1 Vamos a tomarnos un café, solo uno, hoy muy de mañanita, que sea nuestro mañanero, caliente, fuerte y espumoso. Si le acompañamos de pan, solo es para desafiar la dieta. Nos viene bien, aun si café no fuera, y lo sea un té de frutas tropicales o de manzanilla cuando menos, según ya la edad y necesidades que uno tenga. 2 Tomar café solo es una delicia, porque se mete uno en sus cosas, elucubraciones y demás. Pero tomarlo acompañado es otra manera de conocer el paraíso, bien porque sea un amigo, bien y mejor porque sea una amiga, y se le echa vuelo a la hilacha de la palabra. Y se deslizan ideas, sueños, aspiraciones, motivaciones, apuntes para un texto, sea relato, cuento o novela. O se guarda en el tintero de la memoria un verso salido sin esfuerzo. Y la risa domina el ambiente, de tal manera que los vecinos de mesa, se sorprendan y reconozcan la felicidad a unos metros de distancia, o unos metros más ahora por lo de la pandemia. 3 Así que todo tiempo es de café. Sea domingo como hoy