Hola, qué hace
El día se va rápido o lento, según quien lo percibe, según lo que se hace. Precisamente es el título de este texto. Hola, qué hace. De entrada escuchar y ver la rueda de prensa a la que llaman mañanera. Tan de mañana el presidente y algunos funcionarios comunican algunos planteamientos que se considera necesario difundirlos. Y hoy era especialmente esperada, porque con anticipación se había dicho que se entraba oficialmente a la fase dos. Se dijo: mañana en la mañanera se darán a conocer algunas medidas adicionales. Y es precisamente que se entra a la segunda etapa.
Evitemos andar en la calle. Aislemos a los de la tercera edad (yo). No hagamos ni asistamos a reuniones mayores de cien personas (ninguna) y desplegar la sana distancia. Es sencillo. Algunas medidas parecen ridículas. Pero la enfermedad y menos la muerte son ridículas. Son de pesar, y de gran y mayor pesar si es alguien cercano o muy cercano. sí que tomemos medidas.
Ayer leí en la Jornada que murió Lucía Bosé, madre de Miguel Bosé. Y este diario cabeceó que fue por coronavirus. El país había titulado que fue a causa de neumonía. Parece contradictorio. Pero el virus covid 19 genera enfermedades desde leves hasta alguna mortal, relacionadas con el sistema respiratorio. Y en China se denominó Neumonía de Whan, a quienes enfermaron y fallecieron por afección de este virus.
Pero bueno, este espacio no es para hablar del coronavirus. Es para en mi caso escribir. Y el tema por estos días en todas las casa es la cuarentena. Y referir lo que hacemos, que bien puede ser cualquier cosa de nuestros afectos u obligaciones.
Yo ayer transmití en Facebook live lectura de poemas, uno del poeta cubano José Kozer, Te acuerdas Sylvia; y otro de Ernesto Cardenal, Oración por Marylin Monroe. Experiencia que enriquece utilizar el tiempo y el internet, para comunicarnos.
Al poeta cubano de origen judío, radicado en Estados Unidos desde la infancia, lo leí de manera casual alguna tarde de otoño de 2008. Casualidad con causa. Se asoma uno a algún libro de poemas Y empiezas a leer algo que sientes redactado en un estilo deshilachado. Que va siguiendo una línea narrativa que el lector común no encuentra, pero que siente un ritmo que lo mueve. Y a partir de allí traté de conseguir un libro de él, a buscar en librerías, hasta que fui encontrando algunos. Y los de Ernesto Cardenal, ni se dihga, poeta nicaragüense, activista político contra el régimen de la dictadura de Anastacio Somoza, formando parte del frente Sandinista. Un libro de él lo conocí en 1978, acercado por mi compañero de escuela Oscar Eligio, y difundimos sus poemas en el periódico de la escuela. El famoso libro de los epigramas. Libro cuadrado, rojo, editado por Siglo XXI, que en el trayecto de nuestros años compramos unas diez veces y lo regalamos otras tantas veces, por sus poemas de conquista. "Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido...". El caso es que hice transmisión en vivo para los pocos lectores que tengo.
Leo algo. Me asomo a cualquier libro. A cualquiera que anda por los lugares donde transito. Sea de poemas, narrativa. Y luego lo dejo. Uno que voy siguiendo más o menos es el Cien años de soledad. No digo que en relectura. Es la primera vez. En otros intentos, dos o tres, llegué a la página 100 o 200.
Y me motiva el horno de la estufa. Ayer traté de hacer unas gorditas de harina, pero me quedaron como galletas, muy sabrosas, a quien acompañé en la mañana con café. Unos e los retos es hacer el pan que llaman blanco o bolillo. Uno de estos días voy a probar. Aprovecho mandar saludos al maestro Carlos Vázquez, compañero de escuela desde la primaria. En su familia es tradición hacer pan. Y él de vez en cuando nos presume bandeja de conchas o donas que hace. Un abrazo, brother.
Una de las sugerencias es limpiar el área y los utensilios, además de guardar bien los bots donde guardamos los ingredientes que se utilizan. Que todo quede a como estaba antes de hacer el pan. Je, je. Porque hay reclamos siempre en casa, o mínimo caras serias.
Y atiendo una perrita cachorra que come mucho y le gusta jugar, como todo cachorro. Y muerde mis pies. Y me ladra, fiero, cuando la ignoro.
