice que fue un montaje. Todo es posible. En que sí fue cierto, se dice que las primeras palabras de Aldrin fue "Este es un pequeño salto del hombre, pero un gran salto para la humanidad". Que no es cierto, y se argumenta el movimiento de la bandera de la barra y estrellas a causa de viento, y que en la luna no hay viento. Así las cosas. Preferible que no hayan ido. Y mantener esa imagen de lejanía cercana al romanticismo del ser humano.
Los poetas también tienen su poema de luna. Uno de los más conocidos es el de Jaime Sabines, mexicano de Chiapas, he aquí un fragmento: "La luna se puede tomar a cucharadas /o como una cápsula cada dos horas./ Es buena como hipnótico y sedante/ y también alivia 
a los que se han intoxicado de filosofía..."  Y he aquí un haikú muy conocido: Tras las montañas/¿es eso un rubor?/ luna de otoño.


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