Ah, y no puedo dejar de consignar que estoy viendo la serie El chivo, basada en la novela La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa, sí, el que acuñó la frase que México veía con el predominio del PRI una "dictadura perfecta". Y refiere hechos y excesos del dictador de la República Dominicana Rafael Leonidas Trujillo, que gobernó ese país vecino de Haití, por más de treinta años, en intermedio con presidentes "títeres".
Un poco de todo.
Más tarde, Facebook live, con lectura de poemas.
Evitemos andar en la calle. Aislemos a los de la tercera edad (yo). No hagamos ni asistamos a reuniones mayores de cien personas (ninguna) y desplegar la sana distancia. Es sencillo. Algunas medidas parecen ridículas. Pero la enfermedad y menos la muerte son ridículas. Son de pesar, y de gran y mayor pesar si es alguien cercano o muy cercano. sí que tomemos medidas.
Ayer leí en la Jornada que murió Lucía Bosé, madre de Miguel Bosé. Y este diario cabeceó que fue por coronavirus. El país había titulado que fue a causa de neumonía. Parece contradictorio. Pero el virus covid 19 genera enfermedades desde leves hasta alguna mortal, relacionadas con el sistema respiratorio. Y en China se denominó Neumonía de Whan, a quienes enfermaron y fallecieron por afección de este virus.
Pero bueno, este espacio no es para hablar del coronavirus. Es para en mi caso escribir. Y el tema por estos días en todas las casa es la cuarentena. Y referir lo que hacemos, que bien puede ser cualquier cosa de nuestros afectos u obligaciones.
Yo ayer transmití en Facebook live lectura de poemas, uno del poeta cubano José Kozer, Te acuerdas Sylvia; y otro de Ernesto Cardenal, Oración por Marylin Monroe. Experiencia que enriquece utilizar el tiempo y el internet, para comunicarnos.
Al poeta cubano de origen judío, radicado en Estados Unidos desde la infancia, lo leí de manera casual alguna tarde de otoño de 2008. Casualidad con causa. Se asoma uno a algún libro de poemas Y empiezas a leer algo que sientes redactado en un estilo deshilachado. Que va siguiendo una línea narrativa que el lector común no encuentra, pero que siente un ritmo que lo mueve. Y a partir de allí traté de conseguir un libro de él, a buscar en librerías, hasta que fui encontrando algunos. Y los de Ernesto Cardenal, ni se dihga, poeta nicaragüense, activista político contra el régimen de la dictadura de Anastacio Somoza, formando parte del frente Sandinista. Un libro de él lo conocí en 1978, acercado por mi compañero de escuela Oscar Eligio, y difundimos sus poemas en el periódico de la escuela. El famoso libro de los epigramas. Libro cuadrado, rojo, editado por Siglo XXI, que en el trayecto de nuestros años compramos unas diez veces y lo regalamos otras tantas veces, por sus poemas de conquista. "Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido...". El caso es que hice transmisión en vivo para los pocos lectores que tengo.
Leo algo. Me asomo a cualquier libro. A cualquiera que anda por los lugares donde transito. Sea de poemas, narrativa. Y luego lo dejo. Uno que voy siguiendo más o menos es el Cien años de soledad. No digo que en relectura. Es la primera vez. En otros intentos, dos o tres, llegué a la página 100 o 200.
Y me motiva el horno de la estufa. Ayer traté de hacer unas gorditas de harina, pero me quedaron como galletas, muy sabrosas, a quien acompañé en la mañana con café. Unos e los retos es hacer el pan que llaman blanco o bolillo. Uno de estos días voy a probar. Aprovecho mandar saludos al maestro Carlos Vázquez, compañero de escuela desde la primaria. En su familia es tradición hacer pan. Y él de vez en cuando nos presume bandeja de conchas o donas que hace. Un abrazo, brother.
Una de las sugerencias es limpiar el área y los utensilios, además de guardar bien los bots donde guardamos los ingredientes que se utilizan. Que todo quede a como estaba antes de hacer el pan. Je, je. Porque hay reclamos siempre en casa, o mínimo caras serias.
Y atiendo una perrita cachorra que come mucho y le gusta jugar, como todo cachorro. Y muerde mis pies. Y me ladra, fiero, cuando la ignoro.
Ah, y no puedo dejar de consignar que estoy viendo la serie El chivo, basada en la novela La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa, sí, el que acuñó la frase que México veía con el predominio del PRI una "dictadura perfecta". Y refiere hechos y excesos del dictador de la República Dominicana Rafael Leonidas Trujillo, que gobernó ese país vecino de Haití, por más de treinta años, en intermedio con presidentes "títeres".
Un poco de todo.
Más tarde, Facebook live, con lectura de poemas.
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